A pesar de las muchas incertidumbres presentes, tanto de índole puramente económica, como también, geopolítica, el hecho es que la economía mundial avanza a pleno pulmón. Así, todas las grandes economías mundiales están creciendo de forma sincronizada, una onda positiva a la que también se suman las economías emergentes. Y esta reactivación de la economía mundial conduce necesariamente a nuevas necesidades de infraestructuras, que movilizan cuantiosas inversiones.
Buena muestra de ello es China, que ya ha dado el pistoletazo de salida al nuevo corredor del comercio mundial que integrará Europa, Asia y África, la Nueva Ruta de la Seda, que movilizará más de 160.000 millones de euros para su puesta en marcha. No es solo un asunto de economías emergentes; en Europa, el conocido como Plan Juncker quiere movilizar al menos 260.000 millones de euros, mientras que el plan de infraestructuras que el presidente Trump ambiciona para EE.UU. contempla inversiones en infraestructuras equivalentes a 1,2 billones de euros. Este proceso de transformación del mundo requiere, pues, una ingente financiación y ahí es donde jugarán un papel de palanca los Project Finance Bonds, bonos destinados a proyectos concretos, cuya retribución está soportada por el flujo de ingresos esperado por estos mismos proyectos.
Y en este ámbito destacan especialmente los llamados Green Bonds, para infraestructuras verdes, que según el Banco Mundial (el primer emisor de la historia de este tipo de activos) han pasado en 10 años de cero a más de 150.000 millones de dólares (unos 122.350 millones de euros) a nivel mundial. Entre 2016 y 2017, las cifras del Banco Mundial arrojan un crecimiento en volumen de emisión del orden del 80% y la expectativa es que en 2018 se marque un nuevo récord, ya que los proyectos de energías renovables están creciendo en todo el mundo. En definitiva, por todos los rincones crecen las oportunidades de inversión; también en España, por supuesto.
No en vano, una compañía que es referente mundial en energía eólica, como es Iberdrola, ha admitido públicamente que su objetivo para 2018 es superar los 2.000 millones de euros en emisiones de bonos verdes. Y es que las economías maduras también ofrecen oportunidades de inversión cuando el ciclo es claramente alcista, como ocurre en la actualidad.
En España, por ejemplo, este será el quinto año consecutivo de crecimiento, nuestro pronóstico es que el PIB se expandirá a una tasa del 2,5% y no es descartable que supere esta cifra si se mantienen la mejora del empleo (esperamos que la tasa de paro se sitúe en el 15,1%, la mejor cifra en 10 años) y el dinamismo exportador. Esta reactivación, unida al regreso del sector renovable, tras unos años de duro ajuste, favorece la aparición de nuevas oportunidades.
Por una parte, muchos de los proyectos gestados antes de la crisis van ahora justos para cumplir con sus obligaciones de deuda estructurada diseñada bajo escenarios pre-crisis y buscarán refinanciación a más largo plazo, para acomodar su deuda al nuevo escenario de ingresos. Por otra parte, creemos que el Plan Extraordinario de Carreteras, que se licitará de aquí a 2020, será un gran driver para la emisión de Project Bonds. Lo mismo ocurre con el objetivo 20/20/20 de la Unión Europea, por el que en el año 2020 las energías renovables deberían representar al menos el 20% del total de las fuentes energéticas comunitarias, mientras que la eficiencia energética debería mejorar un 20% y la emisión de gases de efecto invernadero, reducirse un 20% en comparación con los niveles de 2005. El cumplimiento de estas metas ecológicas requiere la construcción y adecuación de instalaciones e infraestructuras, parte de cuya financiación se articulará a través de Project Bonds y en este sentido esperamos nuevas emisiones de bonos en el mercado español a partir del segundo semestre de este año.
En resumidas cuentas, el tema central, tanto en España como en el resto del mundo, es la transformación de los modelos productivos hacia una economía más verde. En este sentido, la Comisión Europea estima que serán necesarios 180.000 millones de euros anuales en el ámbito comunitario para cumplir con los objetivos globales de lucha contra el cambio climático. Unas inversiones que se deben centrar en energía e infraestructuras, los dos sectores cuya financiación más encaja con los Project Bonds, por su tamaño y su capacidad para estructurar cash-flows predecibles.
El movimiento es global. El camino hacia la transformación del mundo está claro y para que esa senda desemboque en una nueva realidad, la financiación a través de Project Bonds jugará un papel determinante. Desde un punto de vista de inversión, la oportunidad está servida.
Adolfo Estévez, Managing Director de Axesor Rating