El índice S&P 500 no experimentó durante el 2017 una corrección de más del 3% y estaba claro que este nivel de estabilidad no es natural para una clase de acciones que se encuentra en la parte inferior de la estructura del capital corporativo, la cual recoge los flujos de efectivo residuales para bien o para mal.
Por eso, las fuertes turbulencias vistas la semana pasada eran previsibles y existen varios catalizadores que prometen volver a agitar el mercado en los próximos trimestres.
Reforma fiscal
Hace más de dos años que escribimos acerca de la probabilidad de una reforma fiscal corporativa y del beneficio potencial tanto para la economía como para los precios de las acciones. Ahora que se aprobó el proyecto de ley, una pregunta importante es la siguiente: ¿Cuánto del beneficio derivado de los recortes fiscales está ya teniendo incidencia y reflejándose en el precio de los títulos valores?
Aunque la mayoría de las estimaciones de ganancias y análisis ascendentes oficiales de las compañías, así como las estimaciones consensuadas de ganancias comienzan el 2018 sin tener en cuenta explícitamente el beneficio por las menores tasas de impuestos, creemos que los precios de las acciones han tenido en cuenta en gran medida unos impuestos más bajos a nivel agregado del mercado.
No creemos que el mercado haya estudiado en profundidad los posibles ganadores y perdedores y tenido en cuenta las posibles presiones competitivas para compartir parte del beneficio fiscal con los trabajadores y los clientes.
Esto puede conducir a una dispersión más amplia de los retornos a nivel de sectores y de acciones.
MiFID II
El 3 de enero de 2018 entraron en vigor nuevas y amplias reglamentaciones que afectan los mercados de capital. Dichas reglamentaciones, conocidas como MiFID II, abarcan una amplia gama de temas, pero el que recibe la mayor atención es la separación de las comisiones por transacciones financieras, separando el costo de la investigación del costo de realizar una transacción.
Aunque las MiFID II son un conjunto de reglas europeas, es probable que el impacto se sienta a nivel mundial.
En primer lugar, significará una mayor presión a la baja sobre los pagos por investigación externa de corretaje. Esto, a su vez, conducirá a una reducción en la calidad y los niveles de cobertura, en particular de las empresas de pequeña capitalización, lo cual es una tendencia que ya está en marcha. Esperamos que la eficiencia de los precios del mercado sufra y que la volatilidad aumente; ambos representan factores positivos para los gerentes activos.
Una pregunta común es, ¿cuál es el mayor riesgo en el mercado en este momento? El problema es que cualquier factor de riesgo que fácilmente viene a la mente, ya se puede ver reflejado en el precio de las acciones. Los riesgos de mayor impacto son aquellos que no tienen aún un precio asignado.
Un riesgo que se alejó de la mente de los inversores durante la segunda mitad de 2017 fue la posibilidad de un mayor proteccionismo a nivel comercial. Después de la reforma fiscal, dicho riesgo está a punto de retornar como uno de los temas de amplia discusión en los mercados durante la primera mitad de 2018.
Hay una serie de decisiones sobre comercio que el presidente Trump puede tomar unilateralmente. Unas políticas consecuentes combinadas con respuestas probables de parte de los gobiernos extranjeros tendrían implicaciones para el dólar estadounidense y las compañías multinacionales.
Conclusión
Los catalizadores potenciales mencionados anteriormente no conforman una lista exhaustiva. Otros eventos a monitorear incluyen: las acciones que tomen los bancos centrales, los desarrollos geopolíticos y las elecciones de mitad de período en los Estados Unidos.
Muchos inversores emplean el término “volatilidad” como un sustituto de la palabra riesgo. Es cierto que cuando los niveles medidos de la volatilidad implícita se disparan, tienden a coincidir con la caída de precios de las acciones.
Sin embargo, a finales de 2017 vimos el fenómeno de una volatilidad modestamente mayor junto con el aumento en el precio de las acciones. Por lo tanto, unos niveles de volatilidad moderadamente más altos no son necesariamente indicativos de acciones a la baja.
Eddie Perkin es director de Inversión de Capital y líder del equipo ‘value’ de Eaton Vance Management.