El valor del bitcoin se ha más que duplicado en el segundo trimestre, convirtiéndose en la divisa con mejor rendimiento a nivel global en ese periodo. En enero de 2016, un bitcoin valía en torno a 430 dólares, y hoy en día supera los 2.500 dólares. Muchos inversores se han interesado por el bitcoin debido a su destacado desarrollo, pero solo unos pocos entienden realmente cómo funciona. A continuación, examinamos qué es el bitcoin y algunas de las oportunidades y obstáculos para su desarrollo.
Con el endurecimiento de las políticas monetarias de los principales bancos centrales, consideramos que los inversores deberían analizar con reserva este nuevo instrumento.
El bitcoin es una “criptomoneda” potenciada por un registro digital llamado Blockchain. La distinción entre criptomonedas como el bitcoin y la tecnología subyacente del Blockchain es esencial. Bitcoin es una red de pago descentralizada. Es una versión “peer-to- peer” de dinero electrónico que permite pagos online entre partes, sin necesitar usar intermediarios como entidades financieras.
Blockchain es el registro público que recoge todas las transacciones, donde los usuarios pueden verificar la validez de cada operación. Actualmente, muchos expertos creen que dichas tecnologías podrían cambiar el futuro de la industria financiera.
Blythe Masters, mundialmente conocido como el creador de los CDS (credit default swap), está convencido de que el Blockchain es comparable con el crecimiento de internet a principios de los 90. Muchos inversores conciben el bitcoin como una fuente de diversificación para invertir, a pesar de que las criptomonedas son altament volátiles. Las transacciones en bitcoin son irreversibles, porque ningún intermediario puede bloquearlas. Todo usuario de bitcoin posee una “cartera” virtual y las transacciones siguen un método trasparente.
Cada 10 minutos un proceso llamado ‘mining’ (minería) crea nuevos bitcoins, lo que implica recopilar las transacciones recientes en bloques virtuales. Cuando un minero termina la recopilación de una serie de bloques, él o ella es premiado con bitcoins. Cualquiera con acceso a Internet y el equipo informático apropiado puede convertirse en minero. Los inversores también pueden comprar bitcoins en el mercado abierto.
Solo se crearán 21 millones de bitcoins, pero como se dividen en subunidades, en la práctica no hay un límite para el número que potencialmente podría existir. No obstante, se pueden adquirir bitcoins sin el proceso de ‘mining’ como con cualquier otra divisa convencional. Aunque hay diferentes formas de comprarlos, los intercambiadores de confianza son los más fiables. Cuando elegimos intercambiadores de bitcoin, como Bitsquare o Coinbase, es conveniente realizar una auditoría en términos de credibilidad, protección, seguridad, privacidad y control de fondos.
Existen múltiples ventajas en la utilización de bitcoin como sistema de pago. Las transacciones son posibles en cualquier parte del mundo, en cualquier momento, y con cualquier persona. Los costes son bajos en comparación con los métodos de pago convencionales. Es, además, una red de pago transparente y segura: el usuario puede verificar cualquier transacción en el registro virtual, sin banco central o gobierno que intervenga en el proceso. Además, es una divisa que fluctúa de manera transparente solamente determinada por la oferta y la demanda. El sistema no retiene información personal de sus usuarios, solo direcciones que tienen dos secciones: una “clave pública” y una “clave privada”.
Cualquiera puede mandar bitcoins a una clave pública, pero únicamente el usuario que conoce la clave privada puede gastarlos. Existen varios desafíos importantes para la expansión del bitcoin. Actualmente, la divisa sólo es aceptada por relativamente pocos negocios, aunque las compañías grandes, como Whole Foods o Microsoft (Windows Store), están empezando a aceptarla. Su volatilidad es también una desventaja clave. Las criptomonedas no tienen un valor intrínseco, ya que no están basadas en ningún activo subyacente, como las reservas de oro.
Como la cantidad total de bitcoin en circulación y el número de empresas usándolas es muy limitado, su valor puede verse influido sustancialmente por las acciones de escasos usuarios. En teoría, los bitcoins también podrían perder valor bajo determinadas circunstancias económicas, como la hiperinflación. Además, las autoridades han manifestado supreocupación respecto al bitcoin y posibles actividades ilegales como blanqueo de dinero.
Mientras que la moneda virtual no es completamente anónima – los bitcoins dejan registros públicos – puede ser muy complicado verificar la identidad verdadera de los usuarios. En el futuro, el sistema estará probablemente sujeto a las regulaciones que existen para sistemas financieros similares. La competencia también es un asunto a tener en cuenta: actualmente el bitcoin representa más de dos tercios del total de divisas virtuales, pero monedas competidoras, como Ethereum, están expandiéndose rápidamente.
A pesar de que el bitcoin ha registrado una serie de récords históricos este año, alcanzando los 2.900 dólares en junio de 2017, recomendamos que los inversores sean cautos. La volatilidad y la creciente competencia son asuntos fundamentales, y continúa siendo extremadamente complicado valorar las criptomonedas. También creemos que parte del actual éxito de bitcoin se puede atribuir al exceso de liquidez generado por los principales bancos centrales, mediante la combinación de tipos de intereses muy bajos y programas de compra de activos.
A medida que las condiciones de políticas monetarias globales – en EE.UU., Europa y otras regiones – se restrinjan, pensamos que el rendimiento de bitcoin puede resentirse. Desde nuestro punto de vista, Blockchain, la tecnología disruptiva que posibilita el bitcoin, puede presentar una oportunidad más apasionante. Para los inversores dispuestos a usar su dinero en este escenario tan rápido y cambiante, pensamos que las tecnologías de pago emergentes podrían suponer una manera interesante de acceder a las tendencias innovadoras del futuro.
Stephane Monier es jefe de inversiones de Lombard Odier.