Tras una economía mundial aparentemente en constante expansión, un hecho sorprendente y, en cierto modo, inesperado ha hecho un discreto acto de presencia en los últimos trimestres: Europa ha batido a Estados Unidos en crecimiento del PIB. Hoy en día, incluso muestra más dinamismo cíclico que la mayoría de las economías emergentes. ¡Eso sí que es un giro de 180 grados!
Hace tan solo unos años, las sucesivas crisis en las economías periféricas, los temores sobre la desintegración del euro y la recesión que asolaba toda la región habían convertido a la zona euro en el ‘patito feo’ (y desesperado) de la economía mundial. Si la recuperación de Europa ha ido avanzando discretamente, de repente se encuentra en el candelero porque: el riesgo político a corto plazo ha desaparecido tras las elecciones francesas y la economía estadounidense está perdiendo fuelle, en contra de la mayoría de las expectativas sobre el programa económico de Trump.
La espectacular racha de cifras sólidas y superiores a las expectativas en Europa sigue su curso. Alemania y España van a la cabeza, pero la zona euro en su conjunto disfruta de unas condiciones económicas muy favorables. Todas las encuestas apuntan a que el Viejo Continente es la zona más dinámica de la economía mundial a día de hoy.
Convertirse en el cisne de la economía mundial implica que la atención probablemente se centre en la normalización de la política monetaria y en los posibles riesgos alcistas para la moneda, dos factores que pueden convertirse en última instancia en lastres para la dinámica actual, como ha sido el caso de Estados Unidos desde 2014. Sin embargo, todo apunta a que la robusta dinámica económica actual durará, como mínimo, hasta finales de año en Europa, un hecho positivo para la economía mundial en un momento en que el crecimiento estadounidense está decepcionando y China lucha por reequilibrar su modelo económico.
En general, la economía global continúa experimentando un crecimiento positivo del PIB. Entre los principales mercados, destaca claramente la zona euro, tanto en términos de tasa de expansión como en dinamismo, mientras que Estados Unidos y China experimentan una ralentización en su dinámica de crecimiento. El Viejo Continente y Japón son actualmente las únicas grandes zonas económicas que crecen por encima de su potencial a largo plazo.
Desde los datos de abril, las tasas de inflación ya no se han visto notablemente distorsionadas por los efectos de base relacionados con el petróleo. Así pues, la inflación ha regresado a un «aburrido» entorno de niveles bajos pero de signo positivo en las economías desarrolladas. En el universo emergente, la estabilización de las divisas y las políticas monetarias restrictivas ayudan a contener, e incluso a revertir, las dinámicas inflacionistas.
En cuanto a la política monetaria, probablemente la atención se centre más en el BCE que en la Fed en lo relativo a la normalización en el segundo semestre del año, ya que el BCE tendrá que ser muy cauteloso al comunicar la normalización gradual de su política monetaria si no quiere socavar la recuperación europea. Sin embargo, la naturaleza expansiva de las políticas monetarias en todo el universo desarrollado —que tan necesarias hizo la combinación de inflación baja y endeudamiento elevado— no desaparecerá.
Columna de SYZ AM escrita por Adrien Pichoud