La adquisición de un vehículo (ETF) o un fondo de inversión indexado, referido a valores internacionales, que se entendería como gestión propia, se asemeja en la práctica a la contratación de un tercero.
También en esa modalidad, que no requiere contactarlo ni contratarlo, el administrador entrega recursos a un tercero, quien decidió la estructuración de un índice generalmente “activo”, y la mecánica de su administración: los valores y ponderaciones que forman parte del portafolio, así como cuándo y cómo sustituirlos o rebalancearlos.
Una gran diferencia es que el vehículo o fondo está a disposición de todos alrededor del mundo, gracias a que el gestor lo lista en alguna bolsa de valores, donde se negocia como una acción, mientras que un mandato se hace para un solo inversionista, con contrato de por medio. Un administrador puede elegir entre una larga lista de vehículos globales, regionales, nacionales o sectoriales ya configurados; por su parte, un mandato obedece a un portafolio que se va a configurar apenas, por lo que se deben discutir su horizonte geográfico y pretensiones, además de hacer variadas definiciones a medida del mandante.
La inversión en ETFs internacionales congrega las ventajas y beneficios descritos de la gestión propia y los mandatos. Si acaso, requieren labor de análisis y cierto nivel de especialización menores que la gestión propia pura. Fitch Ratings considera que la mera entrega de activos a un tercero no garantiza ni maximiza el potencial de rendimientos, ni que la gestión vaya a ser mejor o más eficiente que la que podría realizar un administrador directamente con sus medios. La calificadora aprecia, en cambio, que la figura permite aprovechar las capacidades de inversión de reconocidos gestores internacionales, propicia la transmisión de experiencia y conocimiento del mandatario al mandante, y es una forma de diversificar las decisiones, lo que contribuye a su vez a mitigar los riesgos de mercado. Fitch estima que las tres formas de acceder a instrumentos internacionales, es decir, gestión propia, vehículos o fondos y mandatos, pueden combinarse y ejecutarse a la vez para aumentar las posibilidades de mejorar el desempeño.
Columna de Fitch México escrita por Adriana Beltrán y Arturo Rueda