El alza importante de tasas en la segunda mitad de 2016, que se acentuó en noviembre y diciembre, repercutió en el rendimiento anual otorgado por los fondos de deuda. Si se considera el promedio de rendimiento anual por tipo de fondo, el grupo con rentabilidad más baja al cierre de diciembre de 2016 fue el de mediano y largo plazo, con el 3,17%, muy cercana a la de los fondos de corto plazo del 3,33%. Ambas cifras fueron inferiores a la inflación, situada en el 3,36%. Los fondos de deuda de moneda extranjera otorgaron un rendimiento anual mucho más alto, del 18,05%.
Al observar la gráfica siguiente, el público esperaría ver que los fondos de inversión en deuda de mediano y largo plazo mostraran el rendimiento anual más elevado y superior a la inflación, dado el riesgo que contienen y su orientación a generar un rendimiento mayor. Sin embargo, en los últimos 12 meses, medidos a cierre de diciembre de 2016 se aprecia lo contrario: un retorno generalmente menor que el de los fondos de deuda de corto plazo y consistentemente inferior a la inflación. Incluso, durante varios meses, no existió prácticamente margen de diferencia entre el promedio del rendimiento anual de los fondos de corto plazo y el de los de mediano y largo plazo. En cierta medida, este comportamiento se debió a la reducción significativa del diferencial de tasa entre Cetes a 28 días y bonos gubernamentales a tasa fija a 10 años (M10), producto del alza general de las tasas.
El diferencial disminuyó desde 330 puntos básicos a diciembre de 2015 hasta 167 puntos básicos a diciembre de 2016, lo que hizo menos atractivos a los bonos porque, en un mercado alcista, su supuesto beneficio se convierte en perjuicio ante la imposibilidad de ajustar su tasa. Los fondos de mediano y largo plazo se refugiaron en emisiones de menor riesgo, como valores gubernamentales de menor plazo o emisiones con tasa revisable, lo que contribuyó a que la trayectoria de su rendimiento fuera similar a la de los fondos de deuda de corto plazo.
A pesar de la volatilidad de las tasas, tanto los fondos de deuda de corto plazo como los de mediano y largo plazo reflejaron una variabilidad mucho menor en su retorno que la que experimentaron los de moneda extranjera, cuyo desempeño y riesgo está ligado fundamentalmente al del tipo de cambio.
El rendimiento promedio de todos los fondos de deuda fue del 4,92% a diciembre de 2016, como resultado de la inclusión de títulos de menor vulnerabilidad y de la inversión en instrumentos de moneda extranjera. No obstante, resultó inferior a la tasa de los Cetes a 28 días (5,77%) debido al número reducido de fondos con divisas y al enfoque general del sector, que consistió en tratar de afrontar la volatilidad del mercado mediante baja duración y riesgo crediticio menor.
Un reto importante que enfrentan los fondos de deuda es mantener su crecimiento en un entorno de volatilidad de tasas y devaluación del peso. A mediano plazo, si la mayoría mantiene su enfoque de inversión, hacia valores gubernamentales de duración menor a un año y/o de tasa revisable, y se siguen observando rendimientos similares o inferiores a la inflación, el monto de sus activos en administración podría reducirse ante la posibilidad de traslados de los inversionistas a alternativas de inversión tradicionales.
Columna de Fitch México por Bertha Cantú