¿La perspectiva de una economía en rápido crecimiento significa que las bolsas de un país seguirán una trayectoria ascendente similar? O, a la inversa, ¿las débiles perspectivas económicas de un país lastran los retornos de mercado de renta variable? No necesariamente, aunque muchos inversores tienden a ver el PIB como un indicador de la dirección de los precios de las acciones.
Es un error común. Pero en realidad, hay poca correlación entre ambos. Y ese es un punto importante, porque comprender los verdaderos factores que mueven los precios de las acciones puede ayudar a los inversores a descubrir oportunidades, evitar trampas y establecer expectativas de retorno más realistas.
¿Por qué existe esa percepción errónea?
En su búsqueda del rentabilidad, especialmente a medida que los mercados se vuelven más complejos, los inversores a menudo basan su análisis en un dato equivocado. En este caso, creen que la actividad económica tiene algún valor predictivo en la predicción de la dirección de los precios de las acciones.
Lo que es importante reconocer es que dos tercios del PIB se basan en el gasto de los consumidores. Dado que esto es generalmente cierto en la mayoría de las economías, el PIB es esencialmente sólo un indicador del crecimiento de la población y del gasto del consumidor. Los precios de las acciones, por otra parte, son un mecanismo de descuento del valor de una empresa, que es su valor estacionario (el valor de la empresa) más sus flujos de efectivo futuros. Como refleja el siguiente gráfico, históricamente hemos visto muy poca correlación entre los dos.
¿Qué significa esto en términos de establecer las expectativas para la rentabilidad de las acciones?En primer lugar, el PIB no tiene que estar creciendo en lo que la mayoría consideraría una tasa normal para que los inversores encuentren rendimientos adecuados en el mercado de valores, ni tampoco una economía en auge se traduce en mayores rendimientos de las acciones.
Así que si el PIB no arroja mucha luz sobre los precios de las acciones, ¿dónde deberían buscar los inversores las señales? En una palabra, en los beneficios (o ganancias). La fórmula más simple para valorar una acción, es el precio/ganancias. Los inversores utilizan índices PER, que reflejan las ganancias históricas en comparación con el precio actual de las acciones, o PER proyectados, que comparan las expectativas de ganancias con el consenso de 12 meses con el precio de hoy. De cualquier manera, lo más importante es que las ganancias, o los beneficios, por lo general tienen mucho peso en la dirección de los precios de las acciones.
Con el tiempo, el múltiplo del mercado de renta variable ha sido aproximadamente de 15 veces los ingresos. Fuera de periodos de valoración extremos, o burbujas, como a finales de los 90, cuando el índice S&P 500 alcanzó un máximo histórico de aproximadamente 26 veces los ingresos, lo que más importa entre los componentes de los precios de las acciones son las ganancias.
Considerando los beneficios y los precios
He aquí alguna evidencia histórica. Cuando miramos al histórico de las empresas que han hecho dinero (línea roja en el gráfico) en comparación con las que no lo han hecho (línea amarilla en el gráfico), vemos que las que tienen ganancias suben más que las que pierden dinero, lo que no es sorprendente. Pero la magnitud de la rentabilidad es significativa. En los últimos 20 años las empresas que fueron rentables subieron más del 650% (acumulado), mientras que las no rentables bajaron un 23%.
La capacidad de ver el potencial de la rentabilidad futura (o la falta de ello) con anterioridad a lo que ha descontado el mercado es la habilidad más crítica de un gestor activo. Una parte importante de esto es entender en qué parte del ciclo está el producto o servicio de una compañía (gráfico 3), ya que esto puede ayudar a estimar los flujos de efectivo futuros. ¿Puede una empresa fijar los precios porque hay poca competencia y alta demanda, o su proposición de valor ya no es única?
Concéntrese en los fundamentales
La cuestión es que los inversores necesitan pensar cuidadosamente sobre los datos que utilizan para tomar decisiones. La importancia de diferenciar entre lo que es ruido y lo que son señales fundamentales significativas probablemente nunca ha sido mayor. Ese es un desafío para muchos, porque mientras que la tecnología ha hecho que la información sea fácilmente accesible, también tienta a los inversores para actuar en disparadores falsos. Entender el valor de las compañías individuales a largo plazo no tiene que ver con el nivel actual de los tipos de interés, la tasa de crecimiento de la economía o las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Más bien, son los fundamentales los que impulsan el flujo de efectivo, es el flujo de efectivo el que impulsa los beneficios y son los beneficios los que impulsan los precios de las acciones.
Robert M. Almeida es investment officer en MFS.