El sistema político italiano es conocido por su inestabilidad y por los grandes obstáculos que plantea a la hora de realizar reformas de calado. La cámara alta y la cámara baja tienen igual poder y las coaliciones se encuentran con enormes dificultades para conseguir mayorías claras, lo que se traduce en una parálisis política y frecuentes cambios de gobierno. Las últimas iniciativas para abordar este problema están amenazando ahora con desestabilizar al gobierno y dar más peso a las fuerzas contestatarias, lo que también podría afectar a la recapitalización del sector bancario.
El primer ministro Matteo Renzi y su Partido Democrático han hecho grandes esfuerzos durante los últimos dos años para impulsar reformas estructurales que racionalicen el marco político y económico de Italia. Las reformas de las instituciones, el mercado laboral y el poder judicial han contribuido a revitalizar el crecimiento económico tras casi cuatro años de contracciones.
La reforma constitucional que ha emprendido Renzi, llamada con todo merecimiento “la madre de todas las reformas”, puede dividirse en dos procesos independientes:
La reforma electoral (o “Italicum”): Aprobada en 2015, su objetivo es reducir la inestabilidad en la cámara baja del parlamento italiano. Con la nueva ley electoral, el partido que consiga más votos controlará la cámara baja con el 55% de los escaños.
La reforma del Senado: La intención es poner fin al bicameralismo perfecto, de forma que se reduzca sensiblemente el poder de la cámara alta. Por lo tanto, la reforma constitucional desplazará el centro de gravedad político hacia la cámara baja, reforzando así la capacidad del partido mayoritario para aprobar leyes y reformas.
En 2015, Renzi anunció que la reforma constitucional tenía que ser aprobada por el electorado italiano directamente mediante referéndum, previsto para el 4 de diciembre de 2016. Un aspecto importante es que Renzi vinculó su mandato al resultado del referéndum, comprometiéndose a dimitir si no lo ganaba. En lugar de centrarse en las profundas reformas constitucionales propuestas y que Italia necesita para simplificar su marco normativo y estimular el crecimiento, el referéndum se ha convertido en una moción de censura contra el gobierno actual y una votación muy politizada sobre el mandato de Renzi.
Los partidos de la oposición están aprovechando la oportunidad para hacer oír su voz, sobre todo el contestatario Movimiento Cinco Estrellas (M5E), que se ha impuesto en las elecciones municipales de ciudades clave como Roma y Turín. Goza de un gran apoyo social y es un serio adversario en las próximas elecciones. Irónicamente, se beneficiaría si dichas elecciones se celebraran con el nuevo sistema electoral, ya que no tendría que formar coaliciones con otros partidos.
La inquietud del mercado lastra los precios de los activos
El “no” va por delante en las encuestas y está ganando terreno, por lo que se ha descontado ampliamente un resultado negativo en el referéndum. Una encuesta reciente a inversores reveló que previsiblemente el “no” tendrá un efecto mayoritariamente neutral en la bolsa italiana. Del mismo modo, tras varias semanas de mal comportamiento frente al bund alemán y los bonos españoles, los BTP italianos cotizan actualmente a un nivel coherente con un resultado negativo el 4 de diciembre.
Pero el “no” sería otro acto de protesta contra el statu quo y la clase política, lo que impulsaría las tendencias populistas que están enraizando en todo el mundo. Los mercados estarán muy atentos a la reacción de Renzi y a las implicaciones para el gobierno italiano.
La hipótesis de referencia de los mercados es que habría una remodelación del gobierno en la que Renzi seguiría como primer ministro, o bien un nuevo gobierno de coalición formado por los socios de coalición actuales.
Aunque el impacto de este escenario en el mercado probablemente sería reducido, el nuevo gobierno se centraría en dar marcha atrás a la ley electoral “Italicum”, lo que haría encallar la agenda de reformas.
En un escenario más extremo, si Renzi se atiene a lo prometido y dimite sin una remodelación del gobierno, cabe la posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones. Entonces, el M5E recibiría un nuevo impulso y tendría muchas probabilidades de hacerse con el poder. Los mercados no se tomarían a la ligera el auge de los partidos contestatarios y demandarían una prima de riesgo más alta por los activos italianos.
Para los inversores, el mejor resultado, al menos a corto plazo, sería una victoria de Renzi en el referéndum, ya que desaparecería el descuento en los precios de los activos a causa del riesgo de que el resultado sea negativo. Es improbable que Renzi convoque elecciones anticipadas, dado que el M5E seguiría teniendo un fuerte apoyo entre el electorado y podría superar al PD si los comicios se celebraran con la ley electoral actual. Es un riesgo que Renzi no estaría dispuesto a correr.
¿Oportunidades para los inversores?
Conforme se aproxime el momento del referéndum, los mercados italianos probablemente sigan dando muestras de volatilidad. Sin embargo, tras varios meses de peor comportamiento relativo por la expectativa de un desenlace negativo, algunos activos cotizan con precios atractivos.
Los bonos italianos se beneficiarán del apoyo continuo del BCE
La deuda pública italiana ha acusado el aumento del riesgo político y las inquietudes en torno a los retos del sector bancario. A pesar del apoyo continuo del Banco Central Europeo (BCE) a través de su programa de compras de deuda pública (Public Sector Purchase Programme, PSPP), los BTP se han comportado peor que la deuda pública de los países centrales de Europa y otros países de la periferia. El diferencial entre los tipos del BTP a diez años y el bund a diez años está ahora en niveles más altos que inmediatamente después del referéndum británico en junio. Pero aún más acusado es el diferencial entre los BTP italianos y sus homólogos españoles, que está en máximos de cuatro años.
Aunque podríamos ver cómo se redobla la presión sobre los BTP a medida que nos acerquemos al referéndum, consideramos que la reunión del BCE que se celebrará poco después, el 8 de diciembre, es mucho más importante para la deuda pública italiana. No estamos de acuerdo con los rumores que sugieren que el BCE anunciará una reducción de las compras de bonos.
La inflación subyacente sigue lejos todavía del objetivo del BCE y se prevé que no lo alcance en un futuro próximo, por lo que el Consejo de Gobierno de la entidad tendrá poderosas razones para ampliar el programa de relajación cuantitativa más allá de marzo de 2017. Además, tendrá que aplicar algo más de flexibilidad en relación con las limitaciones que impone la clave de capital para abordar el problema de escasez que se está planteando. La deuda de los países de la periferia va a beneficiarse de cualquiera de estos cambios y los BTP son especialmente atractivos a los niveles en los que se mueven actualmente sus tipos.
Los valores no financieros están menos afectados
Aunque un resultado negativo en el referéndum crearía volatilidad a corto plazo y lastraría a la banca italiana, las consecuencias más allá del sector financiero probablemente sean más leves.
Conclusión
El rechazo social a la clase dirigente y al gobierno está dificultando las reformas que tanto necesita Italia. El referéndum de diciembre se ha convertido en una moción de censura contra el primer ministro Matteo Renzi, que no sale bien parado en las encuestas. Si se desata otra crisis política en Italia, no solo sufrirían un revés las reformas políticas, sino que también se reducirían las posibilidades de resolver completamente los problemas que sufren los bancos italianos.
A pesar de la incertidumbre que se avecina, los activos de renta fija italianos son atractivos a los niveles actuales. Los BTP descuentan ya un resultado negativo y se beneficiarán del apoyo del BCE. Los bonos corporativos emitidos por los campeones del sector financiero nacional van a beneficiarse de los esfuerzos de recapitalización y ampliación de capital, que irán en detrimento de los accionistas, mientras que el programa de compra de bonos corporativos del BCE mantendrá los tipos de la deuda corporativa no financiera bajo control. La volatilidad del mercado también brinda oportunidades para los inversores que pongan sus miras fuera del sector financiero.
Andrea Iannelli es director de inversiones en Fidelity y Alberto Chiandetti es el gestor del Fidelity Funds Italy Fund.