Tras cinco años de importantes revisiones a la baja en los beneficios de las empresas asiáticas, empezamos a presenciar indicios esperanzadores de que esta tendencia está remitiendo. Si bien podría tratarse, en parte, de un reajuste de las expectativas previas, demasiado elevadas (depositadas en el potencial de reformas en la India o el despegue de las empresas chinas del segmento de Internet), también supone una grata señal de que las empresas están empezando a ser más disciplinadas en sus programas de inversión y si política de retribución a los accionistas. Todo ello, junto con los primeros indicios de un repunte en la demanda, nos hace ser más optimistas sobre un contexto de oferta/demanda más equilibrado, que debería traducirse en una mayor capacidad de fijación de precios a largo plazo por parte de las empresas asiáticas.
Si bien la capacidad ha sido excesiva debido a el optimismo sobre Asia y, en concreto, sobre el crecimiento chino, estamos empezando a observar una mayor disciplina de capital. En los últimos años, cuando China parecía una locomotora del crecimiento que nadie podría parar, las empresas aumentaron considerablemente su capacidad. El drástico aumento de la oferta desbancó a la demanda, lo que dio lugar a un periodo de deflación, ya que los precios sufrían presiones y se produjeron revisiones a la baja de los beneficios como resultado de la presión en márgenes. En vista del elevado nivel de oferta, las empresas asiáticas han dedicado los últimos años a racionalizar sus planes de inversión. Esto se refleja en la reforma de la oferta y la consolidación de la industria local en China, lo que está llevando a las empresas locales a centrarse en los márgenes y en los beneficios en vez de en el crecimiento del volumen de ingresos. Debido a la reducción de la competencia y del exceso de capacidad, estamos empezando a asistir a indicios de nuevas tensiones de precios en el sistema, lo que ayuda a las empresas a recuperar la capacidad de fijación de precios.
En cuanto a la demanda, dado que las empresas no están convencidas sobre la demanda futura se han aferrado en mantener posiciones en liquidez en vez de invertir en sus negocios a pesar de que los tipos de interés están en niveles históricamente bajos. No obstante, desde hace poco hemos empezado a ver un cambio en esta tendencia: las empresas asiáticas han empezado a reducir sus reservas de efectivo y aumentado sus programas de recompras de acciones y dividendos. También valoramos de manera positiva los primeros indicios sobre el incremento de la demanda donde los principales indicadores adelantados, el consumo de cemento, la construcción o la venta de inmuebles han empezado a repuntar.
Creemos que Asia actualmente se encuentra actualmente cerca de un punto de inflexión y que una mejor gestión del capital, un mayor control sobre la capacidad y los primeros indicios de recuperación de la demanda deberían sentar las bases para unas rentabilidades mejores y más sostenibles en la renta variable de la región.
Visión alcista:
- El ritmo de las revisiones de beneficios a la baja en Asia está remitiendo a medida que las empresas se muestran más disciplinadas y empezamos a asistir a los primeros indicios de un repunte en demanda.
- Un contexto de oferta/demanda más equilibrado brinda una oportunidad de compra interesante en la renta variable asiática.
Visión bajista:
- A medida que mejoran los beneficios, tanto las empresas como los gobiernos podrían retomar malos hábitos del pasado y gastar demasiado.
- La demanda sigue siendo débil y requiere mayores recortes en la oferta, lo que supondría repercusiones negativas para el empleo y, por extensión, para las tendencias de consumo.
Columna de Andrew Swan, responsable de renta variable asiática para la división de renta variable fundamental del grupo de estrategias de gestión activa de BlackRock