El colapso del precio del petróleo a mediados de 2014 se suponía que era el comienzo de un período de crecimiento rápido que traería mejores rentabilidades de las inversiones. El resultado, por desgracia, no ha sido como estaba previsto. Aunque los precios han subido considerablemente en algunos períodos (por ejemplo, en China en 2014 y los bonos europeos lo hicieron en 2015) ha habido otros períodos en los que el pesimismo ha influido en todas las clases de activos. En este momento estamos en un entorno de mercado difícil. A pesar de contar con mejores perspectivas para la segunda mitad del año, somos cautelosos sobre el futuro a corto plazo.
El mercado de venta masiva que afectó a los mercados mundiales en los primeros meses del año fue una respuesta general al temor sobre las perspectivas de crecimiento y, por defecto, a los bonos de alto rendimiento de Estados Unidos. Los hechos ocurridos desde el referéndum del Reino Unido el 23 de junio han sido catárticos y es probable que sean de larga duración. Aunque Asia en su conjunto no está profundamente casada con el Reino Unido, los mercados asiáticos son muy sensibles al crecimiento mundial, los flujos de inversión y las tasas de interés en dólares estadounidenses. Lo que suceda después en Europa será crucial para la perspectiva de Asia en los próximos seis meses.
¿Qué significa el Brexit?
A pesar del consenso se sigue creyendo que el Reino Unido pronto saldrá de la UE pero esto no es cierto. El Reino Unido puede decidir si quiere dejar la UE aunque eso supondrá que se ponga en marcha el artículo 50 del Tratado de Lisboa que regula el proceso de retirada. Bruselas no puede desencadenar una salida del Reino Unido ofreciendo concesiones fáciles para mantener a Gran Bretaña en juego. Incluso si se decide a salir, el Reino Unido seguirá siendo un miembro de pleno derecho de la UE hasta que expire el periodo de aviso de dos años. Las negociaciones podrían durar más tiempo a pesar de la designación reciente de un nuevo primer ministro en el país.
Sin embargo, las perspectivas a largo plazo de Gran Bretaña y el nivel de apoyo para la celebración de otros referéndums en Europa serán imputs importantes a lo largo de la segunda mitad de 2016 para tomar decisiones de inversión. Es muy probable que el Reino Unido pierda con la recesión, a pesar del gran apoyo del Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo. También es probable que el voto a favor del Brexit siga añadiendo incertidumbre al comercio transfronterizo y a los mercados de capitales de la Europa continental. Por esa razón, el voto a favor del Brexit ha hecho de los mercados europeos una apuesta de inversión menos atractiva.
¿Cómo le afecta a Asia?
Con la caída de la libra y el capital buscando refugios seguros en dólares estadounidenses y yenes japoneses, los efectos para Asia son varios. Europa es un gran jugador en los mercados mundiales, representa el 17% del producto interno bruto mundial (PIB) si lo medimos a paridad de poder adquisitivo. La Organización Mundial del Comercio (OMC) asegura que la Unión Europea representa cerca de una quinta parte del comercio mundial de bienes y servicios, pero el Reino Unido, en cambio, representa sólo una fracción de esa cantidad. Casi el 60% del comercio del Reino Unido es con EE.UU. y la UE. Un mero 7% del comercio del Reino Unido es con China por lo que para el país esto no supone nada.
En otras palabras, las perspectivas de Asia dependen del comercio ininterrumpido con Europa no con el Reino Unido y, en todo caso, en cómo afecta al crecimiento global el resultado del referéndum. Los bancos centrales de Asia, el Tesoro y la Reserva Federal de Estados Unidos tienen una capacidad considerable para estimular el crecimiento si es necesario. El Banco Popular de China y el Banco de Japón (BOJ) han abierto durante muchos años líneas de intercambio para ayudar a aquellos que requieren liquidez. Y lo más probable es que el banco central de Estados Unidos sea más cauteloso con el aumento de las tasas de interés a pesar del informe de empleo estadounidense más fuerte de lo esperado en julio.
¿Qué debemos esperar en la segunda mitad de 2016?
Suponiendo que la interrupción continúa al mismo tiempo que el Reino Unido negocia los términos de su salida de la UE, la estrategia más adecuada sigue siendo una leve preferencia por los bonos ante las acciones. Los bonos corporativos y soberanos en los mercados emergentes lo han hecho bien al disminuir la inflación (por ejemplo, en Indonesia) y las divisas se han estabilizado. A partir de aquí, las principales estrategias para la segunda mitad del año siguen siendo dos: la búsqueda de oportunidades de valor y tratar de mantener las carteras con cierto riesgo para aprovecharse de la recuperación cuando finalmente llegue.
Eso se consigue a través de la reasignación de los valores de renta variable: cogiendo europeos y añadiendo valores de Asia-Pacífico (India y Corea tienen una amplia oferta y potencial de crecimiento) y las acciones de Estados Unidos para la profundidad de mercado. Cuando hay un susto existencial en los mercados, como lo hubo en Europa en 2011/12, una proporción mayor de las acciones estadounidenses garantizó su condición de refugio. Asimismo, mantener el oro como cobertura contra el riesgo geopolítico puede ser apropiado.
Y en términos de bonos y divisas asiáticas, los bajos tipos de interés de Estados Unidos son positivos para los bonos no bancarios y lo son muy probablemente también para las divisas de Asia una vez los mercados respondan a las medidas de estímulo. La inversión en Asia en la segunda mitad del año no se centra exclusivamente en la diversificación de los mercados locales. Cabe tener en cuenta que esta diversificación en términos globales se ha llevado a cabo en una región del mundo donde el riesgo político ha ido disminuyendo en los últimos años.
La estrategia de China
Muchas instituciones han tenido una visión negativa sobre las acciones y bonos chinos en los últimos nueve meses. La falta de claridad en el Beijing industrial, concretamente en el cambio de divisas y las políticas de reestructuración bancaria han llevado a muchos distribuidores de activos a mantener menos activos chinos de lo que sería normal. Las acciones, especialmente las de los bancos, parecían caras cuando el nivel de la deuda y la baja rentabilidad de los préstamos fue tomado en consideración. La renta fija, que ha disfrutado de un cierto número de años fértiles, se ha vuelto menos en boga ya que los precios bajos de los productos han afectado a las perspectivas de crecimiento y la pesada carga de la deuda empresarial de China se ha sumado a las dudas sobre la sostenibilidad financiera. Según Bloomberg, la deuda corporativa correspondía al 165% del PIB a finales de 2015. Siguen existiendo oportunidades en renta variable y renta fija, pero a finales de 2016 el papel de la asignación de activos radicará en elegir los instrumentos o sectores específicos en lugar de hacer una elección entre bonos o acciones.
La clave para la renta fija china serán los tipos de interés en renminbi, los tipos de interés de Estados Unidos y el dólar americano. En la actualidad hay poco interés en tener bonos en renminbi porque las rentabilidades prácticamente han desaparecido por la cobertura de costes. Los mercados están descontando la depreciación del 2-3% a doce meses y los bonos del Estado a 10 años en China ofrecen una rentabilidad del 2,85% -una parte muy pequeña de retorno neto y con riesgo de duración-. Los bonos del gobierno de China a 2 años ofrecen menos de la mitad del 1% en yield para la reducción en el riesgo de duración. No hay mucha compensación. Para los créditos en dólares estadounidenses se trata de nombres específicos -bonos con un potencial de buenas rentabilidades, la disciplina de servicio de deuda y donde no haya sensibilidad a las tasas de interés de Estados Unidos y a los dólares-.
Para la renta variable, el panorama es similar. Los bancos de China ofrecen buenos pagos de dividendos, pero existe un panorama incierto debido a la morosidad. Las valoraciones del consenso no parecen haberse ajustado a la desaceleración del crecimiento y todavía están en riesgo de disminución en 2017. En cuanto a la preferencia por las acciones H cotizadas en Hong Kong versus las acciones A cotizadas en China, la mejor apuesta es la primera incluso con probabilidades de turbulencias causadas por el Brexit.
Columna de Mark McFarland, economista jefe para Asia en Union Bancaire Privée (UBP).