Acabamos de atravesar unos cuantos años pésimos para la relación entre los datos económicos y los mercados financieros. Ya fueran datos fuertes o débiles, los mercados prácticamente los han ignorado. Toda la preocupación del mercado parece centrarse en lo que van a hacer los bancos centrales. Pero, al menos, los datos económicos ya tienen con quien compartir sus miserias: el mercado también ha empezado a ignorar los eventos geopolíticos.
El voto del Reino Unido para salir de la UE fue visto como una mala noticia para el mercado, y al igual que con otros acontecimientos negativos, el mercado espera que los bancos centrales intervengan con más estímulos monetarios para hacer que todo el mundo se sientan mejor. Por lo tanto, la tesis empieza a ser que si el resultado de un evento geopolítico es positivo, entonces los activos de riesgo repuntan, y si el resultado es negativo, los bancos centrales compensarán cualquier desventaja para los activos de riesgo. Cara, ganan. Cruz, no pierden.
Hacia el final del año pasado el mercado había estado esperando que el Banco de Inglaterra (BOE) subiera los tipos de interés al menos en 2016, y que luego procediera con alrededor de un alza anual. Cuando las preocupaciones sobre la economía mundial empeoraron a principios del año, se redujeron las probabilidades de que hubiera subidas de los tipos. Pero en febrero, cuando se anunció la fecha del referéndum, el mercado decidió que muy probablemente la política monetaria permanecería sin cambios al menos hasta dentro de tres años. Tras la sorpresa del resultado, el mercado está valorando en serio que se produzca este año un recorte de los tipos de interés por parte del BoE. Probablemente la única razón por la que el mercado no está valorando más recortes se debe a que el Banco de Inglaterra es reacio a imponer las tasas a cero o negativas. Pero aún podría haber una ampliación de los programas de flexibilización cuantitativa.
Y es que este es un shock específico de Reino Unido y en ausencia de una política fiscal, se entiende que es el BOE el que tiene que lidiar con el. Pero el mercado también ha decidido que la Reserva Federal va a frenar el ritmo durante un par de años también. La Fed ha estado adoptando un tono más pesimista en los últimos tiempos, pero aún hay una caída sustancial en las expectativas de tipos tras el resultado del referéndum Reino Unido.
Este impacto sobre la Reserva Federal parece un poco sorprendente. Los flujos comerciales entre el Reino Unido y EE.UU. es significativo, pero apenas es suficientemente grande con para afectar a la política de la Fed. La libra ha caído mucho frente al dólar, pero el índice general de la fortaleza del USD ha cambiado muy poco. Esto solo deja como opción los canales de contagio financiero, pero en todo caso la reacción del mercado ha sido mucho más moderada de lo que casi nadie esperaba de antemano. La relación entre los mercados financieros del Reino Unido y la necesidad de la Fed de esperar en su subida de tipos de interés parece ser algo inconsistente.
El impacto en el mercado de divisas no es sólo importante para los ingresos, también es importante para los compradores extranjeros. Si usted invierte fuera del Reino Unido, entonces al FTSE no le afecta cuál es el valor de la libra, pero si se preocupa por el valor de su moneda. Así que los recortes de tipos de interés del Banco de Inglaterra le ayudan menos dado que esa rebaja de tipos hace caer la divisa. Incluso si las posiciones están en su mayoría cubiertas, el comprador marginal mirará el FTSE y decidirá si vale la pena comprar. Por ejemplo, en una base de dólar, el FTSE 100 y FTSE 250 han caído considerablemente y no se han recuperado. En otras palabras, los inversores extranjeros no se sienten atraídos por comprar renta variable británica a pesar del hecho de que ahora es más barato para ellos.
En el resto de la UE, muchos en el mercado esperaba una reacción de aversión al riesgo bastante dura en la zona euro. Efectivamente, el día después del referéndum, en Italia y en España la deuda pública cayó 20 puntos básicos y Alemania repuntó más o menos en la misma cantidad. Pero poco después de España comenzó a subir (su elecciones tuvieron un resultado relativamente favorable al mercado) e incluso Italia se recuperó. Ahora España cotiza más ajustada a Alemania que antes del referéndum de Reino Unido, y lo mismo sucede en Italia, aunque a un ritmo absoluto menor.
El mercado parece indiferente a las consecuencias para el resto de la zona euro de la salida de Reino Unido. Una vez más, existe la expectativa de que el banco central intervenga para hacer el proceso más fácil. Pero al Banco Central Europeo le está resultando cada vez más difícil llevar a la práctica su política monetaria (en gran parte debido a sus propias reglas), por lo que planteamiento podría llegar a ser demasiado optimista.
En un mundo globalizado, la interdependencia de las principales economías y sus bancos centrales es a la vez fuerte y complicada. Pero si hay algo que parece que el mercado puede estar esperando demasiado es un impacto en EE.UU., y muy poco en el resto de la UE.
Joshua McCallum es responsable del equipo de economistas de renta fija de UBS AM.