El pasado fin de semana, la gran noticia en la India fue que el gobernador del Banco de la Reserva de la India, Raghuram Rajan, no intentará renovar su mandato, que expira en septiembre. Afirmó que iba a volver definitivamente a la Universidad de Chicago, ‘su casa en el ámbito de las ideas’ y dijo que estaba abierto a esperar a ver cómo evolucionan las cosas, pero que tras la debida reflexión y consulta con el gobierno, ha decidido no pedir una extensión. Aunque los cambios siempre son incómodos y crean incertidumbre, a veces, nuestra reacción a estos anuncios debe tener en cuenta un contexto más amplio.
Durante los últimos tres años, Rajan ha sido un influyente y cualificado gobernador del banco central. Se le atribuye la puesta en marcha de unas cuantas políticas clave, entre las que se encuentra la adopción de metas de inflación usando el índice de precios al consumidor (IPC), en lugar del índice de precios al por mayor (IPM). El IPC tiene un mayor componente de alimentación, un factor que afecta más al ciudadano medio. Y eso implica que para llevar a cabo políticas monetarias acomodaticias, el gobierno tiene que hacer mejoras estructurales para reducir la inflación en el precio de los alimentos, históricamente un punto doloroso para todo el mundo.
Rajan también presionó a los bancos para que reconocieran los activos no productivos que había en el sistema bancario. Esta limpieza del sistema bancario junto con la creación de la nueva Ley de Concursos, debe servir bien al país de cara a los ciclos crédito futuros. Junto con el Gobierno, Rajan también anunció la formación por ley del nuevo Comité de Política Monetaria (MPC). Esta nueva regulación adopta las mejores prácticas de otros países e institucionaliza el mecanismo de fijación de los tipos de interés.
La introducción de estos cambios, formarán parte del legado de Rajan, y deberían dar buenos resultados incluso después de su partida. Ampliando su mandato, Rajan podría haberse quedado para ver cómo operaban estos cambios, pero hay una serie de factores que están fuera de su control. Durante su mandato, los precios de las materias primas colapsaron y la balanza de pagos de la India se benefició, haciendo repuntar la divisa. Es poco probable que este viento a favor existan en el futuro. Por lo tanto, hay posibilidades de que los próximos dos años sean más difíciles que los últimos tres.
Rajan es el gobernador número 23 del Banco de la Reserva de la India desde 1935 y cuando termine habrá estado dos años en el cargo. Incluso con una ampliación de mandato, la media de permanencia de un gobernador es de sólo tres años y medio, frente a los periodos más largos en EE.UU. El banco central, junto con otras instituciones que incluyen el Tribunal Supremo, siempre ha sido un pilar de fortaleza en la India. Los anteriores gobernadores anteriores también han sido reputados diseñadores de políticas monetarias.
Ciertamente, ya hay varios candidatos muy cualificados que ya están siendo considerados para el cargo. En términos más generales, la calificación de la salida de Rajan como «Rexit» le ha dado a la decisión un toque sensacionalista. Esta «personalización» de la función de gobernador de una institución tan importante es algo que gusta a la prensa, pero dada la fortaleza del banco central, demostrada a lo largo de muchas décadas, creo que a pesar de que el estilo de comunicación directa impulsado por Rajan puede cambiar, la sustancia de las políticas del Banco de la Reserva de la India perdurarán.
Rahul Gupta es portfolio manager de Matthews Asia y co-gestiona el fondo Pacific Tiger.