En un reciente viaje de análisis a Tailandia, he tenido la oportunidad de evaluar algunas percepciones erróneas comúnmente aceptadas sobre las perspectivas a largo plazo para la economía del país.
Uno de los errores más comunes acerca de Tailandia, por ejemplo, es que su población envejece rápidamente y esto hace que sus bolsas y empresas sean relativamente poco atractivas para los inversores en comparación con los países vecinos como Filipinas, Vietnam, Myanmar o Indonesia. Creemos que esta generalización olvida el dinamismo de varias empresas tailandesas. El conjunto de oportunidades que presentan muchas empresas va más allá de una población de unos 68 millones de personas.
Las empresas tailandesas han hecho progresos, ramificándose a los países vecinos para participar en su crecimiento y aprovechar la existencia de una población más joven. Las similitudes culturales y del mundo de los negocios han hecho más fácil para las empresas una expansión rentable a las regiones colindantes.
Otra idea errónea es que Tailandia, con su PIB per cápita de aproximadamente 6.000 dólares, se ha quedado atascada en una población con ingresos medios. El temor es que Tailandia podría no ser capaz de pasar de una economía basada en la manufactura y la agricultura a una más especializada en los servicios. La economía tailandesa en efecto necesita de reestructurar su plantilla ya que aproximadamente el 42% de la población trabaja en el sector de la agricultura, lo que contribuye menos del 11% al PIB.
Sin embargo, creemos que se han sentado las bases políticas para que la economía pueda pasar a una economía basada en el conocimiento. Por ejemplo, la continua inversión del gobierno en la educación, que supuso más del 21% del presupuesto nacional en 2012, ha dado lugar a una tasa de matrículas en la educación universitaria que está entre las más altas de la ASEAN.
En los últimos años, un error común entre los inversores extranjeros ha sido el de dividir Tailandia regionalmente entre «Bangkok» y «el interior del país». Esto se hace así porque el «interior del país» está significativamente subdesarrollado y depende en gran medida de la agricultura. Pero en base a nuestro análisis, creemos que esta división es, tal vez, demasiado simplista. Por ejemplo, el análisis de los operadores de centros comerciales ha descubierto centros «rurales» que están, de hecho, en grandes ciudades que prosperan gracias al turismo y al comercio transfronterizo.
Reestructuración económica
También hemos descubierto que la población local, especialmente los burócratas, todavía creen que Tailandia es bastante resistente a las perturbaciones internas y externas. Lo llaman la «Tailandia de Teflón», para sugerir nada queda adherido a ella. Sin embargo, podrían estar sobrestimando ese nivel de resistencia. Tailandia aún no se ha recuperado del golpe de estado de 2014. La sustitución del gobierno democráticamente elegido y el nombramiento de una junta de gobierno ha dado lugar a un período de incertidumbre de falta de acción política. Una consecuencia de esto ha sido la pérdida de cuota de mercado de la inversión extranjera directa a países como Vietnam, Filipinas e Indonesia.
Creemos que una reestructuración de la economía es necesaria dado el envejecimiento de la población de Tailandia, el menor crecimiento global y la competencia de los países vecinos. El gobierno parece haber entendido la urgencia de la situación y ha dado a conocer una serie de políticas para mejorar las infraestructuras básicas del país. A corto y medio plazo, esto debería ayudar. A más largo plazo, nos gustaría ver un sistema de gobierno más sostenible que inspire confianza a los inversores locales y a los extranjeros para invertir capital a largo plazo en el país.
Tarik Jaleel es research analyst en Matthews Asia.