La gran noticia económica reciente a nivel global fue la profundización de la política monetaria expansiva por parte del Banco Central Europeo (ECB). Si bien el mercado esperaba cierta relajación de la política, el ECB fue mucho más allá de lo esperado, con cuatro medidas muy potentes. Primero, bajó las tres tasas de interés que se utilizan para controlar la tasa de interés interbancaria, tanto la tasa “techo” (desde 0.30% a 0.25%) como la “piso” (desde -0,30% a -0,40%) como la de referencia (desde 0,05% a 0%). Esta tasa de referencia en cero tiene una implicancia adicional, como veremos más abajo. Respecto de la tasa de depósitos (piso) ésta constituye un incentivo a prestar por parte de la banca comercial, ya que impone un mayor costo a mantener reservas (depósitos) en el ECB.
Segundo, se aumentó el monto mensual a comprar de bonos (QE) desde 60.000 millones de euros hasta 80.000 millones de euros, cuando se esperaba que subiera sólo a 70.000 millones de euros. Tercero y muy relevante, a partir de ahora el ECB también podrá adquirir bonos corporativos no bancarios, restringido a grado de inversión y a empresas basadas en la zona Euro. Finalmente, se estableció un nuevo programa de entrega de liquidez de largo plazo (LTRO) para la banca, que se ejecutará a través de cuatro de estos “LTRO II”, uno cada trimestre, en los cuales los bancos recibirán fondos a la tasa de referencia (es decir, cero por ahora) con incentivos a prestar, los cuales podrían llevar la tasa hasta la de depósito (hoy -0.40%). Durante su discurso posterior, Draghi mencionó que las condiciones de tasa de interés se espera se mantengan por un período prolongado, seguramente mucho más allá del “QE”.
La reacción de las autoridades del ECB parece consecuente con la situación de la inflación en la zona Euro. En enero de acuerdo a su versión definitiva los precios aumentaron 0,3% en doce meses, inferior al 0,4% estimado inicialmente pero por sobre el 0,2% de diciembre. La subyacente subió, desde 0,9% a 1%. Pero en la estimación preliminar de febrero Eurostat anunció que la inflación fue de -0,2% la cual si bien fue causada principalmente por la baja en la energía (petróleo) también fue ocasionada por otros productos, ya que la inflación subyacente bajó desde 1% a 0,7%. Adicionalmente los créditos al sector no financiero crecieron sólo 0,6% anual en enero luego de crecer un pálido 0,1% en diciembre. Lo anterior ocurrió pese a un buen aumento de 5% en la cantidad amplia de dinero, lo que además muestra que los bancos tienen disponibilidad de liquidez y ayuda a comprender porque las medidas del ECB los incentivan a aumentar los créditos. Adicionalmente hubo una baja en la confianza a febrero, desde 105,1 a 103,8. Se esperaba una baja pero sólo hasta 104,3.
Finalmente el reporte definitivo del PIB de la zona Euro en el cuarto trimestre no trajo sorpresas. El crecimiento fue de 1,6% anual en el trimestre, igual al trimestre anterior y también igual al año completo. La mala noticia es que el crecimiento dejó de acelerarse, pero la buena es que está en un nivel cercano al potencial. Lo anterior es consistente con la lenta pero consistente disminución del desempleo, el cual bajó desde 10,4% en diciembre a 10,3% en enero. Adicionalmente, la inversión ha sido un importante componente del PIB, lo que es una buena señal para el crecimiento futuro.
En los EEUU se reportó la segunda estimación del PIB del cuarto trimestre. En la medición secuencial el crecimiento pasó desde 0,7% en el cálculo inicial a 1%, cuando el mercado esperaba una baja a 0,4%. El crecimiento del trimestre previo fue de 2%. La noticia ya positiva lo es más aun al revisar que la razón de la sorpresa fue un mejor comportamiento de la inversión. En la medición anual el PIB creció 1,9%, muy similar al tercer trimestre (2,1%) y no muy lejano del 2,4% con lo cual estaría cerrando el año completo. Hubo una desaceleración tanto del consumo (3,1% a 2,6%) como de la inversión (3,6% a 3,1%) entre los trimestres tercero y cuarto, pero nada especialmente preocupante. El gasto del gobierno aceleró a 1,1% desde 0,7%, manteniendo su tendencia hacia la normalización. El crecimiento de las exportaciones cayó a negativo (-0,8%) desde 1,2% en el trimestre anterior, lo que es consistente con la fortaleza de la moneda. No se puede decir lo mismo de las importaciones, las que desaceleraron desde 5,6% a 2,9%. Finalmente y muy importante, el PCE core se mantiene por debajo del 2%, aunque aumentó desde 1,4% a 1,7%. Es un aumento muy inusual, y podría ser una señal de futuras alzas de tasa de interés.
La otra noticia sorpresiva fue la baja en la confianza del consumidor del Conference Board, la cual se esperaba cayera sólo marginalmente desde 97,8 a 97,2; pero bajó hasta 92,2 en febrero. La baja ocurrió tanto en la visión de la situación actual como en la expectativa futura, aunque más marcada en esta última, llegando a un nivel de marcado pesimismo, en 78,9 puntos. Sin embargo, el reporte de ventas minoristas de enero fue muy favorable, ya que el concepto subyacente mostró un aumento de 0,6% y/y vs un esperado de 0,3% y una caída previa de 0,3%. Concordante con lo anterior pero debido más bien a que la base de comparación del precio del petróleo es más baja, la inflación pasó desde 0,7% en diciembre a 1,4% en enero, mientras que el concepto subyacente que excluye energía subió desde 2,1% a 2,2%
Finalmente, en el mercado laboral se sigue apreciando la tendencia reciente, es decir una buena creación de empleos pero aumento acotado de los salarios. En efecto, en febrero se crearon 242.000 nuevos empleos netos, lo que permitió mantener el desempleo en 4,9%. Sin embargo el crecimiento de los salarios se mantiene cercano al 2%, esta vez 2,2%. Esto es una señal de que todavía el mercado laboral no está estrecho. Si bien lo anterior es favorable desde el punto de vista inflacionario y por ende podría llevar a alzas de tasa de política monetaria más acotadas por parte del Fed, por otro lado permite un crecimiento menor del poder de compra de las familias.
En Asia los reportes principales mantuvieron el tenor de la información reciente. India reportó un crecimiento de 7,3% en el cuarto trimestre, por debajo del 7,7% revisado al alza del tercero. Con esto se espera que el año fiscal (que termina en marzo) cierre con un crecimiento de 7,6%, por encima del año fiscal previo cuando fue de 7,2%. La evolución positiva podría mantenerse, ya que entre otros factores es una de las economías más beneficiadas por el bajo precio del petróleo. Por otro lado Japón reportó un PIB muy por debajo de lo esperado, con una baja de 1,4% en el cuarto trimestre comparado con una baja esperada de 0,8%. Sin embargo, el crecimiento secuencial previo fue corregido al alza, llegando a 1,3%. En otras palabras, el PIB de Japón estuvo estable el semestre recién pasado. En términos anuales el PIB del cuarto trimestre creció un 0,5% vs un previo de 1,7%.
La inflación en China tuvo un salto muy fuerte desde 1,8% en enero a 2,3% en febrero, y/y. Recordemos que cerró diciembre del 2015 en 1,6%. El alza es una señal de alerta a las posibilidades de que las autoridades sigan usando política monetaria para expandir la actividad, como hicieron recientemente con la reducción del encaje bancario.
Otras noticias relevantes incluyen especialmente el acuerdo entre la OPEP y Rusia de congelar la producción de petróleo, la cual si bien debiera tener poco impacto de corto plazo tiene el potencial de implicar una mayor coordinación de la oferta del commodity a futuro, con el consecuente costo para los países importadores. En todo caso en estos momentos los mercados parecen más enfocados en las dudas relativas a la estabilidad de los bancos europeos y en la posibilidad de que Gran Bretaña abandone la comunidad europea.
Columna de Valentín Carril, Economista Jefe para Latinoamérica Principal International.