El mercado y los economistas coinciden en que la próxima semana, la Fed comenzará a subir las tasas después de casi 7 años en los que se mantuvieron cercanas al 0%.
Una vez que la Fed comience a subirlas, los temores que se incorporarán serán la velocidad y la magnitud del movimiento que, aunado a temas como las cotizaciones del petróleo, China, cuestiones geopolíticas o alguna combinación de todas, prometen que la volatilidad prevalecerá.
Una vez que se haya dado la primer alza y conforme se vayan dando las reuniones de la reserva federal se especulará si en la siguiente reunión habrá o no un aumento, lo cual estará supeditado al comportamiento de la economía, la inflación y el empleo, por citar algunas de las variables que el mercado estará siguiendo.
Empecemos por la velocidad. La reserva federal tiene 8 reuniones al año las cuales están distanciadas entre 42 y 56 días. Pensando que los aumentos se dieran de 25 puntos base, nos establece un techo de 200 puntos base por año, lo cual por el momento no se espera que suceda ya que la inflación aun se mantiene baja.
Si las tasas suben en 2016, 100 puntos base implicaría que los aumentos serían entre 84 y 98 dias; es decir, en una reunión suben 25 puntos base y en la otra no.
Al mercado lo que le gusta es el orden y si el alza comienza la próxima semana con 25 puntos base, ello podría significar que el aumento en 2016 sea de 75 puntos base lo que permitiría que las tasas suban en una reunión si y en otra no.
Al 7 de diciembre los futuros de fondos federales a enero de 2017 cotizan en 0,86%, lo que señala un alza gradual a partir diciembre de este año por lo que permite establecer que los aumentos de tasas se darán uno si y otro no a partir de la próxima semana.
El otro punto es la magnitud. ¿Hasta donde se dará el alza?, y este es un tema en el que no hay un concenso. Se podría establecer que la tasa de fondos federales de equilibrio, debería tener un premio sobre inflación del 1%, de tal forma que si la inflación llegara al 2% la tasa de fondos federales debería de situarse en el 3%.
Si revisamos la historia la tasa real nunca ha sido constante, al contrario. En los últimos 35 años la hemos visto fluctuar entre -3 y +5% y en los últimos 6 años fue negativa para reactivar los efectos de la crisis de 2008.
Partiendo de un objetivo de 3%(+1% real de la inflación objetivo), con aumentos escalonados a este nivel se llega en el primer semestre del 2018.
La tasa de cero por ciento, fue congruente con una de las peores crisis financieras de la historia moderna. Sin embargo, todavía hay un largo camino por recorrer hacia la tasa de equilibrio.
Columna de opinión de Arturo Hanono