Hay todauna industria armada con un enorme poder de fuego cuantitativo tratando de leer en las runas cuál será la evolución macroeconómica a corto plazo. Justo antes de que se publiquen los datos más importantes, la anticipación alcanza su punto álgido y nos vemos saturados con las proyecciones macro de los jugadores más grandes y más relevantes de la industria. Hay una necesidad desesperada de conseguir una ventaja informativa tipificada en el entusiasmo actual como la disciplina de ‘predicción inmediata’. Una práctica empleada en la meteorología y la economía (dos disciplinas que tradicionalmente han tenido problemas con la precisión de sus previsiones) y que utiliza múltiples fuentes y datos disponibles para realizar asiduamente previsiones de todo tipo.
Sin embargo, a pesar de esos esfuerzos, los resultados están a menudo lejos de la realidad, y en ocasiones, el resultado está muy cerca del absurdo. El mejor y más reciente ejemplo de esto han sido las cifras de nóminas no agrícolas de Estados Unidos de septiembre, que fueron publicadas en octubre. Es una de la serie de datos a la que los inversores están más atentos, pues es considerada como el barómetro clave para saber si la economía estadounidense está en camino hacia la normalización.
La publicación de los datos pilló por sorpresa al conocerse una cifra de 142.000 puestos de trabajo en comparación con las expectativas medias, que se situaba en 200.000. Entonces, los economistas extrapolaron esta debilidad y durante el mes de octubre las previsiones de consenso se mantuvieron en 185.000 nuevos puestos de trabajo, cuando el resultado fue mucho más fuerte: 271.000 nuevos puestos de trabajo. La narrativa cambió de repente desde una caída a una robusta expansión y las expectativas de tipos de interés fluctuaron mientras el dólar se apreciaba con fuerza.
Este ejemplo nos recuerda de una serie de cosas. En primer lugar, que la predicción es especialmente poco fiable para la mayoría de las decisiones de inversión. En segundo lugar que el ‘ruido macro’ es probablemente una de las mayores fuentes de destrucción de riqueza conocidas por el hombre y, por último, que un enfoque excesivo en los datos macro a corto plazo puede dar pie a puntos de vista desequilibrados que no toman suficientemente en cuenta todas las evidencias disponibles.
El desplome del mercado en agosto es un ejemplo perfecto de esto. El desencadenante aparente de la oleada de ventas fue el repentino anuncio del Banco Popular de China de que ampliaba la banda de fluctuación del renminbi, lo que hizo temer que se trataba de una devaluación competitiva. Esto condujo a la especulación sobre el alcance de la debilidad de la economía china y a la amenaza para el crecimiento mundial que representaba. Algunos análisis macro ‘top-down’ parecían confirmar esto.
Pero los datos ‘micro’ ‘bottom-up’ contaban una historia bastante diferente. Aunque la economía industrial del viejo modelo chino sufría claramente una recesión cíclica severa -algo que había sido evidente durante varios años- las medidas para el nuevo modelo chino, relacionadas la promoción del consumo interno, supusieron un contrapeso importante a las ideas macro ‘top-down’.
Siempre se ha considerado que el epicentro de los problemas de China está en el inmobiliario -ciudades fantasmas y exceso de construcción crónica- sin embargo, las acciones de compañías inmobiliarias que cotizan en Hong Kong (acciones H) han batido desde mayo al índice general y han continuado haciéndolo durante todo el verano, pese a la oleada de ventas.
Todo el asunto era una reminiscencia de los llamados temores de doble caída que pillaron por sorpresa a los inversores en el verano de 2012. En esa ocasión también, las evidencias ‘top-down’ contaron una historia muy diferente a la macro ‘bottom-up’.
Entonces, ¿cuáles la lección aquí? Considero que la lección es que la asignación de activos exitosa es una disciplina mucho más bottom-up de lo que la mayoría sospechaba y, aunque los datos macro habituales pueden contener información valiosa, es importante ponerlos en contexto con puntos de vista bien desarrollados a medio plazo.
Philip Saunders es co-responsable de las estrategias multiactivo de Investec.