Tras la cumbre europea, queda claro que el referéndum celebrado el pasado 5 de julio y la actitud del gobierno griego tan sólo han servido para incrementar la exasperación de los líderes europeos.
Alexis Tsipras se interesó por un plan de ayuda organizado por el ESM (Mecanismo de Estabilidad Europeo), y que incluía una quita del 30% en la deuda griega y financiación temporal de 5.000 millones de euros hasta finales de julio, plazo para negociar el plan. Sin embargo, al parecer Alexis Tsipras y los demás representantes griegos llegaron a la mesa de negociación con propuestas muy vagas.
Los países europeos han remitido a Grecia lo que parece ser un ultimátum. La secuencia exacta es la siguiente: el Eurogrupo debe aprobar el miércoles la solicitud de ayuda remitida por Grecia al ESM; si se acepta, entonces la Comisión Europea ha de evaluar la solicitud y las propuestas que Grecia debería anunciar el viernes a las 8:30; el sábado el Eurogrupo se reunirá para examinar a su vez estas propuestas y el domingo se celebrará una cumbre europea.
Si ésta concluye sin éxito, Jean-Claude Juncker insinuó que el escenario de una salida de Grecia del euro (‘Grexit’) ya estaba listo, y que podría decidirse un plan de ayuda humanitaria. El hecho de que la cumbre del domingo se haya ampliado a los 28 países europeos se considera como una señal de que podría adoptarse una decisión radical. Varios países de la Eurozona parecen pensar que la única solución es una salida del euro. Incluso François Hollande, pese a contarse entre los líderes más conciliatorios con respecto a Alexis Tsipras, le ha reclamado que haga propuestas más creíbles y serias y que respete las reglas necesarias para la convivencia en la zona euro. Además, Angela Merkel ha rechazado cualquier idea de una quita en la deuda. En resumen, el resto de los 18 países miembros de la Eurozona y la Comisión Europea responsabilizan a Grecia sobre su futuro.
Pese a que se le preste mucha atención, la reestructuración de la deuda probablemente no es el problema más importante: en 2014 los acreedores estaban dispuestos a prolongar los vencimientos a cambio de reformas. Sin embargo, este último punto es problemático: Atenas ha destruido la confianza de los acreedores en este sentido, y de ahí la exigencia de un plan detallado de reformas.
En consecuencia, los próximos días son cruciales y estarán marcados por una gran incertidumbre. No debe excluirse un acuerdo, pero será difícil de alcanzar. Si no se encuentra una solución este domingo, el BCE probablemente se verá obligado a interrumpir la provisión urgente de liquidez (ELA), lo que provocaría el colapso del sistema bancario griego y en última instancia la salida de la Eurozona.
¿Cuáles son las consecuencias sobre la gestión de activos? Como ya hemos afirmado, incluso una salida de Grecia no cuestionaría el giro económico alcista en la zona euro. En particular, el dictamen del Tribunal Europeo de Justicia le otorga competencias al BCE para que evite un contagio de la deuda soberana de otros países a la Eurozona. De acuerdo con los pronósticos de los analistas, se espera que los beneficios por acción de las empresas del Euro Stoxx se incrementen cerca de un 15% en 2015 y una cuantía similar en 2016. Durante los últimos dos meses, estas cifras han comenzado a revisarse al alza. Los mercados están ahora absorbiendo gradualmente el impacto de la situación griega, con una caída del 14% desde su máximo nivel del 13 de abril. La incertidumbre sigue siendo elevada, pero en nuestra opinión los niveles actuales parecen adecuados para reforzar la exposición a la zona euro.
Julien-Pierre Nouen, economista jefe de Lazard Frères Gestion.