El escenario de las negociaciones con Grecia ha cambiado el fin de semana debido a la decisión de Alexis Tsipras de convocar un referéndum el próximo 5 de julio sobre el acuerdo con los líderes europeos. La semana pasada vimos que se habían acercado posturas en las negociaciones, pero para el primer ministro griego las condiciones planteadas por los socios europeos eran muy difíciles de ‘vender’ en casa y muy complicado conseguir que el Parlamento las aprobase.
El gobierno griego ha preferido traspasar la responsabilidad de votar sí al acuerdo propuesto por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Tiene que escenificar estar en contra de las exigencias europeas, pese a que ellos mismos dan un alto grado de posibilidad al sí. Si cierras los bancos y limitas las posibilidades de retirada de efectivo es muy difícil que la mayoría vote no al acuerdo.
Por su parte, Europa no puede ablandar su postura, para evitar más países ‘díscolos’ en el futuro. Pero a nadie, ni a los socios europeos, ni a Grecia, ni al BCE les interesa una salida de Grecia del euro. Tampoco interesa un contagio y el BCE tiene las herramientas necesarias para evitarlo. Estamos viendo que los inversores distinguen a Grecia de otros países como España y aunque haya nerviosismo y volatilidad en los mercados durante los próximos días, creemos que finalmente se alcanzará un acuerdo.
Se ha dado hasta ahora mucha importancia a la irreversibilidad del euro y era la carta que estaba jugando Grecia. Pero es mucho más importante que los países que estén en el euro se atengan a las normas que nos hemos autoimpuesto. Todos tenemos que cumplir, no hacerlo sería lo que más debilitaría a la unión monetaria. La firmeza de los socios europeos en las negociaciones con Grecia constituye un buen cortafuegos contra determinadas propuestas que van en contra de las normas del euro, para evitar determinadas derivas o exigencias en otros países no asumibles por el conjunto de la Unión Europea.
No descartamos que estos días haya incertidumbre en los mercados. Es posible que se debilite el euro y que aumente la prima de riesgo, si bien pensamos que se mantendrá en niveles razonables y en todo caso muy alejada de las cotas alcanzadas en 2012, cuando la crisis afectaba a todos los periféricos. También es muy probable que caiga la bolsa, que como ya hemos visto en otras ocasiones es la válvula de escape más usada por los inversores cuando quieren reducir riesgo en sus carteras, aunque los fundamentales de las compañías no hayan cambiado.
En todo caso, de producirse estas caídas consideramos que son una buena oportunidad de compra, ya que aún después de lo sucedido este fin de semana seguimos pensando que lo más probable es que Grecia siga dentro del euro y que en el caso de producirse un accidente, éste sería negativo principalmente para los griegos pero no necesariamente para el resto de Europa.
Joaquín Casasús es director general de la gestora de Abante Asesores.