En los últimos años, hemos estado viviendo en un mundo de expansión cuantitativa (QE), donde los balances de los principales bancos centrales del mundo se han disparado. Como ejemplo, el balance de la Fed registraba activos en torno a 0,87 billones de dólares dólares en agosto de 2007 y en la actualidad asciende ya a 4,5 billones de dólares. Debido a esta distorsión, el precio del dinero es cada día más barato. No es sólo que tengamos tasas reales negativas, sino rentabilidades nominales negativas en un tercio los mercados de deuda pública europeos. Más de la mitadde la deuda pública con vencimientos entre 2 y 5 años tienen rendimientos negativos, el bono a 10 años suizo ha tocado mínimos de -0,21% y el alemán en 5 puntos básicos, aunque parece estar convergiendo a cero. El siguiente gráfico ilustra esta tendencia.
Este contexto ha inducido inesperadamente al ahorro y restringido el gasto de los consumidores. Las empresas también están sentadas sobre montañas de dinero en efectivo, y en lugar de adoptar medidas audaces tal y como se esperaba, el mercado está lleno de “espíritus animales bajos”, término acuñado por John Maynard Keynes y que hace referencia a la inestabilidad que introduce el comportamiento humano en el mercado.
Las empresas están poniendo el dinero a trabajar, pero lo hacen a través de fusiones y adquisiciones y programas de recompra de acciones, en lugar de hacer inversiones a largo plazo que sustenten el crecimiento. Aunque es cierto que esto no crea una base para el crecimiento a largo plazo, por ahora es favorable para la renta variable.
No sólo los gobiernos, sino incluso algunos prestamistas están viendo rendimientos negativos. A mediados de abril, en España algunos prestamistas vieron los tipos hipotecarios cayendo por debajo de cero, lo que significaba que el banco les debía dinero.
Este tipo y escala de intervención coordinada de los bancos centrales no ha ocurrido nunca antes. El QE es la fuerza más grande en el mercado y sin embargo, nadie conoce completamente sus efectos. De hecho ya hemos visto algunas consecuencias inesperadas, como la inducción al ahorro y menores niveles de gasto de los consumidores. Nuestra búsqueda de activos con valor intrínseco continúa, pero dado que la dinámica y el comportamiento de la inversión está cambiando nos estamos fijando en algunas consistentes tendencias de los mercados emergentes. Estas están en línea con los “espíritus animales” de las corporaciones de Estados Unidos: no están invirtiendo en el crecimiento a largo plazo, sino que están destinando el dinero en efectivo a estrategias menos agresivas como la recompra de acciones y fusiones y adquisiciones.
El QE desafía las reglas de la economía clásica, donde unos tipos más bajos fomentan el aumento del consumo (y una disminución en el ahorro). En los actuales «mundo QE» y el mundo de la «represión financiera», los tipos de interés más bajos están induciendo a más ahorro y menos gasto, en lo que ya es una espiral negativa que nunca fue prevista.
¿Por qué sucede esto? Debido a que los ahorradores se han dado cuenta de que necesitan un mayor volumen de activos para poder jubilarse. En el «mundo QE» de hoy en día, para tener ingresos por valor de 200.000 dólares al año se necesitan muchos más activos que en el pasado (acciones, un apartamento de 3 dormitorios, un edificio de 30.000 m², activos con valor intrínseco).
En términos simples, si el tipo libre de riesgo es del 4%, un ahorrador podría tener un ingreso garantizado de 200.000 dólares con un patrimonio financiero neto de cinco millones de dólares. Pero si, como sucede en el “mundo QE”, la tasa libre de riesgo es de 0,2% un ahorrador necesita 100 millones de dólares. Este concepto se puede aplicar a cualquier activo que tenga un valor intrínseco. La inflación de los activos hace que los rendimientos esperados o las rentabilidades de los mercados de activos se reduzcan.
Tanto el mercado y el comportamiento de los inversores han cambiado en el “mundo QE”, dando como resultado consecuencias y efectos que aún no se entienden completamente. ¿Dónde nos deja esto? No hay una solución sencilla para invertir en este entorno cada vez más difícil más allá de mantener una cartera diversificada de activos de calidad con valor intrínseco. Con el experimento QE la dinámica de la inversión cambia constantemente, por lo que desde BigSur nos hemos centrado en identificar tendencias claras en los fundamentales que pueden ayudar a dirigir nuestra búsqueda de valor en un difícil panorama de inversión.
Puede acceder al informe completo en su versión en inglés a través de este link.
Columna de opinión de Ignacio Pakciarz, CEO y socio fundador de BigSur Partners e Ilina Dutt, analista de la firma.