El presupuesto fiscal de la India que abarca hasta marzo de 2016 ha conseguido equilibrar la disciplina fiscal e impulsar el crecimiento, centrándose en las inversiones en infraestructuras y en mejorar la facilidad de hacer negocios. De esta forma, se confirma nuestra opinión de que las medidas adoptadas por el Gobierno van a ser graduales en lugar de un terremoto con el objetivo de poner poco a poco la economía de la India de nuevo en marcha hacia una tasa de crecimiento sostenible más alta.
El mantenimiento de la disciplina fiscal genera un margen de maniobra para promover el crecimiento
En primer lugar, el gobierno ha mantenido su objetivo de déficit fiscal del 4,1% del PIB para 2015, mostrando su compromiso de cumplir los objetivos fiscales. De cara a 2016, el objetivo se reduce al 3,9%, con un objetivo del 3% para 2018, un año más tarde de lo previsto inicialmente por el Gobierno.
Al hacerlo, el ejecutivo de Modi intenta continuar la consolidación fiscal y crear un espacio de libertad de acción para promover el crecimiento. Vale la pena señalar que estas hipótesis presupuestarias parecen mejor asentadas que las anteriores propuestas, lo que nos reafirma la idea de que el gobierno puede evitar que perderse en la consecución de sus objetivos.
Conseguir una mayor tasa de crecimiento es un factor clave para que la India pueda conseguir que la ventaja de su demografía –una población joven y un ratio de dependencia bajo- no se conviertan en un problema por la falta de empleo.
Inversiones en infraestructuras
Para promover el crecimiento, el gobierno se está centrando en la inversión en infraestructuras, financiadas por un objetivo de déficit fiscal menos riguroso, así como por la caída de los precios del crudo que debería ayudar a recortar el peso de los subsidios en un 50% a 300.000 millones de rupias, es decir 4.900 millones de dólares.
En total, el gobierno aspira a invertir 700.000 millones de rupias adicionales (11.300 millones de dólares) en infraestructura en 2016 frente a la cifra de 2015. Se ha previsto la creación de un Fondo Nacional de Inversión e Infraestructura con un presupuesto anual de 200.000 millones de rupias (3.200 millones de dólares). Por último, se quiere crear deuda de infraestructuras libre de impuestos para financiar las carreteras, los ferrocarriles y los proyectos de riego.
La facilidad para hacer negocios fortalece los gobiernos regionales
También ha sido fundamental para reactivar el gasto de capital, la introducción por parte del Gobierno de un modelo ‘plug-and-play’, que establece reglas claras para los grandes proyectos, enumerando todas las normas y leyes aplicables antes del proceso de licitación. Así, las empresas no se ven obligadas a pedir continuamente permisos o autorizaciones, siempre y cuando sigan las orientaciones. Todo esto debería acelerar la ejecución y aumentar el número de proyectos, lo que contribuirá a mejorar las infraestructuras de la India. Además, las empresas se benefician de una reducción del impuesto de sociedades del 30% al 25% en los próximos cuatro años.
Otro paso importante ha sido la decisión de transferir más responsabilidades a las regiones mediante el aumento, en un 9%, de su participación en la recaudación de impuestos, en línea con las recomendaciones de la Comisión de Finanzas. Esto marca un cambio en la relación entre el gobierno central y los estados regionales, que son los encargados de promover la ejecución de políticas eficaces a nivel local.
Hacia una recuperación gradual del crecimiento
Este presupuesto equilibrado confirma nuestra opinión de que las medidas adoptadas por el Gobierno serán graduales y de carácter táctico en lugar de convertirse en un terremoto. Y lo más importante, proporciona una hoja de ruta clara para sentar las bases de un crecimiento sostenible del 7-8% en los próximos años. Una cifra que creemos que es positiva para los inversores a largo plazo.
Columna de opinión de Paul Milon, que se unió BNP Paribas Investment Partners en enero de 2008 y es especialista en renta variable india