Para los que trabajan en el mundo del asesoramiento financiero, algunos momentos son de sentarse y pensar mucho, pues aunque las cosas vayan bien, tienen una alta posibilidad de empezar a salir mal. Cuando los mercados financieros vienen de una fuerte caída, cualquier determinación que se tome es gananciosa: si las acciones han estado altamente castigadas, quizá comprar acciones de buenos resultados; igual pasa con bonos, monedas, entre otras cosas.
Pero luego de subida en el precio de casi todos los activos, de manera simultánea, la ecuación empieza a complicarse un poco más. ¿Habrá algún activo que siga altamente favorecido, a pesar de la subida de precio que ya tuvo? ¿Será que pueden corregir todos al mismo tiempo? ¿Puedo comprar hoy ese activo que nunca me atreví a comprar en el pasado?
El lugar común de casi todas las reuniones de perspectiva de activos es “nadie tiene la bolita de cristal”, aunque desafortunadamente todos los clientes e inversionistas quisieran saber la respuesta. Por dentro, seguro, están pensando en qué asesor les puede dar una recomendación sobre qué activo será más beneficiado en los próximos meses.
Es en momentos como el actual cuando se necesita de más cabeza fría para pensar en inversiones, y no tratar de pegarle al activo que más vaya a rentar en el futuro cercano. Es aquí cuando las palabras diversificación, planeación, entre muchas otras, empiezan a cobrar una relevancia plena. Muchos inversionistas quizá piensen ponerse un poco más ligeros en los próximos meses (es decir, liquidar activos duros y quedar con una buena cantidad de efectivo o fondos de corto plazo), pero siempre “corren el riesgo” de que activos como acciones en USA sigan subiendo. Algunos elementos pueden indicar que sí, otros, por el contrario, indicarían que ya están muy altas y que deben corregir. A ciencia cierta, nadie lo sabe.
Por eso, es que la estructuración de un portafolio de inversión con buena diversificación, con activos no correlacionados, con diferentes monedas, entre otros, se hace absolutamente necesaria en los actuales momentos. Contar con un asesor que lo guíe en todo el proceso es altamente recomendable, se vuelve, incluso, indispensable, y casi que un requisito. La cabeza fría es la norma en estos momentos.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad de su autor, Manuel Felipe García Ospina, y no representan necesariamente la posición de Old Mutual sobre los temas tratados.