Las elecciones generales de Grecia este mes repercutirán mucho más allá de sus fronteras. Obtiene el poder Syriza, un partido político de izquierdas relativamente nuevo. Esto rompe el duopolio Pasok/Nueva Democracia existente desde que Grecia recuperó la democracia en 1974 y muestra a la clase política de Europa que no puede darse nada por hecho.
Mientras los partidos políticos mayoritarios han experimentado un declive lento pero inexorable en sus apoyos durante décadas, hay concretamente dos tendencias preocupantes a medio y largo plazo. En primer lugar, incluso en países que han vuelto a crecer, a reducir el desempleo y a mejorar la confianza del consumidor, el apoyo a los partidos políticos no tradicionales continúa acelerándose. Esto acaba con las expectativas que estimaban que los países con reformas aplicadas con éxito verían un retorno gradual a la misma situación política anterior.
En segundo lugar, los países periféricos se están distanciando del resto de Europa, ya que sus votos de protesta suelen ir generalmente hacia partidos de izquierdas y algo euroescépticos, mientras que el electorado de otros países suele emitir votos de protesta hacia partidos de derechas mucho más euroescépticos. Y aunque estos países no lleguen al poder, lo que preocupa es que su influencia sobre los partidos más tradicionales arrastre a la política de la periferia y del centro en direcciones opuestas, lo cual dificultaría el progreso económico y fiscal tanto en la eurozona como en la UE.
Hasta ahora las últimas noticias sobre Grecia no han hecho más que desestabilizar con fuerza su propio mercado bursátil y de deuda. Pero con elecciones parlamentarias previstas en 2015 en Dinamarca, Estonia, Suecia, Finlandia, Polonia, Portugal, España y el Reino Unido, quizás sea rentable que en los próximos meses los inversores lean la información política tan de cerca como lo hacen con los datos en las pantallas de Bloomberg.
No es sorprendente que aquellos países con economías débiles experimenten un mayor apoyo hacia partidos de protesta. Esto ocurre en Italia (Movimiento Cinco Estrellas), Francia (Frente Nacional), Finlandia (Verdaderos Finlandeses) y sobre todo en Grecia (Syriza, Amanecer Dorado, Anel y Potami). Pero hay una tendencia reciente que sí es preocupante: que este apoyo continúe ganando terreno incluso después de que la economía comience a recuperarse.
El auge de la izquierda radical en la periferia
En los países periféricos, las reacciones a la austeridad impuesta por la UE siempre ha llevado al auge de partidos de protesta de izquierdas. Aunque no son los únicos que reciben votos de protesta, nuevos partidos como Syriza en Grecia, Podemos en España y el Movimiento Cinco Estrellas en Italia han sacado el mayor provecho. En Irlanda el Sinn Fein tiene una larga historia pero nunca ha sido parte del sistema.
La mayoría de estos partidos formados recientemente ofrece una plataforma que combina políticas económicas de izquierdas relativamente radicales con una perspectiva euroescéptica moderada. Suelen estar comprometidos con la integración europea pero en contra de las estructuras institucionales actuales. La excepción es el Movimiento Cinco Estrellas en Italia, que tiene una plataforma política ecléctica que mezcla ideas económicas de izquierdas y asuntos medioambientales.
Syriza ha ido moderado su agenda política según se acecaba el momento de formar un gobierno, ante la posible necesidad fde ormar una coalición con partidos de izquierdas menos radicales, como el partido de centro izquierda Pasok y el partido de reciente creación Potami. Esta coalición intentaría permanecer en la moneda única, pero probablemente estaría en contra de la política de austeridad e intentaría renegociar las condiciones del rescate de Grecia con los acreedores internacionales. Grecia también ha experimentado un aumento en el apoyo hacia partidos euroescépticos de derechas como Anel y Amanecer Dorado, aunque han sido ampliamente eclipsados por la izquierda.
El terreno del centro desaparece
Estas tendencias podrían avivar las crisis políticas si los diferentes países eligen a gobiernos con políticas radicales. El peligro real y presente es Grecia, donde un gobierno liderado por Syriza es ya una realidad. Esto podría llevar a la eurozona a una nueva crisis económica si las políticas de austeridad se relajan y otros países de la UE intentan renegociar las condiciones de su rescate con sus acreedores internacionales. Dinamarca, España e Irlanda son otros de los países que podrían ver cómo partidos radicales o euroescépticos se asientan en las coaliciones de gobierno en los próximos años. Y las próximas elecciones en el Reino Unido, Países Bajos, Francia y Alemania también tienen el potencial de desequilibrar aún más el panorama político.
El efecto acumulativo de esta bifurcación de la política europea podría dificultar cada vez más la tarea de alcanzar acuerdos sobre reformas económicas a nivel de la UE o de la eurozona. Como resultado, la respuesta política ante las crisis parece que va a ser incluso más lenta y menos efectiva en Europa.
Sin embargo, los eventos políticos recientes no deben agriar las perspectivas de la deuda soberana periférica. La decisión anunciada por el Banco Central Europeo sobre la compra de deuda soberana de la eurozona, debdería anclar el rendimiento de los bonos en Europa a corto plazo. Aunque teniendo en cuenta los numerosos partidos de protesta que están ganando popularidad en Europa y la gran cantidad de elecciones previstas para el 2015, parece prudente vigilar de cerca la actividad política.
Artículo de opinión escrito por Gareth Colesmith, portfolio manager de Insight Investments, participada por BNY Mellon.