Los bonos de empresas chilenas emitidos en el mercado de capitales han sido históricamente un activo muy noble, de baja volatilidad y con retornos bastante atractivos para los inversionistas de renta fija. Este tipo de activo entrega beneficios de diversificación, con retornos ajustados por riesgo bastante superiores a lo que se ve en el IPSA e incluso en bonos de gobierno. Durante los últimos 5 años, los bonos de compañías chilenas han tenido un retorno similar al que se puede encontrar en el índice accionario local, pero con una volatilidad cerca de seis veces menor.
Este mercado se ha desarrollado de manera importante durante la última década como una de las principales fuentes de financiamiento para las compañías locales, e incluso para compañías extranjeras que ven el mercado chileno como un lugar relevante para conseguir financiamiento ya sea para sus inversiones, operaciones o simplemente para refinanciamiento de pasivos. Más aún, dado el ambiente de bajas tasas que hemos experimentado los últimos años, hemos visto un aumento importante en el stock de deuda corporativa en el mercado local, con un crecimiento de un 29% anual compuesto desde el año 2005. Además, hemos visto un incremento significativo de emisiones de deuda de compañías chilenas en el exterior, que aprovechando el ambiente de bajas tasas en el mercado internacional incursionan fuera de Chile colocando bonos en dólares. Como ejemplo, el último trimestre tuvimos emisiones de compañías como ENAP, ECL y Codelco entre otras, acumulando este año cerca de 11.000 millones de dólares en emisiones y acercándonos al récord del 2013 con emisiones con cerca de 12.000 millones de dólares.
En este contexto, tuvimos un gran año para el mercado de deuda corporativa chilena, con retornos sobre el 12% impulsados principalmente por la inflación, una caída importante en las tasas base de gobierno y un gran apetito por parte de los inversionistas por este tipo de activo.
Ahora, ¿qué viene para adelante? Desde nuestro punto de vista, 2015 puede ser un año interesante para este tipo de activo, ya que en general la deuda corporativa se comporta bastante bien en escenarios de bajo crecimiento. Las compañías no necesitan generar utilidades ni crecer de forma importante como lo requieren los accionistas, los bonistas solo necesitan que sean capaces de generar suficiente dinero para poder pagar sus obligaciones de deuda, lo cual en este contexto de bajo crecimiento es lo más probable que suceda.
Por otro lado, desde junio de 2011 la deuda corporativa, sobre todo en los segmentos de compañías de mayor riesgo y por lo mismo con clasificaciones de riesgo menor, tiene un premio importante por riesgo y liquidez que no existía previamente. Aquí vemos que existen buenas alternativas de inversión, que al tener las capacidades para hacer un buen análisis e invertir de forma diversificada evitando las compañías que pudieran entrar en default, se puede obtener un devengo extra que algunos actores del mercado han evitado desde 2011.
Además creemos que en el escenario actual de bajas tasas —que esperamos que se prolongue por gran parte de 2015— existirá un mayor apetito por productos que entreguen un devengo extra a las tasas de gobierno. Dado esto último, sumado a que las emisiones de deuda corporativa deberían seguir su curso ascendente este año gracias a las bajas tasas, esperamos que los bonos corporativos de empresas chilenas obtengan atractivos retornos este año.
Columna de opinión de Rodrigo Barros, Portfolio Manager de LarrainVial Asset Management, para El Mercurio y recogida por Funds Society.