Después de unos años de rendimientos destacables, la rentabilidad de las pequeñas compañías ha sido inferior este año, ya que están más expuestas a la economía y a la recuperación europea, son más cíclicas que las grandes empresas y, por tanto, necesitan una perspectiva de crecimiento saludable. En este sentido, las esperanzas acerca de una recuperación económica y de que los beneficios mejoren en Europa no se han materializado todavía, aunque parece que el ciclo ha tocado fondo y estamos comenzando a ver los primeros signos de mejoras en las beneficios.
Por tanto, la inversión en pequeñas capitalizaciones sigue manteniendo su atractivo, especialmente si el horizonte temporal es a medio y largo plazo. De hecho, históricamente la evolución de estas compañías ha sido mejor que el de las grandes empresas a largo plazo, con una rentabilidad superior de entre el 2% y el 3% anual. En EE.UU., por ejemplo, la rentabilidad de las pequeñas compañías ha superado a las de gran capitalización en un 2,87% al año desde 1950 y un 2,4% anual desde 1926. Y, además, no han mostrado rentabilidades negativas en ningún periodo durante 10 años desde 1950.
Las razones de esta mejor evolución se encuentran en las características propias de las pequeñas compañías que por su modelo de negocio suelen estar más especializadas, tener de media un mayor crecimiento de sus ingresos y ser más dinámicas y emprendedoras.
Asimismo, históricamente los gestores de fondos que invierten en pequeñas compañías suelen batir de manera más consistente a sus índices de referencia. La causa se encuentra en que el nivel de ineficiencia del mercado para este tipo de empresas sigue siendo superior al de las de gran capitalización. Suele haber un menor número de analistas cubriendo este segmento, el universo de inversión es mayor y existe una gran diversificación, pudiéndose encontrar tanto los que se conoce como “fallen angels”, cuyo modelo de negocio no ha funcionado. Igualmente incluyen empresas en pleno ascenso, que están cosechando un gran éxito.
Debido al gran número de posibilidades existentes, pensamos que hay que ser muy selectivos a la hora de seleccionar las compañías en las que se invierte y tener en cuenta criterios como la calidad de la empresa, que cuente con una ventaja competitiva sostenible en el tiempo, que utilice de manera eficiente su capital, que posea una estrategia clara, un historial sólido o que sus intereses estén alineados con los de sus inversores. Asimismo, deben contar con una posición de caja fuerte y creciente.
Por tanto, la clave está en la selección de compañías o “stock picking”. Máxime, cuando debido al carácter más cíclico de estas compañías el entorno macroeconómico también influye y en este sentido no hay que olvidar que actualmente Europa tiene problemas de Gobierno, de crecimiento y de deuda que no van a desaparecer en el corto plazo. Para lograrlo, reformas estructurales deben implementarse, siendo que los principales riesgos son de carácter político. Bajos tipos de interés, la debilidad del euro, un crecimiento mundial relativamente saludable y la política expansiva del BCE deberían ayudar a que la economía europea recupere su rumbo, aunque será un camino lleno de incertidumbres.
Necesitaríamos ver una mejora en la economía europea y, por tanto, un aumento en las estimaciones de beneficios de las empresas europeas. Al contrario de lo que sucede en EE.UU., donde los beneficios ya han regresado a los máximos anteriores. A diferencia de EE.UU. donde los beneficios ya han regresado, Europa todavía cuentan con muchísimo potencial para llegar a esta situación.
Bart Geukens, gestor de Petercam Equities European Small & Midcaps