A lo largo de la última década, la renta per cápita disponible de China se ha triplicado con creces a una tasa de crecimiento anual compuesto del 12,3%. Con el aumento del poder adquisitivo, la población de China está gastando más en alimentos y bebidas, no sólo en más cantidad, sino también en productos de mayor calidad.
Esto, por lo general, son buenas noticias para las compañías de alimentación y bebidas con negocio en China. Desafortunadamente, lo que también ha ido en aumento son los problemas de seguridad alimentaria del país. Esto ha afectado a todo tipo de productos, desde salchichas a sandías pasando por la alimentación infantil, por nombrar algunos casos. Más recientemente, el aceite reciclado sobrante de un restaurante en Taiwán entró en la cadena de suministro de cientos de fabricantes de alimentos allí, contaminando varias marcas relevantes que exportan productos a China. Estos casos han redoblado la desconfianza de los consumidores en general, incluso en marcas bien establecidas. Así, los consumidores sienten que necesitan una mejor autorregulación y evitar o limitar el consumo de los alimentos más procesados para reducir al mínimo su exposición a productos químicos y conservantes potencialmente dañinos. A modo de comparación, el chino medio ya consume sólo un cuarto de la cantidad de alimentos procesados que los que consume el estadounidense medio.
China se ha tomado la seguridad alimentaria como una prioridad adoptando medidas para mejorar la nutrición y los procesos de fabricación. Esfuerzos que se han recogido por primera vez en el plan quinquenal que va de 2011 a 2015. Es más, en 2013 el Ministerio de Salud chino ordenó que los fabricantes de alimentos procesados revelen el valor nutricional de sus productos utilizando un formato de etiquetado estandarizado. Como resultado, los consumidores ahora tienen más datos con los que tomar mejores decisiones.
Algunas empresas locales están abordando el tema de la confianza de forma proactiva al revelar el origen de sus ingredientes. Durante mi reciente viaje a Guangzhou, comí en un popular restaurante de Sichuan que promueve el lema «usamos aceite que se utiliza sólo una vez». Me decidí a visitar este restaurante tras leer sobre su filosofía de elaborar su comida sólo con los ingredientes más frescos. Su éxito es evidente, había una espera de más de dos horas para conseguir mesa.
Ganar, y sobre todo reconstruir, la confianza del consumidor en los alimentos y bebidas de la industria china llevará tiempo. Inevitablemente habrá más escándalos relacionados con la seguridad alimentaria. Sin embargo, con cada visita a China, se hace más evidente que el país avanza hacia un mañana más seguro, desatando la fuerte demanda de los consumidores e impulsando el crecimiento sostenible a largo plazo en el sector de alimentos y bebidas.
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