El mercado de las telecomunicaciones y los medios se halla inmerso en pleno proceso de cambio, y la convergencia y consolidaciones a las que estamos asistiendo están transformando la industria. La convergencia se da debido al uso de los mismos canales para el tráfico de Internet y de voz, y a la necesidad de transferir estos datos a través de redes sin fisuras y de la manera más eficiente posible. Muchos operadores de servicios inalámbricos se están dando cuenta de que los cables subterráneos de fibra son necesarios para este fin, mientras que los operadores de fibra están descubriendo la necesidad de tener contenido para impulsar la adopción de paquetes de datos.
La consolidación responde a la necesidad de revertir la política de la UE en este ámbito, que ha creado un mercado de telecomunicaciones europeo fragmentado. Esta coyuntura ha provocado que las empresas, por sí solas, no cuenten con la capacidad suficiente para invertir en las nuevas redes de datos de alta velocidad que requieren los smartphones de última generación y sus usuarios. En los medios de comunicación, la necesidad de incrementar la capacidad de distribución a escala mundial también ha propiciado la necesidad natural de aumentar la diversificación geográfica.
Las sinergias generadas en los acuerdos de consolidación celebrados en lo que va de año son, en general, positivas, tanto para los accionistas como para los bonistas. Entre algunos ejemplos destacamos la compra de Time Warner Cable por 45.000 millones de dólares por parte de Comcast, la adquisición de Ziggo, por valor de 14.000 millones de dólares por parte de Liberty Global, y la de DirecTV por parte de AT&T por 67.100 millones de dólares.
En ocasiones los acuerdos con estructuras agresivas pueden ofrecer a los bonistas suertes dispares. En los primeros meses de 2013 los bonos de Virgin Media se desplomaron después de que Liberty Global anunciara la compra de la operadora de cable británica. En este caso los titulares de instrumentos de deuda de Virgin Media se vieron perjudicados, porque la sociedad fusionada presentaba un apalancamiento sustancialmente superior y los bonos sufrieron una rebaja de su calificación, que pasó de Investment Grade a alto rendimiento.
Por el contrario, la financiación de deuda nueva para las fusiones y adquisiciones (M&A) ha ofrecido puntos de entrada interesantes para títulos de deuda corporativa sólidos con un claro perfil de desapalancamiento. La histórica emisión de bonos de Verizon, por valor de 49.000 millones de dólares en el tercer trimestre de 2013, que tenía como objeto financiar la adquisición a Vodafone de su participación del 45% en Verizon Wireless (por valor de 130.000 millones de dólares), es un buen ejemplo de ello.
La reciente actividad de fusiones y adquisiciones se ha visto impulsada, en general, por las propias empresas, y la mayoría de los acuerdos cerrados hasta la fecha cuentan con una clara lógica económica que fomenta las sinergias factibles. A menudo la financiación proviene de la combinación de unos balances de efectivo elevados y de deuda barata, frecuentemente acompañados de emisiones de acciones para mantener una estructura de capital razonable en la nueva entidad.
A diferencia de lo sucedido recientemente, las sociedades de capital riesgo son claramente las que menos están participando en las fusiones y adquisiciones en lo que va de ciclo. No han sido capaces de cerrar negocios a pesar del bajo coste del crédito para financiar acuerdos, dadas las altas valoraciones de las empresas estudiadas y la problemática para alcanzar los mismos beneficios mutuos con los que las nuevas entidades fusionadas cuentan en términos de reducción de márgenes. Dicho esto, muchas sociedades de capital riesgo cuentan con grandes reservas de efectivo y buscan oportunidades para utilizar estos fondos. ¿Podría un uso agresivo de los mismos avivar la actividad de fusiones y adquisiciones?
Como resultado de este contexto cambiante del sector es importante tener en cuenta que no toda la actividad de consolidación es positiva. Es necesario realizar un buen análisis de los fundamentales de las estructuras previstas para las compañías tras la fusión. No obstante, hay oportunidades, y las estamos siguiendo muy de cerca.
Artículo de Stephen Thariyan, responsable mundial de deuda corporativa de Henderson Global Investors
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