Un shock en la oferta de petróleo podría ser una amenaza para los mercados en la segunda parte del año. Un aumento global del precio del crudo podría generar un recorte en el gasto y afectar las ganancias. Si no hay una solución rápida, éste podría ser un verano muy poco satisfactorio.
El avance repentino y exitoso de los militantes sunitas del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) en Iraq oriental y occidental ha captado nuestra atención y suscitado cierta preocupación. No se pueden ignorar los riesgos para el mercado de esta situación que se desarrolla rápidamente. La moneda de cambio más importante -o arma- en una situación de este tipo es el mayor activo económico de un país. Para Irak, ese activo es su petróleo.
De vuelta a Boston desde Dubái el pasado viernes, me sentía menos calmado de lo que pensaba tras los seis días que he pasado en la región del Golfo Pérsico. Durante mi estancia allí, pregunté a todo el que pude sobre su perspectiva sobre el flujo del petróleo y el poder político.
El consenso que escuché fue que los combatientes ISIS han manifestado su intención de utilizar el petróleo para promover su causa, lo que significa que el precio del petróleo es probable que aumente en el corto plazo. De hecho, ya hemos visto evidencias de las fluctuaciones de precios en los mercados al contado y de futuros.
A más largo plazo, cualquier nuevo gobierno iraquí –hostil o no hacia el oeste– eventualmente necesitará mantener el flujo de petróleo para conservar el dinero entrante. Pero, mientras tanto, incluso si los rebeldes fracasan en la toma del sureste de Irak y las terminales exportadoras de petróleo en el Golfo Pérsico, aún queda la posibilidad de una escalada en el conflicto y una nueva interrupción en el flujo de petróleo iraquí.
He declarado reiteradamente que el ciclo económico es muy importante para los inversores. El aumento del coste de la energía pondría directamente en riesgo el crecimiento de la economía de Estados Unidos – especialmente si esos costes se elevan por encima del 7% o el 8% de la renta disponible. Esto podría suceder en los próximos dos meses por razones ajenas a la creciente demanda.
Como he mantenido a lo largo de este ciclo económico, Estados Unidos tiene una posición envidiable frente a sus competidores. La zona del euro depende en gran medida del petróleo de Oriente Medio y el gas natural de Rusia, otro motivo de preocupación geopolítica. Desde el desastre nuclear de Fukushima en marzo de 2011, Japón importó casi el 100% de los combustibles fósiles necesarios para generar energía.
El petróleo es relativamente barato en Estados Unidos debido a que la producción nacional ha ido en aumento, aunque todavía no es suficiente para ser independente de las importaciones. La realidad es que una subida de precios del petróleo podría amenazar por igual el poder de compra de los consumidores y empresas estadounidenses. Y con el 40% de las ganancias del S&P 500 provenientes de fuentes internacionales, la capacidad del mercado de acciones americanas para aumentar las ventas y ganancias en los próximos meses, también podría estar en riesgo.
En este momento, no veo una solución rápida, por lo que me temo que tendremos un verano muy poco satisfactorio.
Puede acceder a la columna de opinión completa de James Swanson, estratega jefe de MFS Investment Management, a través de este link.