El punto de inflexión del mercado impulsado por la liquidez y el reequilibrio del crecimiento mundial tendrá efectos dispares en los mercados desarrollados y emergentes.
A finales de 2013, quizás los inversores confiaron demasiado en el mercado de renta variable. El lenguaje seductor de los máximos históricos, las ganancias instantáneas y el crecimiento a largo plazo siguió impulsando los flujos de inversión, aun cuando la Reserva Federal dejó clara su determinación de cerrar el grifo.
A pesar de que los años de la crisis estuvieron marcados por la respuesta coordinada de los grandes bancos centrales para poner freno a los riesgos sistémicos, es probable que las distintas autoridades monetarias tomen ahora sus propios caminos tras aquella situación extraordinaria. La retirada gradual de los estímulos de la Fed supone el punto de inflexión de una coyuntura de mercado impulsado por la liquidez, así como el comienzo de una lenta normalización. Aunque los caminos hacia esta meta serán diferentes. Cada economía afronta su propia mezcla de desafíos de carácter político, presupuestario y monetario, algo que deberán superar para alcanzar la siguiente fase del ciclo económico.
Volatilidad por episodios
Los inversores han de tener en cuenta que, si bien la confianza en la economía ha contribuido a moderar la volatilidad, la abundancia de liquidez y el apaciguamiento de los temores relacionados con los riesgos sistémicos también han ayudado a contener las fluctuaciones del mercado. Cuando la volatilidad del mercado se ha encontrado en un nivel tan bajo —concretamente, a mediados de las décadas de 1990 y 2000—, la tendencia alcista de los mercados bursátiles se vio impulsada por un rápido crecimiento y una inflación reducida (aún no hemos llegado a estos niveles).
Como resultado de ello, se espera que se reactive el mercado por episodios, a medida que se produzca la vuelta a la inversión basada en los fundamentales. Aunque la inestabilidad registrada recientemente en los mercados emergentes ha sido atribuida a numerosas causas, es indudable que se ha complicado debido a la fragilidad subyacente descubierta en algunos países en desarrollo.
El crecimiento mundial se extiende
Las acciones y los anuncios de los grandes bancos centrales seguirán determinando el grado de fluidez del proceso de normalización. El crecimiento mundial está mejorando y extendiéndose a los países desarrollados, algo que, en nuestra opinión, seguirá siendo una de las grandes temáticas durante 2014. Para que los mercados progresen, los inversores deben estar debidamente convencidos de que las políticas se adecuan correctamente a la fortaleza de los fundamentales económicos. Cada una de las grandes economías se encuentra actualmente en un punto determinado de la curva y tendrá que proceder de forma independiente a sus homólogas, priorizando en cierto modo el interés propio sin llegar a desestabilizar el delicado equilibrio de las relaciones internacionales.
Tras un agresivo y temprano proceso de expansión monetaria, tanto el Reino Unido como Estados Unidos parecen haber recogido los frutos de haber sido los primeros en iniciar programas de recuperación basados en el consumo. No obstante, ahora han de ser cuidadosos a la hora de gestionar las expectativas sobre los tipos de interés. La inesperada fortaleza de la economía británica ha sorprendido a muchos: actualmente, el Banco de Inglaterra prevé un crecimiento del 3,4% para este año, el ritmo más rápido entre los países desarrollados, y su gobernador, Mark Carney, se ha visto obligado a retractarse de haber ligado sus directrices a futuro (forward guidance) únicamente a la tasa de desempleo. En nuestra opinión, se trata de una carrera reñida entre Estados Unidos y el Reino Unido para ver quién será el primero en endurecer su política monetaria.
El riesgo de cometer un error en política monetaria
Por el contrario, Japón ha sido uno de los últimos en llevar a cabo un programa de relajación cuantitativa y acaba de empezar a recoger los frutos de sus agresivos estímulos monetarios: el yen se ha depreciado y la inflación ha ascendido por encima del 1% por vez primera desde 2008. Recientemente, el país asiático introdujo mejoras en dos de sus programas de incentivos al crédito diseñados para impulsar los préstamos a empresas y hogares. Asimismo, sospechamos que se está reservando un estímulo monetario más contundente para ocasiones de mayor necesidad.
Por otro lado, aunque el Banco Central Europeo ha llevado a cabo un trabajo admirable a la hora de apagar las llamas para evitar el contagio en el sistema financiero europeo, es posible que se vea obligado a aplicar su propia versión de relajación cuantitativa si la caída de la inflación amenaza con descarrilar la recuperación.
Teniendo en cuenta los dispares desafíos económicos que afrontan estos bancos centrales, es indudable que los riesgos de cometer un error en política monetaria están aumentando. Las autoridades tendrán que emplearse a fondo a la hora de gestionar y comunicar los cambios a los actores del mercado, ya se trate de retirar los estímulos o de optar por inyectar más liquidez. Hasta ahora, la Fed ha convencido mayoritariamente a los inversores para desvincular la retirada progresiva de los estímulos de las subidas de los tipos de interés, pero si el crecimiento nos sorprende al alza, los inversores podrían ser presa del temor ante un posible endurecimiento de la política monetaria antes de 2015.
Suerte dispar
Si bien la mejora de las perspectivas de crecimiento de los mercados desarrollados constituye una temática clave en 2014, este argumento también se materializa en una segunda temática para este año: una suerte dispar entre los países del G10 y los emergentes. La diferencia de crecimiento viene reduciéndose desde 2009 y se espera que siga haciéndolo durante este año. La expansión estructural de los países emergentes no puede ser eterna y, en contraste con las autoridades de los mercados desarrollados, sus homólogas emergentes no cuentan con muchas opciones para regenerar el crecimiento.
Los países más frágiles deben lidiar con sus déficits por cuenta corriente, los cuales son negativos y van en aumento. Una de las consecuencias para los mercados de renta variable emergente —que recibieron flujos de inversión extraordinarios durante la fase de búsqueda de rentabilidad posterior a la crisis— es que posiblemente los inversores miren ahora con lupa los fundamentales e inviertan su dinero en otros mercados. Si bien se podría decir que algunos de los riesgos han sido descontados, se deben tener en cuenta las posibles fluctuaciones de las divisas a la hora de tomar cualquier decisión de inversión.
Equilibrando los riesgos
El riesgo de que se produzcan brotes de volatilidad, las diferentes estrategias de respuesta de los bancos centrales en clave de política monetaria y los riesgos sistémicos, posiblemente latentes, implican que el camino de vuelta a la «normalidad» podría estar lleno de baches. Por ello, creemos que tiene sentido guardar algo de munición en forma de efectivo. En Henderson, nos mantenemos alerta ante posibles aumentos de la volatilidad del mercado que puedan brindar oportunidades para incorporar tácticamente nuevas posiciones, o bien aumentar las actuales basándonos en valoraciones relativamente favorables.
Desde una perspectiva más amplia, la renta variable sigue siendo nuestra clase de activo preferida, mientras la mejora de las perspectivas económicas y, por ende, el endurecimiento de la política monetaria, se traducen en una lenta revisión a la baja de los precios de los bonos públicos. Teniendo en cuenta que las valoraciones de la renta variable han aumentado, lo cual hace que la recuperación de los beneficios de las empresas sea muy necesaria, es probable que este año se den rentabilidades inferiores a las de 2013.
Tras cinco años de experimentos de política monetaria por parte de los bancos centrales, resulta poco probable que la vuelta a unas perspectivas equilibradas en materia de crecimiento mundial y a una coyuntura de mercado más «normal» sea una tarea sencilla.
Columna de Paul O’Connor, codirector de multiactivos dentro del equipo Multiactivos de Henderson