Los mercados mundiales de renta variable registraron una negociación volátil, si bien se movieron en general al alza en marzo. Algunos de los factores que más influyeron fueron la crisis en Ucrania y la anexión de Crimea por parte de Rusia, la incertidumbre acerca de las perspectivas económicas y financieras de China, así como las expectativas sobre la política monetaria en EE.UU. Las tensiones entre Rusia y Occidente acerca de Ucrania se agravaron antes del referéndum en que Crimea votó a favor de volver a formar parte de Rusia, pero volvieron a calmarse después. Los desalentadores datos económicos de China incluyeron una caída inesperadamente fuerte de las exportaciones en febrero (18%), lo que frustró las esperanzas de que el comercio exterior pueda frenar la ralentización de la economía. El primer impago de un bono nacional chino, que tuvo lugar a principios de marzo, menoscabó también la confianza de los inversores. Sin embargo, la confianza acerca de China mejoró a finales de mes cuando el primer ministro Li Keqiang afirmó que Pekín estaba listo para impulsar la economía.
En los mercados de renta fija, el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 10 años finalizó el mes de marzo en un 2,72%, comparado con el 2,67% registrado a finales de febrero. No obstante, los rendimientos experimentaron una fuerte volatilidad durante el periodo, como resultado de la crisis de Ucrania, la incertidumbre acerca de las perspectivas económicas de China y la inquietud acerca de la política monetaria estadounidense. Esta última se produjo tras las declaraciones de la nueva presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, en las que indicó que los tipos de interés estadounidenses subirían antes de lo previsto. Sin embargo, la tranquilidad volvió a los mercados. Al otro lado del Atlántico, los rendimientos del bono a 10 años de Portugal cayeron a finales de marzo por debajo del nivel del 4% por primera vez en cuatro años. Los rendimientos de los bonos españoles e italianos alcanzaron también sus niveles mínimos en muchos años, después de que los inversores interpretaran las palabras de un directivo del Banco Central Europeo en el sentido de que el banco podría sopesar la adopción de una expansión cuantitativa para aliviar los problemas de la zona euro. Los bonos españoles a 10 años retrocedieron hasta el 3,23% en el último día de negociación de marzo, mientras que el rendimiento de los bonos italianos equivalentes cayó hasta el 3,29%.
Por su parte, la confianza con respecto a los mercados emergentes en general ha mejorado. El índice J.P. Morgan EMBI+ (en términos de rentabilidad total) registró una rentabilidad del 1,37% durante el mes y del 3,45% en el conjunto del trimestre, mientras que la renta variable de los mercados emergentes también repuntó. El índice MSCI Emerging Markets (rentabilidad total, en moneda local) se anotó una subida del 2% en marzo, aunque sigue ligeramente por debajo en el conjunto del trimestre. No obstante, las perspectivas de China nos preocupan. En los últimos años, el país ha sido testigo de una explosión de crédito, propiciada por el sistema bancario paralelo (shadow banking), ya que los inversores minoristas se han visto tentados por un conjunto de productos de ahorro que prometen rentabilidades impresionantes pero cuyas inversiones subyacentes son a menudo opacas. No cabe duda de que las autoridades están preocupadas por esta situación y los inversores van a ver con toda seguridad cómo un número cada vez mayor de estos fondos se declaran en quiebra. El crecimiento del crédito en China ha sido muy rápido y cuesta encontrar ejemplos de situaciones así que hayan acabado bien. En el mejor de los casos, es probable que la tasa de crecimiento de China se reduzca de forma sustancial. No obstante, el resultado podría ser mucho peor. La prolongada baja rentabilidad registrada por la renta variable china ha reflejado con claridad algunos de estos temores y sus valoraciones son bajas comparadas con las de otros mercados. Sin embargo, la explosión de la burbuja del crédito de China podría suponer una dura prueba para el sistema financiero del país y desatar el nerviosismo generalizado entre los inversores.
Por consiguiente, hemos decidido reducir a la mitad nuestra sobreponderación a la renta variable y pasar a neutral nuestra posición de efectivo. Seguiremos sobreponderados en renta variable, ya que las valoraciones son razonables en su mayor parte, aunque menos atractivas que en el pasado. También hemos decidido incrementar nuestra infraponderación en la renta variable asiática debido a la inquietud que suscita China, así como aumentar nuestra sobreponderación en Japón, ya que creemos que el impacto del impuesto al consumo será menos perjudicial de lo previsto. Aunque seguimos sobreponderados en la renta variable, podría decirse que ahora somos menos optimistas que antes. En la renta fija, los rendimientos de los países centrales van a aumentar y el crédito ofrece mucho menos valor debido al gran estrechamiento registrado por los diferenciales. Solo los mercados emergentes parecen ofrecer valor real, si bien nos mostramos cautos en cuanto a incrementar nuestra ponderación actual debido a los riesgos relacionados con China, a la situación geopolítica y macroeconómica. La buena noticia es que probablemente este entorno siga ofreciendo oportunidades para los especialistas en selección de valores que deberíamos poder aprovechar.
Carta mensual de Mark Burgess, director de Inversiones de Threadneedle