Al momento de escribir esto, el índice S&P 500 había caído cerca del 3% en sólo dos días. No es para nadie (no debería serlo ya) que muchos analistas están esperando una caída de las acciones norteamericanas (y en general, de las acciones desarrolladas) en verano o en otoño. Desde hace unos meses, yo había apostado por una caída en mayo, que se prolongaría por junio y parte de julio, momento en el cual, creo, que sería un momento de compra bastante interesante. Mejor comprar a 1.600 que a 1.850 el índice.
Sin embargo, algo que me llama poderosamente la atención de las cifras recientemente recibidas es que los flujos hacia acciones siguen entrando, y la fuerza no es poca: las acciones norteamericanas recibieron la semana pasada más de 6.000 millones de dólares, que se convierte en más del doble de lo recibido por las acciones emergentes, que luego del fuerte selloff de los últimos meses, se constituían en un activo atractivo.
¿Quién está comprando?
Si en casi todas las páginas de opinión, en todos los blogs, en toda parte la tendencia es generalizada de decir “esto se va a caer”, ¿quién es el que sigue enviando recursos a la renta variable norteamericana? Mi teoría es que las personas naturales quieren aún jugarle a las acciones estadounidenses. Y por eso, los flujos llegan por medio de ETF, instrumentos que si bien replican un índice, tienen la característica de una acción: se compran y se venden de manera muy fácil en las bolsas de valores donde estén listados.
Mi teoría es que las personas naturales creen que pueden predecir el momento exacto en que todo esto cambie y pueden salir a vender. Así, pueden tener el mejor de dos mundos: si aún no es el momento de la corrección, se ganan la valorización; y en el momento de la caída, venden y capitalizan las ganancias. Esto, que en teoría suena muy bien, tiene un grave problema: la evidencia ha demostrado que las personas no saben cuál es el momento adecuado, y generalmente, se quedan atrapadas con posiciones compradas muy caras, que se van desvalorizando.
Más aún, como todo el mundo se cree lo suficientemente inteligente para decidir cuándo salir, llegado el momento podría suceder una venta desordenada pues todo el mundo da la orden de vender, antes de que el precio siga cayendo. Esto, generalmente, es lo que sucede en las correcciones de los mercados, y por eso suelen ser tan dolorosas.
La experiencia muestra que un portafolio bien diversificado es lo más adecuado en estos momentos. Pero dígale a alguien con demasiado apetito de ganar que se controle y piense en un escenario adverso. Y muy pocos están dispuestos a aceptar que están tomando decisiones erradas en momentos altamente inadecuados.
La pregunta es si los locos somos los que creemos que las acciones norteamericanas deben corregir o los que siguen enviando recursos a ellas.
“Las opiniones aquí expuestas son a título personal y no reflejan la posición e Old Mutual Skandia sobre los temas tratados”
Columna de opinión de Manuel Felipe García Ospina
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