Si bien febrero fue un mes positivo para la renta variable, el mes de marzo se ha mostrado más complicado, ya que la atención de los inversores ha pasado a centrarse ahora en la crisis de Ucrania, un acontecimiento que podría condicionar el apetito por el riesgo en lo que queda de año. Hasta la fecha, las repercusiones de la crisis de Ucrania se han circunscrito en mayor medida a la deuda y la renta variable de los mercados emergentes, así como a los mercados de materias primas. En los niveles actuales, parece que la deuda de los mercados emergentes en moneda local ofrece valor, y en nuestro modelo de asignación de activos nos mantenemos sobreponderados en esta clase de activos, aunque esperamos que continúe la volatilidad a corto plazo en los mercados de deuda tanto en moneda fuerte como en moneda local. La renta variable emergente refleja las preocupaciones tanto por Rusia y Ucrania como por las perspectivas de menor crecimiento de Brasil y China. En las materias primas, Rusia representa un actor importante en el sector de la energía, pues suministra el 30% del gas de Europa, la mitad del cual se conduce a través de Ucrania. Cualquier medida adoptada por la UE para poner freno a las exportaciones de petróleo ruso podría situar con facilidad el petróleo Brent en la horquilla de los 140-160 dólares por barril y, por consiguiente, seguimos muy de cerca los acontecimientos.
Parece que la deuda de los mercados emergentes en moneda local ofrece valor
Por otra parte, los mercados de bonos high yield y con calificación investment grade apenas se han visto afectados por la crisis en Ucrania. Los mercados de divisas también la han soslayado, a excepción de algunas evidentes como el rublo. Los mercados de renta variable y renta fija de los países desarrollados se han visto influidos por otros factores, como los reveses derivados de la mayor fortaleza de la libra esterlina para la renta variable británica y las consiguientes revisiones a la baja de los beneficios relacionadas con el cambio de divisas, las adversas condiciones meteorológicas de EE. UU. y algunos resultados de empresas europeas peores de lo esperado, a pesar de los continuos indicios de recuperación macroeconómica. Los inversores de deuda pública de los países centrales se han centrado en la mayor fragilidad de los datos macroeconómicos estadounidenses, lo que ha resultado favorable para la clase de activos, a pesar de la continua reducción gradual de la expansión cuantitativa.
Seguimos apostando por la renta variable (concretamente, la británica y la japonesa)
En cuanto al posicionamiento, en nuestro modelo de asignación de activos seguimos apostando por la renta variable (concretamente, la británica y la japonesa). No obstante, reconocemos que es importante que las empresas consigan incrementar sus beneficios este año debido a la mejora de las valoraciones de las acciones que se ha producido en los últimos años y el respaldo menguante en forma de liquidez a la renta variable ahora que la expansión cuantitativa estadounidense comienza a desvanecerse. Las empresas que no han cumplido sus expectativas de beneficios en las últimas semanas se han visto castigadas, ya que las valoraciones dejan poco o ningún margen para las decepciones. En los mercados de renta fija, seguimos prefiriendo el crédito corporativo por encima de la deuda pública de los países centrales, aunque es probable que la rentabilidad total de los bonos high yield y los bonos con calificación investment grade sea modesta este año. Los inmuebles comerciales británicos nos siguen pareciendo interesantes por su atractivo rendimiento real, así como por el creciente interés que muestran los inversores en la clase de activos gracias a la continua recuperación macroeconómica del país.
Columna de opinión de Mark Burgess, director de Inversiones de Threadneedle