El desempeño de los mercados financieros en el mes de noviembre ha sido un representante digno en su comportamiento al reflejo de las intenciones de la Reserva Federal y sus esfuerzos por motivar a los inversionistas a moverse a activos de riesgo y lejos de las letras del tesoro.
A lo largo de los últimos años hemos mencionado y hecho hincapié de que un entorno de tasas de interés ultra bajas tiene como objetivo entre otras cosas el desincentivar el ahorro y fomentar la inversión en activos que ofrezcan retornos atractivos. De igual manera hemos comentado como a consecuencia de esto los inversionistas han tenido la necesidad de modificar sus niveles de tolerancia hacia el riesgo en búsqueda de los retornos deseados.
Esta noción se ha hecho patente en los últimos años a partir de la introducción de los planes de estímulo con un enfoque particular en el programa conocido como QE2, sin embargo en los últimos meses se ha intensificado principalmente por la continuación de estos programas y por que el inversionista individual finalmente ha decidido participar más activamente moviendo, su dinero de instrumentos seguros como las letras del tesoro a activos con mayor riesgo pero mayor potencial de apreciación como las bonos de compañías por debajo de grado de inversión, bonos convertibles, prestamos bancarios de tasa flotante y activos de renta variable.
El dilema que ahora se le presenta al inversionista, principalmente al que recientemente se ha unido a este movimiento, o aquel que aún se encuentra evaluando los pros y contras, es de que al no saber en que parte del ciclo económico nos encontramos es difícil evaluar si va a haber una continuación del movimiento alcista o nos encontramos próximos a una corrección de mercado.
Lo que complica la respuesta de este dilema es que existen razones igualmente válidas que apoyan cualquiera de las dos posiciones:
– Por un lado la amenaza de que los programas de estímulo en Estados Unidos sean terminados o pierdan su efectividad es un problema que está todavía muy latente en el psique del inversionista. Aunado a ello la desaceleración de algunas economías emergentes así como una posible recaída en China o un recrudecimiento de la crisis de crecimiento en Europa son algunos de los factores suficientes para justificar una toma de utilidades de los activos de riesgo y una rotación hacia instrumentos mas estables.
– En contrapunto el repunte de crecimiento en Estados Unidos, principalmente en el sector construcción, junto con la baja de desempleo y la continua demanda de bienes de producción y de infraestructura a nivel mundial, han mantenido los resultados de las compañías en niveles sanos de crecimiento. Esto se complementa con un mercado de deuda muy accesible y a niveles de tasas tan bajos que crean un entorno amigable para la expansión de las empresas y de sus múltiplos.
Con más de 550 días sin una corrección de 10% en el S&P e instintivamente es natural pensar que por simple estadística y el concepto de reversión a la media debería de haber una, sin embargo históricamente esta instancia no ha sido la más larga y bien podría seguir subiendo por un periodo adicional.
Por el momento nuestra visión continúa siendo positiva tanto en el corto como en el mediano plazo para los activos de mayor riesgo basado en los factores económicos positivos que los rodean.
Y si bien es cierto que existen varias nubes negras en el horizonte que pudiesen reversar la tendencia rápidamente, la tendencia y el momentum del mercado continúa siendo muy positiva. Mientras haya una ausencia de un catalizador negativo no existe una razón para cambiar la posición en el corto plazo sin embargo reconocemos que algunos activos se encuentran ya sobre extendidos en su subida, por ello a pesar de que recomendamos seguir bailando mientras dura la música es prudente hacerlo cerca de la puerta.