La inversión socialmente responsable ha surgido en los últimos años, y se ha desarrollado a la vez que la idea del desarrollo sostenible y la responsabilidad empresarial.
Por norma general, los criterios a tener en cuenta para llevar a cabo una inversión en los mercados financieros son liquidez, riesgo y rentabilidad. En la EAFI Aspain 11 realizamos para los clientes que lo desean una inversión socialmente responsable. Aumentamos los criterios a la hora de confeccionar una cartera de inversión: a los mencionados anteriormente agregamos criterios éticos, sociales, ambientales o de buen gobierno.
En contra de lo que se pueda pensar, la elección de activos socialmente responsables no restringe la rentabilidad. En el amplio universo de productos a los que tenemos acceso existen muy buenas opciones de inversión que por su característica sostenible ganan fuerza en el largo plazo.
La toma de decisiones se compone de varias fases. En un principio marcamos las pautas a tener en cuenta para la confección de la cartera. Siempre del lado del cliente y cumpliendo con todos sus requisitos de riesgo. Podemos definir tres pasos claros en el proceso de asset allocation o distribución de activos. En el primer paso se seleccionan los activos que cumplan con el perfil de riesgo, elegimos la proporción entre renta fija y renta variable. En un segundo paso se filtran los activos acorde con los requisitos responsables del cliente. Tras tener todos los activos que podemos elegir localizados existe un tercer y último paso del asset allocation que tiene como objetivo seleccionar sectores y zonas geográficas.
Una vez finalizado el proceso de asset allocation da lugar el stock picking sostenible. Hay varios índices globales que agrupan una gran cantidad de valores de esta clase, como por ejemplo el MSCI KLD 400 SOCIAL INDEX. Tras la primera toma de contacto con el grupo de valores se utilizan criterios fundamentales y técnicos, como en cualquier otra inversión aportando valor y sin ningún tipo de conflicto de intereses. Mediante un scoring propio, seleccionamos, catalogamos y elegimos los valores que mejor rentabilidad puedan aportar a la cartera. Así la inversión socialmente responsable no incurre en un coste de oportunidad, ya que el universo de activos del que disponemos es muy amplio.
Es fundamental saber a dónde va destinado el dinero que invertimos. Al margen del componente responsable de las empresas, si una empresa tiene ese factor de responsabilidad social, podemos considerarlo como un buen indicador de buena gestión empresarial si además tiene unos buenos fundamentales y es rentable. Por lo que en el medio plazo siempre será una mejor opción de inversión, sea cual sea la idea del cliente respecto al componente responsable.
Hoy en día la crisis ha hecho que muchos inversores se cuestionen la sostenibilidad de sus inversiones. Puesto que vivimos una crisis de confianza, a parte de la financiera, la característica ética está ganando peso entre las elecciones de las personas físicas y jurídicas. Ahora más que nunca los inversores reclaman transparencia en las decisiones de inversión, lo que hace que el componente responsable sea poco a poco de obligado uso. Las empresas que aún siguen con comportamientos destructivos para el conjunto social, ya sea a nivel medioambiental, ético o económico van perdiendo atractivo para un número creciente de clientes. El dinero que fluye de los inversores cada vez está más concienciado, todo lo que ha sucedido hasta ahora ha servido para abrir los ojos de muchas personas que mientras su dinero les reportara una rentabilidad no importaba de dónde procediera.
Hace unos años la inversión socialmente responsable no era más que un nicho en un sector en el que prima la rentabilidad por encima de todo. Tras adecuar la metodología de selección responsable a cada cliente, el valor añadido aumenta, teniendo rentabilidades muy parecidas a las de carteras con métodos convencionales, y de poder elegir, la gran mayoría eligen a la inversión responsable siempre y cuando las rentabilidades sean similares. Los métodos de selección de activos ganan en complejidad al incluir más variables a tener en cuenta, es cierto que a veces demasiada información desemboca en desinformación. Este no es el caso, ya que la característica responsable se toma como indicador cualitativo y de capacidad gestora por parte de los directivos de las empresas.