La renta variable brasileña ha registrado una repentina y elevada rentabilidad después de haber ido a remolque durante buena parte del año. Desde el final de agosto, el mercado bursátil de este país ha batido al resto de mercados del universo latinoamericano, además de superar con creces la rentabilidad registrada por los índices de renta variable emergente e internacional, en general.
Existen tres factores principales que han contribuido al sólido desempeño de los activos emergentes y de las acciones brasileñas. En primer lugar, la decisión de la Reserva Federal estadounidense de posponer su planeada retirada del programa de relajación cuantitativa ha acabado con la especulación acerca de la apreciación del dólar estadounidense y la depreciación de las divisas y los bonos de los mercados emergentes. Esto se ha traducido en marcados repuntes de las divisas locales y de los mercados bursátiles de países emergentes como Brasil, la India o Turquía, que sufrieron durante las ventas generalizadas registradas hace unos meses. El real brasileño siguió viéndose respaldado por la decisión de su banco central de tomar cartas en el asunto e intervenir en el mercado de divisas. En segundo lugar, los datos sobre la economía china han empezado a mejorar y, consecuentemente, aquellos países que cuentan con buenas relaciones de exportación con China han registrado una buena evolución. Por último, la economía brasileña ha comenzado a dar señales de estabilización: los últimos datos de ventas minoristas han mostrado una mejora y el incremento de los precios del mineral de hierro ha impulsado a los sectores vinculados a las materias primas.
Las piedras en el camino de este país latinoamericano son de sobra conocidas por los inversores: su economía ha estado creciendo por debajo de la tendencia durante los últimos años y el Gobierno sigue empeñándose en aplicar una política intervencionista. No obstante, cabe señalar que es probable que dos de los tres factores que vienen apoyando a Brasil durante los últimos meses tengan continuidad en un futuro próximo (por ejemplo, que la Fed siga retrasando la retirada de su programa de compra de bonos o la mejora de los datos en China). Además, el posicionamiento de los inversores en Brasil sigue siendo limitado y es probable que cualquier ligera mejora en la confianza de los inversores se traduzca en grandes variaciones en los precios de las acciones. En nuestra opinión, los argumentos a favor de una apuesta a contracorriente por Brasil siguen basándose en las valoraciones comparativamente bajas de la renta variable y en su sensibilidad a cualquier mejora cíclica de la situación de sus principales socios comerciales, como China y Estados Unidos.
Artículo de opnión de Christopher Palmer, director de mercados emergentes de Henderson Global Investors