La entrada de Bill Gates en Fomento de Construcciones y Contratas es la última de una serie de operaciones de inversión extranjera que se vienen produciendo durante el último año, tendencia que se va a acelerar durante los próximos meses, con unas características muy definidas: las principales operaciones de inversión extranjera en España son esencialmente de tipo financiero y tienen lugar, el síntesis, en sectores estratégicos como la energía y banca o en activos de empresas españolas que, como resultado de su endeudamiento y balances frágiles se ven obligadas a vender activos.
Un repaso a las principales operaciones durante los últimos meses ilustra claramente por dónde va la pauta y la tendencia de las operaciones de inversión extranjera en España. Especialmente activo ha sido el multimillonario mexicano Carlos Slim, con intereses importantes en España, quien a través de la inmobiliaria Carso adquirió hace unos meses 439 oficinas de CaixaBank por 428,2 millones de euros. Poco tiempo después anunciaba también la adquisición de un 0,5% de Gas Natural y una opción de compra adicional hasta el 3% por 49 millones de euros.
Las inversiones en el sector energético han sido muy frecuentes en estos meses, y entre las principales operaciones además de la indicada en Gas Natural, está la compra por el fondo de inversión Temasek (Singapur) del 5,05% de Repsol por un importe de 1.030 millones de euros. Inversión no solamente relevante por su cuantía sino cualitativa con la entrada de Temasek. Este mismo ejercicio hemos visto también el ejercicio por Sonatrach (Argelia) de la opción de compra del 32% de CEPSA a Iberdrola y Endesa por 146 y 88 millones de euros respectivamente.
Especialmente activa ha sido la banca española, presionada por la necesidad de reforzar sus balances, en la venta de activos que ha propiciando inversiones extranjeras importantes. Entre las más relevantes en esta categoría está la compra por KG EOS Holding (Alemania) del negocio de recobros del Banco Popular por 135 millones de euros o la adquisición por AEGÓN (Holanda) del 51% de Santander Seguros y Reaseguros por 220 millones de euros. Mención especial a arte merece la adquisición por el fondo Apollo (Estados Unidos) del EVO Banco al FROB por 60 millones de euros, que puede sintetizarse como la adquisición encubierta de una ficha bancaria, de modo similar a lo visto por parte de entidades andorranas en España.
La operación de FCC resume la situación de las empresas españolas, que se ven forzadas a vender activos para reducir deuda y buscar capital inversor. La propia FCC daba lugar a la compra por Veolia Environnement (Francia) de un 50% de FCC en Proactiva Medio Ambiente por 209 millones de euros. En la misma categoría se puede incluir la reciente compra por el fondo de inversión Bain Capital (Estados Unidos) de Atento, call center de Telefónica, por 1.050 millones de euros, o la adquisición por el fondo de inversión Bravofly (Suiza) de la agencia de viajes online Rumbo por 74 millones de euros, también del grupo Telefónica. Motivos similares son los que llevaron a la agitada compra por el grupo de inversión HNA (China) del 20% de NH Hotetes por 243 millones de euros.
Las anteriores resumen las principales operaciones de inversión extranjera en España durante los últimos meses, durante los cuales las empresas españolas han hecho de la necesidad virtud y vencido la tradicional oposición del empresariado español a dar entrada a socios e inversores extranjeros. Nunca ha sido especialmente propenso el empresario tradicional español a dejar mirar debajo de las alfombras.
Nos permite sin embargo el repaso a las principales operaciones de inversión extranjera en España establecer la tendencia y características de dicha inversión: busca acceder sectores estratégicos tradicionalmente protegidos (banca, energía) y aprovecha la fragilidad de empresas altamente endeudadas que necesitan vender activos, y lo hace mediante operaciones de tipo financiero.
Durante los próximos meses seguiremos viendo este tipo de operaciones, tanto en la banca y empresas cotizadas como en el sector público. Las entidades bancarias seguirán deshaciendo activos inmobiliarios y carteras de crédito, vendiendo participaciones industriales y buscando la entrada de nuevos accionistas extranjeros, mientras que empresas españolas en sectores como el energético y transportes, que sufren una presión importante en sus cuentas, deberán acceder a vender activos no estratégicos y aceptar la entrada de socios financieros como alternativa a una financiación bancaria doméstica que ni está si se espera.
Pero también el Estado acelerará la venta de activos, tanto desde el Sareb, como desde la SEPI y mediante la venta de empresas públicas, propiciando la entrada de inversores extranjeros. Sobre la mesa están la venta o salida a bolsa de Loterías y AENA. La necesidad de ingresos del Estado y la necesidad de lograr inversión favorecerá de manera especial la colaboración público-privada, lo que sin duda despierta el interés de inversores y su voluntad de tomar posiciones para abordar dichos proyectos. FCC parece una buena plataforma desde la cual acceder a dicha oportunidad. Solamente el PITVI 2012 – 2024 (Plan Nacional de Infraestructuras, Transporte y Vivienda) prevé inversiones próximas al 1% del PIB.
Sería deseable que se tomen las acciones y medidas que permitan que la inversión financiera que ahora llega a España «de todas partes» encuentre las condiciones e incentivos para llevar a cabo también inversiones productivas a largo plazo. España necesita inversores, no pelotazos.