Seamos sinceros. Hay pocas cosas menos populares que ser economista. Para muchas personas, los economistas somos personajes crípticos que no sabemos expresarnos, y para gran parte de la izquierda mundial, los economistas pro-mercado somos una manada de traicioneros a la humanidad que estamos vendidos al interés del capital. Es interesante caer en cuenta que muy pocos han llegado a captar la importancia de los economistas en el mundo. Valga decir que el hombre más poderoso del mundo es un economista abstemio que, a propósito, se gana USD $199.700 al año. Valga decir que el salario base de un analista económico de medio rango en Nueva York es de más o menos USD $250.000 por año.
Comenzando en enero del 2014, el mundo va a dejar de ver todos los días en televisión a Ben Bernanke, pues el Doctor Bernanke está llegando al final de su periodo como líder de la Reserva Federal. Este economista de 59 años decidió que su ciclo como líder de la Fed ya estaba llegando a su fin viable, y por esta razón decidió dejarle el campo abierto a su amiga y colega Janeth Yellen. Es una gran noticia que el Presidente Obama le hubiera hecho caso a Bernanke en la escogencia. Pero eso es tema para otra columna.
La pregunta relevante es cuál será el mayor legado de este hijo de una profesora de escuela pública y de un farmaceuta, quien además trabajaba horas extra en un cine para poder pagar los gastos familiares. En mi opinión, el mayor legado de Bernanke fue el no haber cometido en el 2008 el error que cometió la reserva federal entre 1930 y 1933. Específicamente, Bernanke logró evitar cometer el error que Milton Friedman evidenció en su literatura: el hecho que la Reserva Federal disminuyó la oferta monetaria durante la crisis de 1930, en respuesta a la abrupta caída de la demanda monetaria que se vio en esos años. Bajo los lineamientos de los modelos clásicos sobre el equilibrio en el mercado monetario, la acción a seguir si era ajustar la oferta de dinero, para restablecer el equilibrio. Sin embargo, la realidad demuestra que esa decisión aparentemente lógica lo único que logró fue prolongar la caída en el ciclo económico durante los 30s. Por esta razón es que bajo el tutelaje de Ben Bernanke, la base monetaria de EE.UU. ha pasado de valer USD $700.000 millones a valer casi USD $4 billones (implica un crecimiento del 470% en la base monetaria en un periodo de 5 años).
Los críticos de las políticas de Bernanke son muchos. El lector seguro conoce a alguien que en algún coctel haya argumentado lo siguiente: “esa idea de imprimir dinero es una falacia cuyo único objetivo es el de crear una burbuja especulativa que no soluciona nada.” Honestamente, en cierta forma lo es, o por lo menos conlleva el riesgo de serlo. Pero como todo en la vida, uno debería tener la honestidad argumentativa para preguntarle al crítico, “muy bien, tiene toda la razón. Ahora, que hubiera hecho usted para reaccionar en el 2008 si hubiera estado a cargo de la Reserva Federal?” Les aseguro que la respuesta no vendría.
Solo conozco a un personaje muy honesto que contestó esa contra-pregunta en televisión mundial. Y su respuesta fue algo semejante a esto: “Pues yo no hubiera hecho nada. Si la economía se tenía que caer, pues que así fuese. Si el desempleo se tenía que disparar, pues que así fuese. Si la banca tenía que desaparecer, pues que así fuese. Pero eso sí, jamás hubiera emitido más moneda, porque emitir moneda es artificial.” Este personaje al que describo es de las personas que piensan que es mejor no tratarse un cáncer con quimioterapia, porque va y pierde uno la sensibilidad en las manos. Respetable, pero de locos.
A pesar de las críticas, Ben Bernanke va a pasar a la historia como el banquero central más valiente, más visionario, y el más sencillo de toda la historia. Con decirles que el Dr. Bernanke no tiene un Ferrari sino un Ford Focus…
Columna de opinión de Alberto J. Bernal-León; Director de investigación y socio, Bulltick Capital Markets