Seis meses después del cierre del 2012, año mejor de lo esperado si consideramos los retornos de los inversionistas en los mercados financieros, nos encontramos con un ejercicio donde lo único que ha subido es la bolsa de los Estados Unidos. Por ello, debemos analizar los riesgos actuales de los distintos activos financieros, y sobre todo, las oportunidades que vemos para un futuro cercano.
La bolsa americana ha tenido una subida muy fuerte los últimos meses, a pesar de la grave crisis de deuda que tiene y las subidas de impuestos que realizo la administración del presidente Obama. El drama sobre el precipicio fiscal acabó como todos esperábamos, con un acuerdo de mínimos, que una vez más, pospone la solución total del problema, nos encontraremos de nuevo en esa situación en los próximos meses. Sin embargo, los mercados emergentes y europeos han sido gravemente penalizados por las expectativas de menor crecimiento en China y por las dudas persistentes sobre la salud de la economía europea. Todo ello ha tenido una incidencia muy importante sobre el valor del dólar que se ha apreciado fuertemente frente a las monedas de economías emergentes. Estas últimas vieron salir capitales importantes ante la mejor situación de las finanzas norteamericanas y los mensajes del presidente de la FED de frenar la compra de deuda y la consecuente subida de los tipos de interés en el mercado secundario en un futuro cercano.
Hace unos meses ya pronosticábamos que el mercado de renta fija no iba a dar ninguna sorpresa positiva, y que había que ir poco a poco saliendo del mismo. Con los tipos de interés tan bajos, hay que buscar oportunidades en sectores muy concretos que puedan dar rendimientos estables, que protejan ante una potencial inflación, y tengan intereses flotantes que se muevan cuando las tasas vayan subiendo. Vemos esa posibilidad en los mercados de crédito ligados a préstamos bancarios, en algunos sectores del sector hipotecarios, y en instrumentos que se beneficien de mercados en situación de reestructuración en los que pueda haber valor si se compran a precios bajos.
En este momento donde se ha movido mucho capital a los mercados bursátiles estadounidenses, es difícil ser valiente y buscar opciones en otras regiones, sin embargo, el dinero se hace cuando los precios están bajos y eso lo encontramos en este momento en Europa, y en algunos mercados emergentes. Hay que saber elegir en cuales, y buscar los instrumentos y manejadores de inversiones adecuados para entrar en los mismos, ya que las diferencias entre estos y los índices pueden ser sustanciales.
Dentro de las grandes apuestas de largo plazo hay dos que están interrelacionadas, la primera es el sector energético en los Estados Unidos. Las nuevas tecnologías están dando acceso a bolsas de gas y petróleo que antes no era viable explotarlas rentablemente. El fraccionamiento ha abierto un nuevo mercado que va a reducir los precios de producción y consecuentemente aumentar la productividad de las empresas americanas. El país va a pasar de ser importador de petróleo, a no solo ser autosuficiente, sino exportador para el año 2020. Esta revolución energética, basada en muchos pequeños empresarios que están invirtiendo de forma independiente, pero interconectada, va a producir un efecto riqueza que no habíamos visto en mucho tiempo.
Ligado a lo anterior y unido a las reformas políticas y económicas en el país vecino, pensamos que la economía mexicana se va a beneficiar de sus vínculos comerciales y la cercanía a los Estados Unidos. Los costos de la mano de obra en China y otras economías del Sudeste asiático han ido subiendo en la última década. En muchos casos es más barato hoy en día producir en México que en Oriente. Si a ello le unimos el menor coste de transporte y el acceso a mayores controles de calidad, vemos un boom de manufactura en México en los próximos años. Las reformas del sector de comunicaciones, de medios de información, y la tan esperada apertura del sector energético a la inversión extranjera, pueden ser un empuje importante a su crecimiento. Todo ello producirá un efecto riqueza en la población que pasara a tener capacidad de demandar bienes y servicios internamente y esperemos, que mucha gente pase de la pobreza a una clase media con capacidad de consumo.
La tercera posición que estaríamos viendo es invertir a largo plazo en algunos mercados en desarrollo (de los BRICs únicamente en China) que tengan gran potencial de crecimiento, y en sectores y compañías infravaloradas en Europa.
El capital financiero puede hacer mucho bien si se utiliza adecuadamente. Debemos pensar en invertir con sentido económico, pero también social, y lograr que los rendimientos se vean tanto en números positivos, como en mejoras tanto para los accionistas, los trabajadores y la sociedad en general.