Como algunos de nuestros lectores ya sabrán, Matthews Asia tiene su sede en San Francisco, justo al norte de Silicon Valley, hogar de algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo, así como caldo de cultivo para nuevas empresas de tecnología. El auge de Silicon Valley ha sido reforzado por sus conexiones con la Universidad de Stanford, así como con la industria de capital riesgo de la zona de Sand Hill Road desde 1970. Esta cultura energética y empresarial ha ayudado a crear muchas empresas innovadoras que han irrumpido entre los negocios tradicionales.
En mis conversaciones con funcionarios de gobiernos en varios parques científicos a través de Asia, Silicon Valley sigue siendo la principal referencia para el ambiente creativo que desean construir. Han tratado de replicar su éxito siguiendo una receta que fomenta la colaboración entre universidades e industrias. Han construido parques científicos para industrias específicas cerca de una universidad de investigación y ofrecido incentivos financieros a las empresas para trasladarse allí. Hoy en día, según la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), hay más de 400 parques científicos de todo el mundo. Estados Unidos encabeza la lista con más de 150 parques, seguido de Japón con 111. China, que se inició el desarrollo de parques científicos a mediados de los años 1980, cuenta ahora con aproximadamente 100.
Se han gastado miles de millones de dólares en todo el mundo para construir parques científicos, pero tal vez ninguno puede aspirar a tener el ecosistema robusto, único y de múltiples facetas que ha construido Silicon Valley. La historia también ha demostrado que los intentos de recrear el fenómeno de Silicon Valley han tenido poco éxito. Para triunfar, creo que las empresas innovadoras necesitan un ecosistema que tenga sabor local propio. Uno de los ingredientes esenciales para el logro de esto es el desarrollo de capital de riesgo para las primeras etapas de estas empresas, también conocidas como incubadoras. Durante la última década, hemos visto incubadoras brotando a lo largo de Asia. Más recientemente, en un interesante giro de los acontecimientos, muchas incubadoras de Silicon Valley han estado fijando su mirada en Asia pues los smartphones de bajo coste están creando una nueva generación de móviles en la que muchos usuarios están accediendo a Internet por primera vez a través de teléfonos móviles en lugar de sus ordenadores personales.
Si bien la tendencia es emocionante, es demasiado pronto para evaluar el impacto de estos nuevos ecosistemas para los startups. Pero a largo plazo, el hecho de tener una comunidad emprendedora es fundamental para el desarrollo de sectores innovadores dentro de Asia. Si tiene éxito, este desarrollo puede ser un buen augurio para los países que se están moviendo hacia economías orientadas a los servicios, así como para los inversores en tecnología de Asia.
Jerry Shih, CFA es analista en Matthews Asia
Los puntos de vista y la información expuestos suponen una opinión y análisis sobre las condiciones de mercado en un momento específico y son susceptibles de variar. No deben tomarse como una recomendación de compra o venta de un título específico o de los mercados en general. La temática contenida en este texto deriva de varias fuentes que se consideran fiables y precisas en el momento de su compilación. Matthews International Capital Management LLC no acepta ninguna responsabilidad por pérdidas directas o resultantes del uso de esta información. La inversión en mercados internacionales y emergentes puede conllevar riesgos adicionales, como los derivados de inestabilidad política y socio-económica, mercados ilíquidos, fluctuaciones de tipo de cambio, alta volatilidad y normativa limitada. Adicionalmente, los fondos invertidos en un solo país pueden estar sujetos a mayor riesgo de mercado que los fondos diversificados por su concentración en área geográfica determinada. La inversión en pequeñas y medianas empresas conlleva mayor riesgo que la inversión en grandes empresas, puesto que pueden ser más volátiles y menos líquidas que las grandes compañías. Este documento no ha sido revisado ni aprobado por ningún organismo regulatorio.