Nuestras previsiones de crecimiento económico en los países en desarrollo han sido casi siempre muy superiores a las de los países desarrollados. Desde hace algún tiempo hemos realizado continuas revisiones a la baja en nuestras expectativas de crecimiento de las economías desarrolladas. Dicho panorama parece estar cambiando algo, ya que detectamos algunos indicios de noticias más positivas en varios países desarrollados, mientras que las economías emergentes presentan un panorama más difícil.
Seguimos muy interesados en los valores de alta rentabilidad, siempre y cuando estén respaldados por crecimiento de los flujos monetarios.
En EE.UU.,hemos asistido a un impulso económico considerable gracias al fuerte repunte de la confianza del consumidor. El gasto de las empresas sigue en niveles bajos a pesar de los sólidos balances, pero esperamos que se recupere a medida que vaya aumentado la confianza en el crecimiento entre los equipos directivos y se incremente la edad media de los equipamientos. Ante esta mejora y a fin de evitar el riesgo de generar burbujas, la Reserva Federal debatió sobre el repliegue de su programa de “flexibilización cuantitativa”, provocando una fuerte subida de las rentabilidades de los bonos que, a su vez, aumentó los costes de financiación a muchos prestatarios, especialmente en el importantísimo mercado hipotecario. No obstante, creemos que los precios siguen siendo asequibles y no creemos que los movimientos recientes frustren la recuperación.
En la zona del euro se han producido noticias mejores de lo esperado, pero partiendo claramente de niveles muy deprimidos. Alemania sigue relativamente bien y actualmente los datos de la confianza de consumidores y fabricantes son menos negativos en los países periféricos, destacando especialmente España y Grecia. En el Reino Unido, el mercado de la vivienda y el gasto privado parecen razonables y prevemos una cierta recuperación del sector de la construcción y de la producción de petróleo del mar del Norte en el segundo semestre. Hay pocos indicios de mejora en las exportaciones, pero el afianzamiento de la economía estadounidense podría mejorar las cosas. Actualmente somos optimistas con respecto a los riesgos relativos a nuestras previsiones.
Entre los sectores defensivos, el farmacéutico parece desde hace algún tiempo más atractivo
En Japón, la “Abenomía” está teniendo ya un impacto considerable. La confianza del consumidor ha aumentado considerablemente, la balanza comercial ha mejorado, la confianza empresarial muestra signos de recuperación y los precios al consumo se han movido al alza hasta una estabilización. Hemos incrementado nuestras previsiones del PIB de Japón para este año al 2,5%.
En cambio, China se ha visto afectada por cuestiones demográficas, riesgos inflacionistas y el deseado cambio en la economía de la inversión al consumo está resultando más difícil de conseguir. Además, las autoridades parecen dispuestas a resolver los problemas provocados por los bancos secundarios, lo que provoca una restricción del crédito a corto plazo. En este entorno, nos mostramos más precavidos con respecto al crecimiento en el futuro inmediato.
Los diferenciales de la deuda empresarial y de los mercados emergentes se han ampliado significativamente y parecen relativamente interesantes.
A pesar de las fuertes variaciones de los precios de muchos activos, no hemos realizado ningún cambio de calado en nuestras estrategias de renta variable. Seguimos muy interesados en los valores de alta rentabilidad, siempre y cuando estén respaldados por crecimiento de los flujos monetarios. Buscamos oportunidades de crecimiento y podemos reconocer a aquellos que se van a beneficiar de la recuperación de EE. UU. Creemos que los fuertes se harán más fuertes y una actividad adecuada de fusiones y adquisiciones puede resultar favorable. La subida de las rentabilidades de los bonos reducirá el atractivo de las acciones de alta rentabilidad que se consideran equivalentes a bonos, pero este tiempo de acciones nunca nos ha entusiasmado. Entre los sectores defensivos, el farmacéutico parece desde hace algún tiempo más atractivo, ya que han aumentado las autorizaciones y crece el número de áreas potenciales para nuevos medicamentos.
Creemos que los motivos para el repliegue, como reflejo de la mayor solidez de la economía estadounidense y para reducir los riesgos de burbujas financieras, son favorables. Es evidente que muchos mercados de activos se han visto beneficiados por la flexibilización cuantitativa, que irá reduciéndose, aunque de forma gradual. Resulta inevitable que los inversores de algunos activos de riesgo consideren que las inversiones más seguras son una mejor alternativa, pues ahora ofrecen rentabilidades más elevadas, lo que podría provocar una mayor volatilidad a corto plazo. No obstante, el entorno de crecimiento y las perspectivas de beneficios empresariales son razonables y las valoraciones han mejorado. Buscaremos oportunidades para incrementar la inversión en renta variable durante las caídas del mercado. Creemos que los tipos de interés oficiales se van a mantener sin cambios durante algún tiempo en los principales mercados y, aunque las curvas de tipos podrían pronunciarse aún más, a corto plazo no prevemos un aumento considerable de las rentabilidades de los bonos del Estado. A pesar de ello, seguimos infravalorados debido a los niveles que alcanzan las valoraciones. Los diferenciales de la deuda empresarial y de los mercados emergentes se han ampliado significativamente y parecen relativamente interesantes. Nuevamente, una mayor debilidad en estos activos podría ofrecer oportunidades para comprar.
Columna de opinión de Mark Burgess, director de inversiones de Threadneedle