Es un hombre ocupado y me considero afortunado de tener acceso regular a su ingenio y sabiduría. Francamente, considerando que es co-CIO de una de las administradoras de activos más grandes del mundo y que tiene una posición tan prominente en la industria, ha resultado sorprendentemente fácil tener acceso a su agenda todos los meses.
Las relaciones labradas a lo largo de los años tienen maneras de desvelar aspectos personales interesantes, como sus costumbres y la forma que tiene de pensar sobre el mundo. Como resultado, aproximadamente durante los pasados 15 años y al margen de su pericia como inversor, he llegado a conocer detalles muy personales, y en ocasiones poco halagüeños sobre Bill.
Por tanto, en lugar de cantar las alabanzas sobre lo listo que es Bill, o de discutir sobre su visión del mercado, voy a compartir con ustedes algunas de sus historias más personales (pero por favor, guárdenlas en secreto – algunas son realmente embarazosas y no deberían diseminarse públicamente).
Conocí a Bill en los últimos años de la década de los 90. La burbuja tecnológica todavía estaba en su fase expansiva. Los bonos no tenían el brillo del que gozan hoy. Lo que de primeras se hizo obvio fue que Bill no tenía ningún problema en contar las cosas tal como las ve. Tanto si expone su opinión sobre el panorama actual de la economía y los mercados de bonos como si habla sobre el estado de su vida sexual o su extrañas experiencias en el cuarto de baño, Bill dice siempre lo que piensa.
Estas son algunas cosas que he aprendido sobre Bill a través de las historias que me ha ido contando durante nuestros años de relación:
1. Una encantadora joven llamada «Greedy Greta» Mueller proporcionó a Bill una excitante velada en el asiento trasero de un coche en las colinas de Los Altos, California, con 17 años (los que tenía Bill; nunca me desveló la edad de la joven). Este acontecimiento resultó especialmente formativo para él.
2. Con veintitantos años tuvo un accidente de tráfico grave al volante de su Nash Rambler que le despellejó la parte superior del cuero cabelludo. Un cirujano plástico se lo consiguió recoser. Sin la intervención del doctor el pelo de Bill habría clareado y sus entradas habrían prosperado bastante más rápido de lo que lo han hecho durante los últimos 10 años.
3. En una ocasión le invitaron a la residencia de Bill y Melinda Gates para conocer a la pareja. Cuando fue presentado al Sr. Gates, haciendo gala de su ocasional despiste le dio la mano y dijo «Hola, soy Bill Gross, encantado de conocerte Mike«. ¡Llamó a Bill Gates Mike! Muerto de vergüenza, Bill dice que manchó los pantalones.
4. Bill alcanzó su pico sexual a los 20 años ((parece que la Sra. Mueller obtuvo (casi) lo mejor de él – ver 1. arriba)).
5. Bill no sabe trazar ni un monigote, no puede pintar ni el dibujo más simple, ni siquiera colorear sin salirse mejor que mi hijo de cuatro años. Aparentemente (según cuenta Bill) le falta el hemisferio izquierdo del cerebro – ¡no estoy de broma!
6. En la escuela de negocios sacó una C (mero aprobado) en su nota de la asignatura de CAPM y solo obtuvo una oferta de trabajo después de graduarse. Sin más opciones aceptó el trabajo en la firma que posteriormente se convertiría en dueña de PIMCO. Un golpe de suerte (?!) -no es exactamente la historia que uno esperaría del rey-mago de los bonos en el que se ha convertido.
7. Durante su servicio militar en Asia, en la década de los 60, operaba una especie de servicio de anticipo de pagas aprovechándose del binomio ‘escasez de efectivo y ganas de juerga’ de sus colegas marinos. Aunque dice que ahora se arrepiente, también reconoce que sacó rentabilidades de varios cientos por ciento con los préstamos a corto plazo que hacía a los marineros que iban a tierra a pasar una noche de fiesta. Piensen que si el Total Return Fund rinde un 250% en 2013 – los inversionistas le coronarán no solo como el Rey del Bono, sino también como ¡el Emperador Global de la Renta Fija!
8. Si usted se cruza con Bill en un coctel y dice que está «encantado de conocerte», sepa que está mintiendo entre dientes. No le gustan los cocteles ni las conversaciones banales. Tiene poca paciencia para escuchar a los demás hablando sobre las escapadas de sus hijos o sus problemas de saludo. Prefiere quedarse los sábados por la noche en casa viendo programas antiguos de televisión.
Podría seguir con estas historias pero quizás se lleve una impresión equivocada.
Como muchos lectores habrán adivinado, todas estas historias provienen de diversas ediciones de su “Investment Outlook” – una serie de notas mensuales que el Sr.Gross lleva escribiendo y distribuyendo entre su amplia audiencia durante 30 años. Repletas de reflexiones acerca de todo, desde el mercado de bonos hasta el funcionamiento del retrete moderno, la nítida voz del Sr. Gross y sus opiniones han tenido una repercusión particularmente notable entre los lectores durante décadas.
Llevo siendo un ávido lector suyo cada mes desde finales de los noventa. Así es como he llegado a conocer al Sr. Gross. El ha ‘contado’ estas historia a todos los lectores del Investment Outlook.
Aunque escriba principalmente discusiones serias sobre temas financieros de actualidad, periódicamente utiliza elementos de su experiencia vital (como los ilustrados más arriba) en sus artículos. Generalmente estas incursiones ‘humanizantes’ ayudan a obtener una conexión personal a temas mucho más amplios e intangibles. Consigue que sus lectores tengan la sensación de conocer verdaderamente ‘de donde viene’. A menudo arranca al lector del marco teórico tradicional para referirse a un concepto y consigue llevárselo a su terreno.
Pero sobre todo Bill es un inversor genial, aunque a veces lo niegue. Al escucharle, da la sensación de humildad y de tener los pies anclados en la tierra – algo bien notable (y poco común entre sus contemporáneos) considerando sus muchos logros. Es afable y capaz de explicar ideas complejas acerca del mercado y de la economía global de una forma tanto clara como accesible – características importantes y también raras entre la comunidad inversora.
A menudo utilizo a Bill Gross y su “Investment Outlook” como el mejor ejemplo de cómo un gestor de activos puede construir una relación con sus inversores. Es un medio que no solo demuestra ‘liderazgo de opinión’ sino también transmite a los inversores el sentimiento de hay un ser humano detrás del inversor (para el gusto de algunos, a veces es demasiado explícito). Sí, Bill Gross practica el sexo, utiliza el retrete, teme envejecer y a veces mete la pata.
Los medios de comunicación periódicos de este estilo ayudan a los gestores de activos a desarrollar y mantener relaciones estrechas, y son la columna vertebral para mantener una base de inversores robusta y comprometida. Ayuda a entrelazar la confianza con la lealtad a la marca.
Un modelo exitoso de comunicación y servicio al cliente, diseñado para cumplir con las expectativas de los inversores sofisticados (consultores de inversiones, equipos de análisis de administradoras de fondos, etc.) debe incluir la ‘voz’ del gestor de la forma más prominente posible. Además, es un medio para desmarcarse del mar de comentarios de mercado mediocres que se publican cada mes. Una cosa es ser bueno en lo que haces, otra muy diferente es ser distintivamente bueno.
Adicionalmente, si tienes miles de clientes dispersos por todo el mundo (como PIMCO) o docenas (como otras gestoras más pequeñas), el tiempo de un portfolio manager debe utilizarse de forma eficaz y cuidadosamente equilibrada entre su portafolio, la gestión de su negocio y las demandas de los clientes.
El manejo de activos es un negocio de personas. Esto es particularmente evidente cuando se mira a la industria desde la perspectiva del cliente. Una vez que se ha completado el crítico, aunque estandarizado proceso de due dilligence de una gestora durante el proceso de selección, es sobre todo el punto de vista humano, con todas sus taras, el que inculca un sentimiento de confianza y compromiso. Estos son elementos claves que impregnan el proceso de decisión que lleva a contratar a un gestor para que se haga cargo de nuestro dinero (o, como ocurre habitualmente en esta industria, del dinero de un tercero). Los inversores quieren ‘conocer’ a su gestor.
Pero como en todas las recetas, hay riesgo de pasarse con el punto de cocción. Los riesgos de la ‘receta’ Gross son evidentes – el riesgo de hombre clave y culto a la personalidad (es decir, gestor estrella) son los dos normalmente identificados cuando la voz (y el rostro) de un individuo se convierte en sinónimo de una firma.
Algo que puede resultar más peligroso (y que Propinquity está explorando y experimentando en su propia ‘cocina’ últimamente) es la validez de una receta que combina un poco más que un ‘pellizco’ de vida personal con la profesional, en esta era de (híper) reality shows de TV, Facebook y Twitter – en la que hasta el último detalle de la vida personal de una persona puede llegar a conocerse.
De hecho, lo que funciona tan bien con el Sr.Gross es que los inversores no lo saben todo acerca de su vida. Siempre queda algo desconocido para que el lector pueda dar rienda suelta a su imaginación. Posiblemente sea este estado en el que se revela ‘justo lo suficiente’ el que, bien manejado como la política de la Fed, presenta la receta del éxito.
(Para aquellos interesados, hay más de 20 años de Investment Outlooks colgados en la web de PIMCO. Me he tomado la libertad de conectar los puntos en un par de estas historias – hilándolas en favor de una mejor narrativa. He hecho todo lo posible para no traicionar el espíritu del Sr.Gross en el proceso. Le deseo continuos éxitos).
[Gracias a Baldwin Berges por su contribución pictórica. Baldwin trabaja con empresas del sector financiero ayudándolas a contar mejores y mayores historias. Su enfoque es refrescante y revelador así como las opiniones que ha ido acumulando. www.baldwinberges.com & www.bd-insider.com]