Estamos comenzando el segundo trimestre y parece un buen momento para mirar atrás y repasar lo que ha sucedido en los mercados financieros durante los últimos dos o tres trimestres, así como para analizar lo que nos depararán la primavera y el verano.
En lo que respecta al periodo concluido, tal vez contra todo pronóstico, ha resultado positivo para los mercados financieros. La renta variable ha registrado un buen comportamiento, pero hay otras clases de activos que también lo han hecho bien y, en nuestra opinión, el factor que más ha contribuido a ello ha sido, una vez más, las medidas adoptadas por los bancos centrales de todo el mundo. La segunda mitad de 2012 se caracterizó por la gran cantidad de políticas puestas en marcha en EE. UU., en Europa (a través de las llamadas OMT «operaciones monetarias directas») y, en la recta final del año, en Japón, con las repentinas elecciones y el cambio de gobernador de su banco central.
«La renta variable europea ha empezado a atraer a los inversores por primera vez en un largo periodo y el volumen de efectivo destinado a esta clase de activo es el más significativo en mucho tiempo»
Fueron estos acontecimientos los que realmente impulsaron los mercados de renta variable, en particular, y generaron un aumento de la rentabilidad. El impacto ha sido considerable en lo que respecta al posicionamiento de la cartera. Concretamente, la renta variable europea ha empezado a atraer a los inversores por primera vez en un largo periodo y el volumen de efectivo destinado a esta clase de activo es el más significativo en mucho tiempo, aunque también la renta fija está despertando interés. No creemos que la gran rotación de la que tanto se ha hablado haya comenzado realmente. No se ha producido una venta de bonos, sino más bien una transición tanto hacia renta fija como hacia renta variable.
En cuanto a cómo nos afecta todo esto, nuestra expectativa es que el segundo trimestre podría ser un periodo de consolidación para los mercados. Las políticas que caracterizaron 2012 no van a ser tan evidentes en EE.UU. Es probable que el debate gire en torno a si la Reserva Federal va a comenzar a retirar sus medidas de relajación cuantitativa y cuándo lo hará. En Europa, lo más probable es que no haya muchas novedades en cuanto a medidas adicionales por parte del BCE.
Tal vez en Japón veamos más movimiento pero, en términos generales, las políticas no influirán tanto en los mercados como hasta ahora, lo que significa que, teniendo en cuenta el considerable aumento registrado en los precios, el mercado perderá parte de su dinamismo. En mi opinión, los mercados centrarán cada vez más su atención en el crecimiento, buscando signos de un crecimiento global sólido y de su estabilización. En este sentido, no tenemos expectativas especialmente buenas, aunque tampoco somos particularmente pesimistas. El mundo en su conjunto ha tenido que lidiar con problemas de crecimiento durante los últimos años y creemos que es probable que esta situación se mantenga.
¿Qué supone esto en términos del posicionamiento de la cartera? Creo que la tentación es alejarse un poco del mercado de renta variable. Pero sospechamos que esto podría ser un error; a pesar de las cuestiones que he mencionado sobre las políticas adoptadas y el crecimiento, no nos parece probable que resurjan temores de recesión. Pensamos que en Europa la crisis se va a estancar en esta fase que podemos describir como crónica, más que aguda; y, en este contexto, creemos que los inversores continuarán interesándose por la rentabilidad y buscando formas de conseguirla. Esto les conducirá, casi inevitablemente, hacia determinadas partes del mercado de renta variable y hacia los mercados de renta fija con mayor riesgo. Creemos que esta tendencia podría prolongarse durante el segundo trimestre.
De modo que, en resumen, tal vez tengamos un trimestre plano o una modesta revalorización de los activos de riesgo y de las acciones en particular. Dentro de los mercados de renta variable, creemos que el mejor comportamiento lo registrarán las áreas que ofrecen rentabilidad, las que ofrecen un modelo de negocio sólido y garantías de crecimiento y, tal vez, aquellas áreas del mundo en las que las políticas monetarias sean un poco más acomodaticias e incentivadoras que en el resto de regiones.