Los altos rendimientos, la posibilidad de la apreciación del capital y las consistentes mejoras a la calidad crediticia son algunos de los factores clave que impulsan los sólidos flujos de inversión en deuda de los mercados emergentes (EMD, por sus siglas en inglés). Durante los últimos 15 años, esta clase de activos se ha expandido rápidamente y ahora representa cerca del 12% del mercado mundial de renta fija.
Gran parte de este dinero proviene de los fondos de pensiones y de clientes institucionales, pero creemos que cuenta con las cualidades necesarias para convertirse en una herramienta importante para la diversificación del portafolio de los inversionistas individuales.
Con el impacto en los mercados de renta variable el año pasado a causa de los vaivenes repentinos en el apetito por el riesgo, los bonos de deuda emitidos por los gobiernos de los países en desarrollo – percibidos alguna vez como un producto esotérico y de nicho – han continuado su evolución hacia ser considerados un destino de calidad.
Mejor calidad crediticia
Que la Deuda de los Mercados Emergentes este entre los activos que se comienzan a tener en consideración ha sido en parte apoyado por ratios bajos de Deuda/PIB, una mayor fortaleza estructural y una notable mejoría en la calidad crediticia. Si bien a principios de los 90 este tipo de deuda fue casi por completo calificada como sin grado de de inversión, las calificaciones crediticias de los mercados desarrollados y emergentes continúan convergiendo. A finales del año pasado, cerca de 74% de la deuda de los mercados emergentes fue calificada con grado de inversión, comparado con un 40% en el 2000.
La EMD también fue una de las clases de activos con mejor desempeño en el 2012, proporcionando retornos totales iguales a los de la renta variable, de 13% a 16% para bonos con grado de inversión a más de 20% para bonos de alto rendimiento de deuda soberana y corporativa. Al mismo tiempo, el año experimentó flujos record de inversión de aproximadamente US$85 mil millones.
No se trata solamente de la calidad, sino de que la clase de activo ofrece ahora una gama más amplia de oportunidades. Si bien hace 20 años las emisiones de EMD estaban casi por completo denominadas en divisas fuertes (o “hard currency”), actualmente la clase de activo ofrece un amplio espectro tanto de deuda soberana en divisas fuertes y locales, como de bonos corporativos.
Esta falta de homogeneidad es uno de los principales atractivos de la EMD. Las tres áreas distintivas – deuda en divisas fuertes, en divisa local y bonos corporativos – son impulsadas por diferentes factores de rendimiento y tienen características diferentes de riesgo.
Siendo defensivos con las divisas fuertes
En 1993, menos del 5% de la deuda de mercados emergentes en divisas fuertes era calificada con grado de inversión. Esta cantidad es ahora de casi 66%. Los bonos de mercados emergentes en divisas fuertes son por lo general denominados en dólar americano y sometidos a la legislación internacional. En conjunto representan el área más antigua y mejor establecida dentro de esta clase de activos, que actualmente ofrece un atractivo rendimiento de 4.6%.
Muchos inversionistas perciben esta área como una forma más defensiva y menos volátil de ganar exposición a los mercados emergentes de renta fija, ya que algunos factores importantes del mercado local, como la inflación y fluctuación de las divisas, tienen poco impacto en su desempeño. En su lugar, alguna de las causas del buen desempeño son los fundamentales y tendencias crediticias, como las que se reflejan en la calificación crediticia.
Auge de la deuda local
Durante los últimos 20 años, la deuda en divisa local se ha convertido en el mayor sector de la EMD, con una capitalización del mercado de aproximadamente US$1.6 billones y más de 261 bonos emitidos por 17 países, comparado con US$571.9 mil millones para la deuda de mercados emergentes en divisas fuertes. El índice subyacente actualmente tiene rendimientos de 5.5%.
Las emisiones en divisa local han incrementado el interés de los inversionistas, particularmente debido a la estabilidad de la divisa y los logros de las autoridades monetarias en mantener la inflación bajo control. Ofrecen a los inversionistas un doble beneficio: posicionamiento en duración y posible apreciación de la divisa. La rentabilidad puede verse afectada por otros factores locales, como las intervenciones de los bancos centrales, la demanda de bonos dentro del país en cuestión, así como diferenciales en la tasa de interés con mercados desarrollados y la dinámica de la demanda y la oferta en la divisa local.
Un interés emergente en el crédito
El sector de bonos corporativos de mercados emergentes es aún relativamente joven, pero madura cada vez más rápido. Con US$624.5 mil millones, comprende 43 países, y es actualmente más grande que el mercado de deuda soberana en divisas fuertes. Su dimensión compite con la del mercado de bonos de alto rendimiento de Estados Unidos, con cada vez más apoyo de diversos tipos de inversionistas globales. Los bonos corporativos en mercados emergentes se emiten tanto en divisa local como fuerte y los emisores son por lo general globales y los más prestigiosos líderes del mercado en sus respectivas áreas. Dos tercios de ellos se dirigen hacia sus respectivas economías domésticas. Este sector está bien diversificado geográficamente en todas las regiones principales, así como en diferentes industrias.
Creemos que el universo de EMD ofrece la diversidad suficiente para proporcionar ya sea protección de activos o retornos totales positivos en la mayoría de las condiciones del mercado. Además, una visibilidad más baja y ciclos reducidos de mercado tienden a crear oportunidades para los administradores activos.