Dentro de los hechos explicativos del comportamiento de los mercados financieros, algunos no son tan visibles como los factores macroeconómicos o los resultados corporativos. Pero son igual o, incluso, más importantes, y ayudan a entender cómo, mientras las economías no van tan bien, los mercados accionarios tienen un rumbo creciente.
Me he vuelto repetitivo con el tema, pero el efectivo que tienen las empresas en Estados Unidos es una de las claves y de los factores de seguimiento, que nos pueden mostrar cuál es el futuro accionario. Pero más allá de si se gastan el efectivo en pago de dividendos, recompra de acciones ó en actividades de fusiones y adquisiciones (cuya proyección muestra que este año podríamos estar hablando de más de 1.5 trillones de dólares por este concepto); las corporaciones norteamericanas han vuelto a entrar en un apalancamiento financiero que debe tomarse con cuidado.
Expliquemos este tema: las empresas tienen dos vías básicas de financiamiento, una por capital propio, y otra por endeudamiento. Los estudiosos de las finanzas corporativas muestran que se debe encontrar un equilibrio entre ambas cuentas para maximizar el beneficio de los accionistas. Por definición, el capital propio es costoso, pues aunque en términos sencillos no tiene ningún interés por pagar, sí tiene un costo de oportunidad: nadie coloca los recursos en un negocio, si los mismos no generan ni siquiera lo que rentan ponerlos en otro lugar; mientras que el endeudamiento cuesta, simplemente, el interés prometido.
En el mundo actual, con recursos tan baratos, las empresas norteamericanas han encontrado muy atractivo emitir deuda, con tasas bajas, y recomprar su propio capital (acciones), que es mucho más costoso. Esto no es nuevo, sucedió también entre 2004 y 2007, cuando los recursos, aunque no tan bajos como ahora, eran también baratos frente a los promedios históricos.
Esto no tiene nada de malo, si se hace hasta los límites correctos. Lo peligroso es que se llegue más allá de lo necesario, que es donde empieza a preocupar a algunos analistas. Por definición, la deuda es, dentro de las formas de capital, lo que primero se debe honrar, por encima de las acciones preferenciales y las acciones ordinarias. Y si el dinero no alcanzase para todo, por lo menos debería alcanzar para pagar los intereses de los créditos y los cupones de los bonos.
En momentos de crecimiento corporativo, cuando los ingresos van creciendo, tener apalancamiento financiero tiene un efecto positivo sobre las ganancias; pero también sucede al contrario: cuando los ingresos caen, las pérdidas se magnifican (o más que pérdidas, la reducción en las ganancias). Hasta este punto las cosas en la economía norteamericana han ido bien, pero preocupa a muchos esta dinámica que está tomando el endeudamiento corporativo y también empiezan a cuestionar si la FED no está creando otra burbuja aún no identificada. Nos imaginamos que, luego de lo que ha ocurrido, las autoridades monetarias serán lo suficientemente cuidadosas con este tipo de movimientos especulativos.