El mensaje de ayer de Mario Draghi, presidente del BCE, se puede decir que fue tibio: no siguió al completo lo esperado por el mercado, pero dejó la puerta abierta a nuevos estímulos, en especial en septiembre. Draghi ha reconocido que son necesarios los estímulos, pero aplazó el anuncio de algunas medidas efectivas, en un escenario de desaceleración económica, pero con bajo riesgo de recesión.
En términos generales, el BCE retocó sus orientaciones sobre la evolución prevista de los tipos de interés y añadió que se mantendrán en los niveles actuales “o inferiores” hasta el primer semestre del próximo año. El añadido de estas dos palabras prepara a los mercados para una reducción del tipo de depósito del BCE en septiembre y los economistas pronostican un recorte de 10 puntos básicos hasta el ‑0,5%. Un aspecto importante es que la entidad pareció relajar su objetivo de política monetaria para pasar del “por debajo pero cerca del 2%” a una declaración más abierta en la que se toleraría de forma implícita superaciones “simétricas” del objetivo de inflación.
“La declaración también dejó claro que el BCE planea introducir un sistema de tipos diferenciados, de modo que los tipos de interés más negativos no afecten a todas las reservas de los bancos, para mitigar el efecto de los tipos bajos en los resultados del sector bancario. Lo anterior abre la puerta a recortes aún más pronunciados, ya sea en septiembre o más tarde. Además, en estos momentos los responsables del BCE están decidiendo exactamente cuál será la magnitud y la composición de las compras de activos, que probablemente consistan en una combinación de la relajación cuantitativa (QE) y el programa de compras de deuda del sector privado (CSPP)”, apunta Ian Samson, analista de mercados de Fidelity International.
Para Aaron Anderson, vicepresidente senior de análisis de Fisher Investments, los movimientos de la entidad monetaria no están del todo claros. “No alcanzo a entender cómo el BCE y otros bancos centrales son capaces de ver el escaso crecimiento económico producido durante la última década de política monetaria extremista y llegar a la conclusión de que estas políticas insensatas lograrán estimular el crecimiento. Si comparamos economías en términos de regiones, EE.UU. claramente ha obtenido resultados mejores tras dejar de lado la flexibilización cuantitativa y los tipos de interés cero. Si desean estimular [la economía], el BCE y otros bancos centrales deben aplicar políticas que hagan que los bancos presten más, para aumentar el suministro de dinero. Los tipos de interés negativos y la flexibilización cuantitativa tienen el efecto contrario”, sostiene Anderson.
En este debate, desde Janus Henderson Investors reconocen que la euro zona necesita algún tipo de apoyo. “Las últimas semanas han traído una nueva ola de encuestas económicas negativas y datos de inflación débiles. El amplio apoyo fiscal todavía parece muy dudoso, pero la política monetaria más extrema y sola no es la respuesta. En todo caso, la única confianza en el BCE está generando riesgos más profundos en términos de normas económicas y vulnerabilidades del sector bancario. Draghi ha pedido sistemáticamente una reforma estructural, pero la política europea arruinada sigue siendo un obstáculo demasiado alto”, afirma Oliver Blackbourn, gestor del equipo de multiactivos de Janus Henderson.
¿Medidas efectivas?
Las gestoras se cuestionan hasta qué punto esta postura tan acomodaticia será positiva para la economía. Según la gestora Western Asset, filial de renta fija de Legg Mason, “si se relajaran en gran medida los límites de compra en otras palabras, recargar el bazuca de forma decidida, esta postura acomodaticia resultaría más creíble y se reduciría realmente la necesidad de llevar a cabo una nueva ronda de relajación cuantitativa. Desde el prisma de los mercados, creemos que la compresión de los diferenciales entre los rendimientos de la deuda core y periférica en Europa debería proseguir”.
«Un posible recorte de los tipos y la reanudación de la expansión cuantitativa que conducirán a un incremento de la llamada represión financiera, es decir, los emisores de deuda se beneficiarán en detrimento de los ahorradores. Esto proporcionará a los gobiernos del área euro un margen adicional para sentirse todavía menos constreñidos aún por cualquier clase de elemento financiero”, argumenta por su parte Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM, gestora afiliada de Natixis IM.
En opinión de Diaphanum, la baja inflación sigue siendo un peligro, pero el margen de intervención es escaso en el escenario actual de tipos e incrementar la compra de activos fomentaría el aumento de la burbuja en los bonos gubernamentales. De cara a los próximos meses, “las amenazas para la economía europea siguen pasando por una desaceleración del crecimiento económico, con el ejemplo de Alemania que crece por debajo de lo esperado, especialmente afectada por la guerra comercial EE.UU.-China, que está haciendo mella en la confianza de los empresarios alemanes, así como las dificultades de la economía italiana, por la falta de medidas de su gobierno populista”, apuntan desde la firma.
Visión de mercado
Según sostienen desde M&G la comparecencia de Draghi ha vuelto a demostrar a los mercados que los bancos centrales saldrán al rescate de cualquier situación económica, y eso es algo que les sigue gustando. “Como era de esperar, los rendimientos del bund alcanzaron nuevos mínimos históricos inmediatamente después del anuncio de BCE. Al mismo tiempo, los activos de riesgo europeos subieron. Las reacciones del mercado demostraron una vez más que los bancos centrales actualmente superan cualquier problema económico. El peligro es que los inversores se vuelvan demasiado complacientes, confiando totalmente en la política monetaria acomodaticia, e ignorar los riesgos de final del ciclo que se mantienen en el fondo”, argumenta Wolfgang Bauer, gestor del fondo M&G (Lux) Absolute Return Bond, de M&G.
Esta nueva etapa aún más acomodaticia por parte del BCE tiene, en opinión de Antoine Lesné, jefe de estrategia y de análisis de SPDR ETFs en State Street Global Investors, una gran consecuencia para los inversores: «Ahora el desafío para el inversor es dónde encontrar un rendimiento positivo, justificando la ampliación del arsenal de herramientas del BCE a instrumentos de renta variable, siguiendo así la senda del BOJ. ¿Un catalizador positivo para las acciones de la Eurozona? Demasiado pronto tal vez, pero uno para tener en cuenta».