Muchos inversores en renta variable quieren generar beneficios sociales al tiempo que registran retornos sólidos. Alcanzar este doble objetivo requiere un enfoque de inversión coherente, señala AllianceBernstein en un informe en el que describe un proceso diseñado para integrar de manera efectiva los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) en una estrategia de renta variable sostenible.
En concreto, el que ha desarrollado la gestora se basa en tres pilares dirigidos a encontrar activos que pueden generar retornos a largo plazo en una cartera sostenible: la asignación temática, la integración de criterios ASG y la gestión activa. Tras analizar los dos primeros en artículos previos, en esta última parte trataremos el tercero y último de ellos.
Gestión activa y compromiso
El compromiso con la gestión es un ingrediente fundamental en una cartera activa. “Es esencial para persuadir a las empresas para que modifiquen sus prácticas, lo que, en última instancia, puede incrementar los retornos de los accionistas y mejorar los resultados sociales”, señala AllianceBernstein.
En ese sentido, apunta que existen diversas maneras de comprometerse con las empresas. En su caso, prefiere apostar por un discurso civilizado, aportando a la firma perspectivas externas, basadas en los hallazgos de investigaciones exhaustivas y dirigidas a promover mejoras que generen los mejores intereses a largo plazo tanto para la compañía como para sus accionistas.
Muchos aspectos están sujetos al compromiso: desde la estrategia corporativa y la asignación del capital a las prácticas ASG. Según los Principios de Inversión Responsable (PRI), el objetivo del compromiso es mejorar o identificar la necesidad de generar influencia y promover prácticas ASG.
Para ello, se basa en un proceso estructurado que incluye diálogo y supervisión de las empresas. “Este enfoque está en línea con nuestra visión de que el activismo constructivo requiere un diálogo productivo y respetuoso con los equipos de gestión para ser efectivo”, apunta AllianceBernstein.
Xylem: un caso de compromiso
En esta línea, la gestora destaca su compromiso con Xylem, una proveedora de tecnología del agua basada en Rye Brook (Nueva York) que está alcanzando objetivos sostenibles importantes.
En concreto, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), que ha sufrido graves problemas de escasez de agua, Xylem está proporcionando contadores inteligentes para un uso más eficiente por parte de los consumidores industriales y residenciales. En California, la ciudad de Los Ángeles le encargó el desarrollo de un sistema de purificación y reutilización para tratar las aguas residuales de 130.000 residentes y 100 negocios.
Para AllianceBernstein, esto demuestra que las actividades centrales de Xylem van en línea con los objetivos ASG. Pero, ¿cómo puntúa la propia empresa en estos criterios a través de sus acciones diarias? Durante sus discusiones con la dirección, la gestora descubrió que la firma aplica métricas ASG a sus planes de retribución y busca reducir las emisiones de gas invernadero, el uso del agua y la generación de basura.
Sin embargo, a su juicio, estos objetivos son subjetivos, por lo que le pidieron a la empresa que busque metas más explícitas y una mejor información de sus criterios ASG en las remuneraciones a ejecutivos. “Bajo nuestro punto de vista, vincular los objetivos ASG a las retribuciones de forma más concreta supondría una oportunidad para que Xylem demostrase liderazgo en su sector y más allá de él”, señala antes de revelar que la dirección respondió positivamente a este feedback.
Generando retornos responsables
El compromiso es la mejor forma de asegurarse de que las empresas se entregan activamente a la mejora de sus prácticas ASG. “Por eso una agenda de inversión sostenible debe ser comprensible: las empresas que contribuyen a avanzar en temas de clima, salud y empoderamiento a través de sus productos también deben demostrar que están comprometidas con las prácticas ASG en sus propias rutinas”, asegura AllianceBernstein.
Además, “los inversores dedicados a la sostenibilidad deben comprometerse proactivamente con los equipos directivos para reforzar sus buenas prácticas”, insiste. En ese sentido, destaca que, cuando los inversores en renta variable apoyan a las empresas sostenibles, el precio de sus acciones aumenta, lo que ayuda a reducir su coste de capital y facilita la inversión continuada en negocios que generan resultados positivos.
“La inversión sostenible es más que un eslogan: requiere identificar los negocios que promueven la sostenibilidad y al mismo tiempo asegurarse de que las propias empresas cumplen sus estándares ASG en todo lo que hacen”, afirma la gestora.
Con todo, considera que siguiendo directrices claras que apunten sistemáticamente a los ODS de la ONU en sus carteras, los inversores pueden utilizar sus asignaciones a renta variable para fomentar las empresas que están abordando algunos de los mayores desafíos mundiales ASG y, al mismo tiempo, “encontrar fuentes responsables de sólidos retornos a largo plazo”.