Pasado ya la mitad del año y tras el mayor tono dovish de los bancos centrales, las principales casas de inversión revisan su visión sobre los escenarios centrales que manejan y ajustan la asignación de activos de sus carteras. En general los gestores se están volviendo más defensivos, selecctivos con los nombres que introducen en las carteras y se están centrando más en ideas de alta convicción, todo ello con el objetivo de capturar la mayor rentabilidad posible sin asumir más riesgo del que permite el perfil de sus inversores.
Desde Nordea AM señalan que para este semestre del año se centrarán en buscar una mayor resiliencia en sus carteras para evitar que los diferentes eventos geopolíticos y económicos, así como evitar que las decisiones de los bancos centrales no lastren sus posiciones. “Dada la probabilidad de que se intensifique la guerra comercial entre Estados Unidos y China, sugerimos preparar las carteras para entornos adversos, optando por una combinación de productos que permitan reducir el riesgo o diversificarlo, mediante, por ejemplo, estrategias long-short de renta variable”, afirma Sébastien Galy, responsable sénior de estrategia macroeconómica de Nordea AM.
En su opinión, el impacto de este conflicto comercial podría podría intensificarse el próximo año “lo que afectaría a los valores basados en el crecimiento, como Apple, así como a los bienes de consumo, como Nike y ciertos hoteles. Los valores de tecnología de la información podrían registrar turbulencias en un momento en el que las bolsas hayan descontado parcialmente un acuerdo”, añade.
Neil Dwane, estratega global de Allianz GI, considera que los mercados se han vuelto muy volátiles después del fuerte inicio de año. “La economía global se ve cada vez más fragmentada y nuestra perspectiva de mediados de año exige más inquietud sobre las tensiones comerciales y la política. Si bien no hay respuestas fáciles, sugerimos que los inversionistas se enfoquen en ESG, busquen ingresos e inviertan activamente”, argumenta.
De cara a la segunda mitad del año, la gestora considera que los inversores están atrapados en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, unas tensiones que se están convirtiendo en una “guerra fría tecnológica” que, en opinión de Dwane, “amenaza con alterar las cadenas de suministro mundiales. “Ante la alta incertidumbre política, los inversores deberían considerar pivotar hacia inversiones que generen income, pero con los yields negativos en muchos de los bonos y en cash, el mayor riesgo sigue siendo no tomar riesgos”, explica Dwane quien defiende que, en este contexto, una aproximación activa a la hora de invertir permitirá tener cuidado con los altos precios de los activos y tomar posiciones contrarias al mercado cuando las valoraciones más atractivas lo permitan.
Para Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, directamente ha llegado el momento de adaptarse a un entorno de inversión diferente. Según apunta Paolini los inversores tendrán que construir una cartera más diversificada: “En cualquier caso hay que tener en cuenta que la cartera 50% deuda pública y 50% renta variable de mercados desarrollados ha generado históricamente una rentabilidad real del 5% anual difícilmente obtendrá rentabilidad positiva por encima de la inflación los próximos cinco años. Para superarla los inversores tendrán que construir una cartera más diversificada, con un peso mucho más importante de activos de mercados emergentes, oro, hedge funds y otros activos alternativos”.
Los bancos centrales
En común, las gestoras analizan y siguen muy de cerca las decisiones que toman los bancos centrales y lo que los presidentes de la Fed y del BCE dejen ver entre líneas en sus próximos discursos públicos. Por ejemplo, dos veces al año, BlackRock reúne a los responsables senior de la toma de decisiones de BlackRock en un encuentro de dos días en el que se debaten las perspectivas para los mercados y sus repercusiones para la inversión. En su última reunión, celebrada a mitades de junio en Londres, analizaron cuáles podrían ser los posibles catalizadores de un cambio de contexto macroeconómico y cómo preparar las carteras para un abanico más amplio de posibles escenarios.
En su documento de conclusiones, BlackRock reconoce que “las expectativas sobre posibles recortes de tipos por parte de la Fed en 2019 volvieron a aumentar y el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años alcanzó niveles mínimos (cerca del 2%), al tiempo que las tensiones geopolíticas se intensificaron. La Fed podría aprovechar su reunión para intentar rebajar las expectativas de los mercados con respecto a los recortes de tipos durante este año y el próximo”. La firma está sobreponderada en renta variable estadounidense, de mercados emergentes y del mercado asiática, a excepción de Japón, mientras que en renta fija solo ve posibilidades en Estados Unidos y permanece infraponderado en deuda pública europea y crédito europeo.
En este sentido, desde Western Asset, filial de Legg Mason, se pregunta si hemos entrado en una nueva etapa de flexibilización de la política monetaria. “El mercado ya está descontando varios recortes de tipos este año y el próximo por parte de la Fed. Existe un riesgo evidente de que la institución decepcione al mercado y no lleve a cabo todos los recortes que actualmente se descuentan. Si la Fed realiza menos recortes porque la situación económica resulta ser mejor de lo esperado, podríamos decir que nos encontraríamos en un escenario positivo. Sin embargo, si aplica menos recortes porque decide reaccionar de otra manera, ello aumentaría el riesgo de que se endurezcan las condiciones financieras. Nuestra perspectiva es que la Fed no desea endurecer las condiciones financieras y se mantendrá alerta a las expectativas del mercado. El objetivo principal de la Fed es preservar y apuntalar la recuperación”, explica John Bellows, gestor de Western Asset, filial de Legg Mason.