En opinión de Igor de Maack, gestor de fondos de DNCA (filial de Natixis IM), los mercados de renta variable en 2019 son muy parecidos a una carrera de coches. Tras el impulso inicial del repunte registrado a principios del año, los inversores esperaban que se acelerasen las subidas, pero parece que las Bolsas han entrado en una recta. Aúna sí, las gestoras siguen pensando que la renta variable es un activo que tiene un papel muy importante en las carteras este año.
“Las curvas peligrosas de este circuito han sido las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Desde entonces, los inversores han sentido el temblor en las cabinas de sus coches a la menor señal de acuerdo o desacuerdo entre las dos grandes potencias económicas. Habiendo alcanzado velocidades asombrosamente altas, los índices estadounidenses repentinamente se estancaron y cayeron de nuevo a niveles mínimos durante dos meses”, sostiene De Maack.
Este contexto y la corrección experimentado en mayo han hecho que algunos inversores se planteen si sigue habiendo potencial en las bolsas este año. Además, la moderación en el discurso de la Reserva Federal estadounidense provocó un descenso significativo del rendimiento del mercado de bonos al despejar todos los temores de subidas de los tipos de interés, lo que a su vez ha impulsado los mercados bursátiles. “Sin embargo, esto nos plantea la siguiente cuestión: ¿esto abre el camino para que los mercados bursátiles sigan subiendo?”, se plantea Harald Berres, gestor de Ethenea Independent Investors.
En su opinión, las valoraciones, la situación económica y el momento del ciclo en que estamos todavía favorecen a las acciones y, en consecuencia, éstas tienen potencial para subir aún más. “Si lo comparamos con los tipos de interés, las acciones ofrecen, con diferencia, el perfil de riesgo/rentabilidad más atractivo. Sin embargo, siempre debemos tener en cuenta que la bolsa no sólo se mueve en una dirección, la volatilidad está con nosotros y está aquí para quedarse. Necesitamos ver la volatilidad como nuestro amigo y no como nuestro enemigo, ya que sólo la volatilidad ofrece una vía para comprar acciones a niveles atractivos”, explica Berres.
Por su parte Benjamin Melman, director global de gestión de activo de Edmond de Rothschild AM, se muestra cauto e insiste en recordar que los mercados responden de forma volátil ante los riesgos, como la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que están presentes en este final de ciclo; tensiones que tras el G20 parecen relajarse. “Es cierto que la gran diferencia con anteriores finales de ciclo radica en el papel de los bancos centrales, los cuales están cada vez apuntalando a una mayor duración del ciclo actual, donde podríamos ver de nuevo políticas monetarias menos restrictivas”, explica.
Por ello Melman sostiene que cualquier caída de los activos de riesgo, como la reciente corrección vista en mayo, invita siempre a revisar el presupuesto de riesgo. “La caída del mercado fue relativamente leve y las razones detrás nuestra postura prudente respecto al mes anterior continúan siendo válidas. A corto plazo, existe la amenaza de una guerra comercial y existe algo más de riesgo en el mercado debido a las masivas posiciones cortas sobre el VIX, mientras que a medio plazo nos encontraremos señales que abogan por un final de ciclo. Las valoraciones no son excesivas, pero tampoco son especialmente atractivas ya que nos encontramos en la fase madura del ciclo económico”, concluye.