Los inversores finales españoles confían en su futuro y piensan que su situación financiera mejorará en los tres próximos años, según refleja «Voices», un estudio realizado por AXA IM. Además, aumenta el interés por su situación financiera, aunque siguen siendo muy prudentes a la hora de invertir su patrimonio y tomar riesgos.
Más de la mitad de los ahorradores españoles (53%) asegura tener confianza en sus finanzas y prácticamente el mismo porcentaje piensa que estará en una buena posición en los próximos tres años. Este panorama de confianza también se refleja en que un 58% de los encuestados en España asegura que aumentará sus inversiones este año y en que prácticamente siete de cada diez personas no contemplan reducir sus inversiones en los próximos meses, mientras que tan solo un 8% de los participantes afirma que probablemente reduzca el capital invertido. El estudio Voices de AXA IM se basa en una encuesta realizada a 1.005 ahorradores, una muestra que representa al 80% de las personas con mayores ingresos del territorio español.
Los jóvenes son los que se muestran más confiados con respecto a su futura situación financiera, ya que prácticamente tres de cada diez encuestados con una edad comprendida entre los 22 y los 30 años afirman estar muy seguros con respecto a sus finanzas en los próximos tres años. Esta cifra se reduce a prácticamente uno de cada diez en el caso de los encuestados con más de 55 años. Este aumento de la confianza va ligado también a mostrar mayor interés por su situación financiera, especialmente en los segmentos más jóvenes: un 37% de las personas de entre 22 y 30 años afirman que es más probable que su situación financiera les genere ansiedad.
“Es alentador que la mayoría de los inversores particulares españoles tenga en mente aumentar sus inversiones durante los próximos meses, y vemos muy positiva la tendencia de que los ahorradores se preocupen cada vez más por su situación financiera. Aquí vemos un cambio de tendencia, ya que parece que el inversor español comienza a superar su aversión al riesgo, aunque aún quede recorrido”, señala Beatriz Barros de Lis, directora general de AXA IM para España.
Reticencia a la pérdida de capital por la falta de educación financiera
Menos de la cuarta parte de los encuestados (23%) reconoce tener productos de inversión, mientras que prácticamente ocho de cada diez inversores cuentan con reservas de liquidez para hacer frente a imprevistos, lo que demuestra que los españoles siguen favoreciendo el ahorro en liquidez por encima de la inversión, aunque esto contraste con que la generación de ingresos para la jubilación sea una de sus prioridades al organizar el futuro financiero. Esto último se justifica en la gran aversión al riesgo de los inversores españoles, que son muy reticentes a invertir en soluciones en las que exista la posibilidad potencial de perder dinero. De esta forma, el nivel de tolerancia al riesgo está condicionado por dos factores principales: el nivel de ingresos y el sentimiento.
La poca acogida que tienen los productos de inversión entre los españoles también se justifica por la falta de conocimientos financieros. Muchas personas no están familiarizadas con los términos de esta actividad, tienden a centrarse en el corto plazo y rehúsan asumir riesgos. Por tanto, la educación financiera se convierte en una herramienta clave para cambiar esta mentalidad. De hecho, los segmentos más jóvenes de la muestra reconocen la importancia de la educación y sostienen que es un elemento clave para invertir, ya que mejora la comprensión de las opciones de inversión disponibles.
“Los datos reflejan que hay confianza, liquidez y voluntad de invertir, pero también que es necesario apostar por la educación financiera. Con este entorno, los españoles pueden estar más dispuestos a invertir sus ahorros en soluciones orientadas al largo plazo. En este sentido, la industria de gestión de activos tiene un gran recorrido a la hora de ofrecer soluciones. La clave será confiar en el asesoramiento a la hora de invertir”, explica Barros de Lis.
Por otra parte, Voices también refleja que, en línea con la tesis de que se empieza a superar la aversión al riesgo, los segmentos con mayor nivel de renta son más optimistas a la hora de invertir porque pueden asumir mejor el riesgo de pérdidas del capital, por lo que tienen más probabilidades de contratar un producto de inversión. Además, estas personas son las que más invierten pensando en su jubilación.
A partir de los 40 hay poca disposición a asumir riesgos
Aunque los españoles son de partida muy cautos con su patrimonio, esta prudencia se potencia con los años. Esto último se refleja en que un 25% de las personas con entre 31 y 39 años está dispuesto a asumir riesgos, mientras que este porcentaje se reduce prácticamente a la mitad (13%) para las personas con edades comprendidas entre 40 y 50 años. El aumento de la esperanza de vida que se ha logrado en los últimos años hace que este hecho sea especialmente relevante, ya que los españoles reducen drásticamente su disposición a asumir riesgos en un momento en el que les queda por completar la mitad de su carrera laboral y en el que, gracias al continuo aumento en la esperanza de vida, les queda también cerca de medio siglo por vivir.
“Es llamativo que las personas reduzcan drásticamente su apetito por el riesgo tras cumplir 40 años, justo cuando más necesitan sentar las bases de su seguridad financiera de cara a la jubilación. Por lo que vemos, estas personas suelen confiar únicamente en los rendimientos de la liquidez”, añade Barros de Lis. “Además, tal y como constatamos en numerosos informes realizados por AXA IM sobre la tendencia de envejecimiento de la población, creemos que es fundamental seguir asumiendo riesgos después de los 40 años, ya que las personas, además de vivir más tiempo, viven mejor, por lo que aumentan las necesidades financieras para su jubilación”, concluye.
En cuanto al perfil predominante entre los inversores españoles, éste sigue siendo mayoritariamente conservador y sus principales prioridades a la hora de invertir son contar con una red financiera para responder a imprevistos (39%), llegar a fin de mes (27%), tener ingresos durante la jubilación (25%) y disfrutar de las vacaciones (23%).
Voices también refleja que existen grandes diferencias en la asignación de las inversiones en función del nivel de renta. Así, las rentas más elevadas destinan un 18% de sus inversiones a la renta variable y un 28% a inmobiliario, mientras que, en los segmentos con menos ingresos, la asignación a renta variable se reduce prácticamente a la mitad (10%) y destinan cinco puntos porcentuales menos a las inversiones en propiedades inmobiliarias.