Incertidumbre generalizada y confianza deteriorada, así ve Larry Fink, presidente y consejero de BlackRock, la situación actual del mercado. En su carta anual destinada a clientes, el ejecutivo de la gestora ha querido dejar por escrito cuál es el compromiso de BlackRock para 2019, descartando una recesión a acorto plazo pero destacando los retos a los que se enfrentan las compañías, incluida la suya que hace unas semanas anunciaba una reducción de 500 puestos de trabajo en todo el mundo.
“Somos conscientes de que, a menudo, las empresas se ven obligadas a tomar decisiones difíciles en pro de objetivos estratégicos más amplios: por ejemplo, si mantener determinadas líneas de negocio o mercados conforme evolucionan las expectativas de las partes interesadas o, en ocasiones, decidir si es necesario realizar una reestructuración de la plantilla. Nosotros mismos, en BlackRock, después de varios años de expansión de nuestra plantilla (7% anual), hemos llevado a cabo una reducción en fechas recientes para posibilitar la reinversión en el talento y crecer a largo plazo. La claridad del propósito ayuda a las empresas a tomar estas decisiones estratégicas de forma más efectiva en beneficio de los objetivos a largo plazo”, apunta en su carta anual Fink.
También ha querido destacar que, a lo largo del año, trabajarán más en los aspectos del gobierno corporativo allá donde inviertan,abarcando el enfoque de su empresa a la diversidad en el seno del consejo, la estrategia corporativa y la asignación de capital, las políticas de remuneración que fomentan el largoplacismo, los riesgos y oportunidades en el plano medioambiental y la gestión del capital humano. “Estas prioridades reflejan nuestro compromiso por participar en los ámbitos que influyen en las perspectivas de una empresa, no solo durante el próximo trimestre, sino en horizontes temporales más amplios que nuestros clientes tienen en mente”, matiza.
Un enfoque que la gestora ya realiza desde el año pasado, cuando su equipo de Investment Stewardship inició un diálogo con las empresas sobre su propósito corporativo y cómo este está integrado en su cultura y su estrategia corporativa. Tras un año, la gestora considera que los resultados han sido alentadores, por eso seguirán trabajando en esta línea. Según Fink, “no tenemos ninguna intención de decirles a las compañías cuál debería ser su propósito: eso es responsabilidad del equipo directivo y del consejo de administración. En su lugar, tratamos de entender de qué manera el propósito de una empresa se refleja en su estrategia y su cultura para fomentar una rentabilidad financiera sostenible”.
Una sociedad desalentada
Además, el ejecutivo realiza una reflexión sobre el entorno social en que las empresas se mueven. En su opinión, estamos ante un contexto polarizado. “Son muchos los que creen que el riesgo de que se produzca una recesión cíclica ha aumentado. En todo el mundo estamos observando cómo el sentimiento de frustración, derivado de años de estancamiento salarial, del efecto que ha ejercido la tecnología en el mercado laboral y de la incertidumbre sobre lo que deparará el futuro, ha impulsado el malestar social, los nacionalismos y la xenofobia. Ante esta situación, algunas de las principales democracias del mundo se han sumido en una devastadora disfunción política que, lejos de aplacar la situación, ha acentuado esta frustración social. La confianza en el multilateralismo y en las instituciones públicas se está desmoronando”, apunta Fink a la hora de señalar el origen de esta situación social.
En su opinión, ante este contexto, la sociedad, angustiada por los cambios económicos fundamentales y el fracaso de los Gobiernos a la hora de ofrecer soluciones duraderas, está recurriendo de forma creciente a las empresas, tanto de la esfera pública como privada, para abordar los acuciantes problemas que adolecen la sociedad y la economía y que abarcan desde la protección del medio ambiente hasta la jubilación, pasando por la desigualdad racial y de género, entre otras cuestiones.
Fink defiende que la respuesta de BlackRock y la suya propia es una apuesta clara por el liderazgo y el talento: “medida que se acentúan las divisiones, las empresas han de demostrar su compromiso con los países, regiones y comunidades donde operan, especialmente en asuntos vitales para la prosperidad del mundo en el futuro. Las empresas no pueden solucionar todos los problemas del plano social, pero muchos de ellos, como la jubilación y la infraestructura para preparar a los trabajadores para los empleos del mañana, no pueden resolverse sin el liderazgo corporativo”.