Un ciclo económico nunca muere de viejo. Por eso, desde Banca March consideran que los inversores no deben estar agobiados por el hecho de que estemos asistiendo al ciclo más largo de la historia. La entidad reconoce que en 2019 asistiremos a una desaceleración del crecimiento global, que sitúa en el 3,4%, pero no a una recesión.
“No vemos señales ni indicadores que nos estén adelantando una posible recesión, lo cual no implica que en entremos en el fin de un ciclo expansivo. Los ciclos no mueren de viejos, sino por un causa”, explica Joan Bonet, director de estrategia de mercados de Banca March. Según prevé el equipo de estrategia de la entidad, la economía mundial se mantendrá en expansión y las principales economías tendrán un ritmo de actividad sostenible. Sin embargo, consideran que el contexto macroeconómico continuará marcado por el deterioro de las condiciones de financiación y el riesgo geopolítico.
“Es cierto que estamos en un momento maduro del ciclo, más en Estados Unidos y algo menos en Europa, pero ante todo estamos en un ciclo que es considerablemente distinto a otros que hemos vivido y con un entorno económico muy particular: fuerte intervención de los bancos centrales, alto nivel de endeudamiento a nivel global y un entorno de inflación muy bajo. Frente a esto, lo único que podría extender el ciclo sería la mejora de la productividad y las reformas en los países emergentes”, afirma Bonet.
Para España, Banca March proyecta un leve retroceso de la actividad económica, con un crecimiento estimado del 2,3% para 2019, frente al 2,5% esperado para el cierre de este año. Una cifra, que sin embargo, continúa significativamente por encima del crecimiento medio previsto para la Unión Europea, que Bonet sitúa en un 1,6%. La demanda interna continuará actuando como uno de los principales soportes del crecimiento económico en España y los fundamentales se mantienen sólidos, aunque todavía hay ajustes internos pendientes en relación con los desequilibrios fiscales en el sector público.
Tanto para Europa como para el crecimiento global, Bonet apunta que los riesgos no faltarán en 2019. “La incertidumbre por la reforma fiscal, la evolución de la inflación ligada a los salarios, la retirada de los bancos centrales y la menor liquidez a corto plazo, y la guerra comercial entre China y Estados Unidos, y la apreciación del dólar son algunos de los riesgos que identificamos. Algunos de ellos como la guerra comercial o el Italia y el Brexit en Europa podrían darse la vuelta y convertirse en catalizadores del mercado. En este sentido, en Europa el Brexit seguirá acaparando la atención de los mercados a la espera de que el Parlamento británico ratifique el acuerdo de mínimos con la Unión Europea.
Asignación de activos
En este contexto, Bonet afirma que “están buscando posiciones más defensivas y menos cíclicas en las carteras” de cara a un año que acaba con todas las clases de activos en negativo. “En renta fija, si los tipos suben los bonos sufrirán, así que consideramos mejor situarse en el corto plazo, por lo que mantenemos una visión cauta. Solo en los mercados emergentes creemos que está recompensado el riesgo con la rentabilidad que se está logrando”, añade.
En cambio, en renta variable el responsable de Banca March ve mayores posibilidades, pero advierte de que, a lo largo de 2019, se diluirá el efecto de la reforma fiscal estadounidense. “Los márgenes siguen siendo buenos para las empresas. Por ejemplo, en Europa sorprende el bajo apalancamiento financiero que tienen las empresas, por lo que hay espacio para que veamos revalorizaciones”, matiza.
Geográficamente, Bonet considera que Europa y los países emergentes presentan más potencial por su valoración. Sin embargo, debido a la incertidumbre política europea en los primeros meses de 2019, identifican oportunidades de compra en Estados Unidos tras las recientes correcciones en este mercado. Entre los mercados emergentes, ven potencial en Asia, que consideran ha sido objeto de una penalización excesiva.
Sectorialmente, recomiendan moderar el carácter cíclico de las carteras incrementando exposición a sectores defensivos, como salud y energía. Respecto al sector tecnológico no identifican señales de burbuja dada la elevada contribución de los beneficios de las compañías a los índices. A pesar de su carácter cíclico y tras las recientes caídas sufridas por los mercados estadounidense y asiático, consideran que existe una oportunidad de compra.
En el mercado de divisas, consideran que los niveles actuales del dólar son excesivos y que en los próximos meses el deterioro de los déficits de Estados Unidos ofrecerá mejores oportunidades de compra.